Lo Que He Visto Y He Oido
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY | Published February 14, 2013
Ayer comenzamos una de las temporadas más importantes del año, la Cuaresma. Éste, es un tiempo tiene su propia mística, cuyas raíces están arraigadas profunda y permanente en la tradición de la Iglesia y en nuestras propias experiencias personales de otras Cuaresmas del pasado. A pesar de que existen muchas otras celebraciones notables y otras épocas que ocupan el calendario litúrgico, la Cuaresma es única, porque toca algo muy universal en todos nosotros. La Cuaresma tiende a acercar y a inspirar a muchas personas, tanto a aquellas que particularmente no asisten a la iglesia con regularidad como a un gran número de personas que son bastante fieles en su participación en las actividades de la Iglesia.
Desde la imposición de la ceniza hasta el ayuno y la oración intensa, esta época del año parece contener una fascinación especial para los católicos de todas las categorías.
La Cuaresma nos permite creer que todos podemos comenzar de nuevo espiritualmente si nos involucramos en las tres actividades de la oración, el ayuno y las obras de caridad. Esas acciones nos conducirán a la renovación y a la conversión de corazón. Esta temporada nos ofrece a todos la esperanza de que la misericordia de Dios está eternamente disponible para todos aquellos que buscan enmendar y renovar sus vidas. La Cuaresma es una temporada que depende bastante de la virtud de la esperanza.
La Iglesia requiere que observemos ciertos días de ayuno y abstinencia en preparación para la celebración Pascual. Los católicos mayores de 14 años de edad deben abstenerse de comer carne el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de la Cuaresma. Aquellos de nosotros entre los 18 y los 59 años de edad, debemos ayunar (comer sólo una comida completa y si es necesario dos comidas pequeñas para mantener nuestra fuerza y nuestra salud) el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Éstas son las penitencias que debemos observar juntos como católicos durante esta temporada.
Pero, ¿qué hay de otras actividades penitenciales que podríamos y estamos motivados a adoptar como una señal profunda de nuestra renovación espiritual? Sólo cada uno de nosotros conoce aquellas actividades o prácticas personales que constituyen un signo verdadero de sacrificio. Todos estamos invitados a enfatizarlas, como maneras en las que podemos disciplinarnos como un signo de nuestro deseo de responder a la invitación de Dios para la conversión del corazón.
La Cuaresma es también un tiempo en el cual se intensifica la oración. Muchos de nosotros nos comprometemos a asistir a misa diariamente durante la Cuaresma, y de hecho, con frecuencia, logramos cumplir esa promesa. Nuestras parroquias ofrecen otras oportunidades para orar durante la Cuaresma: el recorrido de las estaciones de la Cruz, las novenas y oportunidades para la devoción frente el Santísimo Sacramento. El Sacramento de la Reconciliación tiene un lugar especial dentro del calendario de la Cuaresma. Este momento sacramental de renovación encaja perfectamente dentro del tema y el enfoque de esta temporada. Este año, nuestros sacerdotes han accedido a hacer el sacramento disponible en todas las parroquias el viernes, 22 de marzo. Este tiempo especial, será en adición a los servicios de penitencia programados que normalmente tienen lugar durante la Cuaresma. Agradezco a todos nuestros sacerdotes por este gesto pastoral generoso, cuyo objetivo es invitar a nuestra gente a encontrar al Señor Jesús en el Sacramento de la Reconciliación.
Finalmente, la Cuaresma nos motiva a todos a comprometernos en obras de caridad. La Arquidiócesis de Atlanta es una comunidad muy generosa. He encontrado que los corazones de nuestra gente están claramente dirigidos a servir a los pobres. Tenemos muchas oportunidades de ayudar a aquellos entre nosotros que están necesitados, a las Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Atlanta, a la Sociedad de St. Vincent de Paul, a los esfuerzos misioneros que apoyan muchas parroquias y escuelas, y a las iniciativas ecuménicas que compartimos con otras personas de fe. Estas oportunidades ofrecen diversas posibilidades de incluir a los pobres en nuestras actividades cuaresmales para que ellos se beneficien de nuestras preocupaciones, y a medida que esta temporada lo requiera, continuaremos cambiando nuestros propios corazones.
A medida que nos preparamos para regocijarnos en el Misterio Pascual de la Regeneración de la Vida les deseo a todos una Cuaresma llena de bendiciones.