Lo Que He Visto Y He Oido
By MOST REVEREND WILTON D. GREGORY | Published January 3, 2013
Uno de mis dos sobrinos de California ha estado trabajando en una carrera en la industria cinematográfica y ha encontrado cierto éxito relativamente pronto, así que está bastante entusiasmado y no hace falta decir que me siento muy orgulloso de él. Cuando hablé con mi sobrino durante las vacaciones Navideñas, me dijo que estaba involucrado actualmente en un proyecto que estará dedicado a los Aviadores de Tuskegee. Esos pilotos afroamericanos extraordinarios, desafiaron los estándares de segregación de la época y se elevaron a un estatus militar heroico durante la Segunda Guerra Mundial con la derrota del régimen Nazi. Con el fin de prepararse para el proyecto de filmación, mi sobrino tiene que investigar y estudiar el programa de entrenamiento de Tuskegee que preparó a estos finísimos pilotos estadounidenses. Antes de que él pueda desempeñarse en la gran pantalla representando este momento en la historia, debe aprender acerca de los hombres y las luchas que ellos enfrentaron.
Mientras lo escuchaba, pensé, él está a punto de experimentar la evangelización (involucrando un tema secular). Él debe aprender sobre la historia de estos valientes hombres antes de atreverse a intentar representarlos. Nosotros los católicos hemos sido retados durante este Año de la Fe a redescubrir nuestro propio patrimonio religioso, nuestra fe católica y nuestras raíces espirituales.
Al igual que los Aviadores de Tuskegee, mucho de nuestro patrimonio ha pasado desapercibido por las personas que no han vivido en una época de lucha como ellos lo hicieron. Debido a las normas sociales de su época, el heroísmo de esos estadounidenses pasó en gran parte desapercibido y fue descuidado. Nuestra fe católica también ha sido cubierta en indiferencia por muchos de nosotros. Todos necesitamos redescubrir la fe que es una parte tan importante de nuestra historia.
El Santo Padre ha completado recientemente su obra de tres volúmenes sobre Jesucristo ya que reconoce que la evangelización debe comenzar con un conocimiento profundo y personal del Señor. Jesucristo debe ser algo más que una simple figura histórica; Él debe ser una persona viva para cada uno de nosotros. Debemos llegar a conocerlo, a amarlo y a desearlo como el mismo centro de nuestras vidas. Sospecho que mi joven sobrino estará intrigado por el carácter de los Aviadores de Tuskegee y estará asombrado de los obstáculos que la sociedad colocó ante ellos y su valor para superar esas barreras.
Cuando aprendemos acerca de Jesús, nos encontramos sorprendidos de Su valor, Su coraje y Su personalidad acogedora. Como las escrituras frecuentemente lo documentaron, la gente de su época estaba cautivada por Sus enseñanzas, Su poder y Su compasión, algunos de ellos dejaron todo para seguirlo, algunos de ellos incluso entregaron sus propias vidas por amor a Él.
La Nueva Evangelización es una invitación a redescubrirlo en nuestras propias vidas diarias, para que en un futuro podamos convertirnos en Sus testigos.
Mi sobrino hará la mayoría de su investigación sobre los Aviadores de Tuskegee en el Instituto Tuskegee porque ese lugar es un repositorio principal de su heroísmo e historia. La Iglesia es el único repositorio de la Persona de Cristo, porque Él mismo nos ha designado para cumplir esa función. La Iglesia no es simplemente el archivo de los logros de Jesús; la Iglesia es la continuación de Su presencia en el mundo actual. Somos la comunidad en donde vive el Señor a través de Sus enseñanzas, ejerciendo Su misión y ofreciendo Su manifestación Sacramental. La Iglesia revela a un Señor vivo y nos permite encontrarlo bajo la Palabra y el Sacramento tan verdadero como cuando Él vivió y encontró al pueblo de la Tierra Santa 2,000 años atrás.
La Iglesia no es una comunidad perfecta, pero es una comunidad llamada a la perfección y a esforzarse para cumplir los mandamientos del Señor. Algunas personas eligen destacar las imperfecciones de la Iglesia, las cuales son reales y están en una constante necesidad de sanación. El Señor podría haber elegido otro medio para continuar Su presencia y misión en el mundo, pero seleccionó a una comunidad de seres humanos pecadores e imperfectos para que todos nosotros pudiéramos acercarnos a Él sin dudarlo, con nuestras propias faltas e imperfecciones.
La Nueva Evangelización nos invita a llegar a conocer y a amar a un Cristo verdadero y vivo, para que a través de ese encuentro personal podamos dar un testimonio apropiado de Él. De una manera similar, espero que mi sobrino descubra el carácter espléndido de los Aviadores de Tuskegee, para que pueda representarlos adecuadamente en la pantalla grande como los héroes que fueron para todos los estadounidenses.