Lo Que He Visto Y He Oido
By MOST REVEREND WILTON D. GREGORY | Published June 21, 2012
Como dice el dicho, “Se debe dar reconocimiento a quien se merece el reconocimiento.” Por eso miso, quiero reconocer a los generosos voluntarios, a los patrocinadores, a los predicadores, al clero, a nuestras hermanas y hermanos religiosos, y a mi propio personal de la cancillería por el gran éxito del Congreso Eucarístico de este año, como en años pasados. Personas de todas partes del país y de más allá conocen lo especial que han sido los Congresos Eucarísticos aquí en Atlanta durante los últimos 17 años. Muchos correctamente atribuyen este éxito al difunto Arzobispo John Francis Donoghue que fue quien concibió la idea de celebrar este evento anual y por eso él se considera la figura paterna de esta celebración. Yo personalmente recibí muchas expresiones de agradecimiento por organizar estas reuniones, pero la verdad, el Arzobispo Donoghue y yo tendríamos que reconocer que nuestra gente son quienes hacen que los congresos sean lo que se han vuelto a través de los años – gran momentos de oración y compañerismo. Pienso en la multitud de voluntarios que cuidan a los pequeños, dirigen el tráfico, recogen y entregan a los predicadores, contestan preguntas, y actúan como anfitriones para más de 30,000 personas. Ellos son quienes se merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento. Muchos de los voluntarios no tienen la oportunidad de escuchar a los predicadores, de orar ante el Santísimo, o de disfrutar las exhibiciones, per sin ellos y su ayuda, los que participan en el Congreso no podrían disfrutar este tiempo espiritual. El Congreso de este año atrajo al grupo de participantes más grande en nuestra historia y aun teniendo más trabajo que se tenía que terminar en la misma cantidad de tiempo, las personas entre bastidores lo realizaron de nuevo. Ellos se merecen todo el reconocimiento.
Sin la oportunidad de descansar y tan pronto como el domingo en la tarde inmediatamente después del Congreso, muchos de los voluntarios también ayudaron con la llegada de los obispos Católicos de los Estados Unidos para la junta nacional del mes de junio. Nuestros maravillosos voluntarios fueron anfitriones para la jerarquía Americana y nunca parecieron estar cansados. Mary Elkins, JoAnn y Hugh Hayman y Cyndy Furgiuele literalmente se pasaron días en el vestíbulo del Hyatt Regency en el centro de Atlanta dándoles la bienvenida a los obispos, sugiriendo restaurantes, y arreglando horas de salida. Proporcionamos nuestros propios Ralph Kramdens como conductores de autobuses que llevaban y traían a los obispos en nuestros autobuses de las escuelas desde Hartsfield-Jackson hasta el Hyatt. Algunos de nuestros jóvenes ayudaron a darles la bienvenida a los obispos, a cargar maletas, y a generalmente proporcionar una expresión de bienvenida que hace menos pesado el viaje. Nuestro propio personal de la cancillería ayudó con los medios de comunicación, mensajería, adoración y cuestiones técnicas.
Repetidamente escuche comentarios de muchos de los obispos que decían, “Wilton, gracias por su maravillosa hospitalidad.” El reconocimiento completamente pertenece a quienes ayudaron a 220 obispos a sentir la fe, bondad, y generosidad que yo he llegado a conocer y a amar durante los últimos siete años y medio.
Que orgulloso me sentí de las personas de la Arquidiócesis que dieron generosamente de si mismos no solo una vez, pero dos veces durante una semana muy ocupada en junio. Con la conclusión del Congreso Eucarístico y con todos los obispos de vuelta a sus diócesis quiero agradecerles una vez más a todas las personas de esta maravillosa Iglesia local que dieron tan generosamente de si mismos referente a estos dos eventos especiales y también por la manera en lo que lo hacen a través del año en sus parroquias y con otras actividades de la Arquidiócesis. Ustedes se merecen todo el reconocimiento por la buena reputación que tiene la Arquidiócesis de Atlanta a nivel nacional, la cual esta muy bien merecida. Gracias a todos. Espero que este verano sea un tiempo de descanso y alegría para ustedes y sus seres queridos.