Lo Que He Visto Y He Oido
By MOST REVEREND WILTON D. GREGORY | Published April 26, 2012
El reporte quinquenal sobre el estado de la Arquidiócesis de Atlanta, que envíe recientemente a la Santa Sede, terminó siendo de más de 220 páginas. Incluía muchas estadísticas e información sobre el crecimiento y desarrollo de la Iglesia local desde la última vez que se entrego el reporte en el año 2004. Estoy profundamente agradecido con todos los colegas de la Cancillería que me ayudaron a preparar este documento.
Las oficinas de la Santa Sede nos proporcionaron un esquema y preguntas guía para su preparación, incluyendo información detallada que buscaban obtener como parte de este documento. Nosotros procuramos recolectar la información en la forma mas precisa posible. En general, fue un reporte sumamente positivo sobre una arquidiócesis que esta en crecimiento y expansión. Nuestra Iglesia local se esta enriqueciendo de muchas fuentes de bendición para su desarrollo y crecimiento. Por supuesto, nuestra comunidad es la razón principal de esta perspectiva de futuro tan positiva, ya sea por aquellos que han llegado de otras regiones del país o del extranjero, ellos son la fuente más importante de nuestras bendiciones y también promesas de un futuro lleno de luz.
A pesar de todas las cosas positivas incluidas en el reporte, yo, como muchos de los obispos de los Estados Unidos soy testigo que el número de matrimonios (tanto católicos como también entre otras religiones) ha disminuido significativamente desde que se entrego el último reporte quinquenal. Este inquietante fenómeno es un indicativo del cambio en actitud de nuestros conciudadanos respecto al matrimonio, y los católicos no somos inmunes a estos cambios. Con mis colegas en la cancillería hemos reflexionado sobre este cambio de actitud respecto al matrimonio, que se ve reflejado en las estadísticas de nuestro reporte. En el pais se han hecho varios estudios y encuestas en relación con esta situacion, que demuestran que muchos estadunidenses simplemente no se están casando, o son mas tolerantes a que las parejas vivan juntas sin estar casados, y muchos, están dispuestos a cambiar hasta la propia definición del matrimonio. Pronto estaremos perfilando algunas estrategias y respuestas para que las parroquias y las parejas puedan responder a esta alarmante realidad.
Una de las maneras en las que podemos apoyar la institución matrimonial es el reconocer y honrar a aquellos que han vivido matrimonios exitosos y comprometidos; como lo hacemos durante nuestra celebración anual de las parejas en sus quincuagésimos y sexagésimos aniversarios. Estas maravillosas parejas son historias reales de matrimonios exitosos, que rara vez se publican porque los medios de comunicación y el público se enfocan mas bien en las uniones que fracasan o que nunca comienzan oficialmente.
Nosotros los católicos gastamos mucho tiempo considerando la falta de sacerdotes y la falta de hombres y mujeres para la vida consagrada, estas son serias preocupaciones; pero aun es mas inquietante la situación del matrimonio en nuestra sociedad y en un mundo en el cual la mitad de los matrimonios terminan en el divorcio, y en donde muchos jóvenes ya ni se preocupan por comprometerse en una unión que públicamente es reconocida y respetada por la sociedad. Una familia sana y estable es un tesoro para la sociedad y un requisito para el desarrollo de los niños. Si la vida familiar es debilitada o no esta presente, el impacto será catastrófico para las generaciones futuras.
Muchos de los estudios disponibles, sobre el tema del matrimonio en nuestra sociedad contemporánea, fueron llevados a cabo por institutos y organizaciones reconocidas y de buena reputación; estos estudios parecen sugerir que el cambio en la actitud respecto al matrimonio se esta expandiendo y su aceptación ha ido en crecimiento. Con base en mis conversaciones con muchos de ustedes, aquí en la Arquidiócesis de Atlanta, sé que esto es una gran preocupación para los padres que ven a sus hijos alejarse de los valores que han sido parte de la sociedad civilizada, valores que habían sido ampliamente aceptados como parte del patrimonio de la cultura judeo-cristiana. Lo primero que debemos hacer es orar para que se pueda revertir esta situación. Segundo, debemos de escuchar y tratar de entender las causas de esta inquietante tendencia. Finalmente debemos articular y testimoniar en formas persuasivas y convincentes el porque el matrimonio permanece como uno de los baluartes de una sociedad sana; esto requerirá paciencia y valor de parte de todos nosotros.