Lo Que He Visto Y He Oido
By MOST REVEREND WILTON D. GREGORY | Published April 12, 2012
“Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos.” (Deuteronomio 6:7)
Este año nuestros vecinos judíos comenzaron su celebración de Pascua el mismo día que nosotros los católicos celebramos el Viernes Santo. El mismo día, ambas familias religiosas fueron llamadas por la amonestación que encontramos en el libro de Deuteronomio que nos exige enseñarle nuestra fe a la próxima generación. Ambas comunidades fueron retadas a enseñarles nuestra fe a nuestros hijos. Durante esta época sagrada del año, los rituales de los católicos y judíos proporcionan varias oportunidades para que los padres y abuelos les enseñen el patrimonio religioso a los niños. Durante la cena Pascual existen preguntas y acciones que tienen la intención de ayudar a los niños judíos a apreciar más profundamente su patrimonio religioso. La Semana Santa ofrece muchas oportunidades para que los niños católicos participen en la riqueza de nuestras tradiciones litúrgica.
La semana pasada, la Catedral de Cristo Rey estuvo llena de niños. Desde la procesión el Domingo de Ramos, con un burro que prefería ser acariciado que procesar; a la narración de la Pasión promulgada por nuestros jóvenes; a la ceremonia del Jueves Santo que trajo a una docena de jóvenes que hicieron su Primera Comunión durante el año pasado a procesar con el Santísimo y a que se les lavaran los pies; a los acólitos que nos ayudaron alrededor del altar durante todos los momentos de oración. Nuestros niños fueron centrales a la oración de la Iglesia la semana pasada. Aprendieron lo que significa ser católico y yo tengo la esperanza que también hayan descubierto muchas cosas sobre su patrimonio religioso. Cuando sean adultos en un futuro, recordaran estos momentos y las cosas que aprendieron de la Iglesia al igual que sus padres y abuelos ahora piensan en su niñez y recuerdan momentos de su propia formación religiosa. La mejor manera de enseñarles a nuestros jóvenes es compartir con ellos el patrimonio de nuestra fe católica.
Sé que algunos padres llevan a sus hijos a misa o a clases de educación religiosa pero ellos mismos no participan en estas actividades. Algunos se compran un café o se van de compras mientras sus hijos asisten a misa o programas de educación religiosa. Estoy sinceramente agradecido que al menos llevan a sus hijos a estas actividades, pero las mejores lecciones se aprenden cuando los padres no solamente llevan a sus hijos sino cuando asisten a estos eventos con sus hijos. En las comidas de Seder de la semana pasada, a través de Atlanta, los padres judíos les hicieron preguntas antiguas a sus hijos que les ayuda a honorar y entender su fe. Padres católicos que llevan a sus hijos a compartir en la liturgia de la Iglesia y a participar en formación religiosa preparan a sus hijos para un futuro en el que ellos compartirán su fe con otra generación de católicos.
Existen muchas fuerzas exteriores en el mundo de nuestros niños, especialmente a través de los medios de comunicación. La única manera en la que la formación religiosa de los católicos tenga la esperanza de ser exitosa es que los padres, que son un importante testimonio para nuestros niños, actúen como tal durante los años formativos de sus hijos. La Nueva Evangelización es un término que hemos escuchado referente a los presentes desafíos que la Iglesia se enfrenta al compartir la fe. Para nuestros jóvenes, la Nueva Evangelización comienza en casa en donde ellos se encuentran rodeados por padres y abuelos creyentes católicos.
“Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos.” Sospecho que el autor del libro de Deuteronomio sabía algo de esto.