El sábado pasado fui al barbero. Al sentarme en la silla, noté que había en el lugar, un padre joven con su hijo de más o menos tres años de edad. Mientras cortaban su pelo, el niño pequeño estaba sentado junto a mí en silencio (lo cual es asombroso). Más adelante,  fue el turno de su padre en esta misma silla. Al pequeño le fue dado el iPhone de su padre para entretenerse, mientras el segundo recibía su corte de pelo. Me asombró la habilidad, agilidad y facilidad con la que este pequeño manejaba este aparato. Pude observar que el  iPhone tenía un programa con personajes animados de caricaturas y algunos juegos. El niño de tres años de edad movía ágilmente todos los botones en la pantalla para hacer funcionar el programa y reía gustoso con lo que las figuras animadas hacían.

Comencé a darme cuenta de lo que todos los que son padres entre ustedes, probablemente saben mejor que yo. Básicamente que, el mundo que nuestros niños heredarán será inmensamente diferente a las memorias de nuestra propia niñez. Pero lo que me asombró entonces y aun lo hace ahora, fue la edad del niño que manejaba este iPhone (asombro y algo de envidia, ya que sospecho que las habilidades del  pequeño compiten con las mías, no sólo a su edad sino incluso ahora).

Con frecuencia he hablado de esta preocupación con la  Asociación Nacional Católica de Educación, para que les digamos a nuestros publicistas catequéticos, de la importancia de hacer un uso más efectivo y amplio de los medios de comunicación electrónicos en la preparación de los textos religiosos católicos de la próxima generación. Ellos también, ven la necesidad de responder a este ambiente de cambio que los jovencitos de hoy, esperan tener disponible en la medida que aumenta su destreza con las computadoras a una edad cada vez más temprana. Después de todo, el niño de la barbería, tal vez estará más familiarizado con iPads cuando comience su escuela, de lo que estará con los materiales escritos.

En mayo pasado, cuando los obispos de la Región 14 (que incluye la provincia de Atlanta) visitaron las oficinas del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, le hice una recomendación similar al Arzobispo Salvatore Fisichella, presidente de esta nueva agencia, quien tiene la misión de  difundir la nueva evangelización a través de toda la Iglesia. Él coincidió y luego me aclaró que las comunicaciones del  ciberespacio por si solas nunca podrán reemplazar la necesidad de un encuentro personal con Cristo Jesús. Por supuesto que él  está totalmente en lo correcto, pero la Iglesia nunca podrá llegarle a la próxima generación e invitarla a conocer a Cristo Jesús, sin usar más efectivamente las herramientas de las comunicaciones sociales del siglo 21-una depende de la otra.

Finalmente, la nueva evangelización dependerá de cómo usemos los medios de comunicación para invitar y llamar a la gente a conocer a Cristo, a descubrirlo dentro de la comunidad de la Iglesia y a través de los sacramentos, de sus enseñanzas y tesoros espirituales. En la Arquidiócesis, nos reuniremos con el resto de la Iglesia en este Año de la Fe que comienza el 11 de octubre, resaltando a la Madre de Dios que es Fe Personificada.  Nos enfocaremos a través del año Mariano, en sus numerosas manifestaciones a la gente del mundo.  Ella siempre entra a la vida de la gente como una de ellos, identificándose y hablando su idioma y revelándose a sí misma de maneras que honran sus patrimonios. Ella, es la Mujer de la Fe para toda la Iglesia completa.

También usaremos una aplicación para teléfonos inteligentes y tabletas electrónicas que está siendo diseñada por la Arquidiócesis de Atlanta y nos permitirá presentar los eventos de este Año de la Fe, para compartir los recursos de otras diócesis y de la Santa Sede, invitando a nuestros feligreses a interactuar,  contándonos sus historias de fe y sus propios encuentros espirituales con María y todos los santos. Haremos un concurso para destacar los videos más creativos e interesantes de las historias de fe de esta Iglesia local.

Si no están familiarizados con la manera en la que pueden presentar sus historias en el Internet usando la aplicación, pueden preguntarle a un niño. Él o ella los guiará. “Y se dejarán guiar por un niño pequeño” (Isaías 11:6).