Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oido

By MOST REVEREND WILTON D. GREGORY | Published September 27, 2012

Había un entusiasmo obvio  en San Benedicto por las fiestas de celebración de su Aniversario de Plata y la reapertura de la iglesia, cuyo santuario pasó por una renovación en los últimos meses. Esta parroquia maravillosamente prospera, tiene sólo 25 años; ¡sin embargo, su crecimiento asombroso no es nada menos que increíble!

¡Cuando entraba al atrio conmocionado de la iglesia, se acercó a mí, un señor que me dijo que ambos habíamos nacido el mismo día y en el mismo año – él, en la ciudad de Nueva York y yo en Chicago!

Entonces,  este próximo 7 de diciembre, ambos cumpliremos 65 años de edad. Debí haberle preguntado si él había recibido tantos folletos de solicitud de beneficios para retirados, como yo lo he hecho recientemente. Los fieles de San Benedicto, estaban entusiasmados de cumplir 25 años-¿Pero cuál es el entusiasmo de cumplir 65?

Los americanos tendemos a resaltar y tal vez a idealizar la juventud  al mismo tiempo que quizás, tengamos dificultad en envejecer. Jack Benny insistió en tener 39 por más de 39 años, ¡tiempo en el que se mostró renuente a cruzar el punto sin regreso de los 40! Hay alguna gente que puede ser recatada al enfrentar los grandes episodios de planificación de su retiro, ser referido como ciudadano de la tercera edad, ser llamado abuelo o abuela, o incluso reconocer algún cabello gris que aparece sin invitación.  Sin embargo, cada edad que alcanzamos trae su propia gracia. Para los que tienen 25 años de edad, la mayor parte de sus vidas se encuentra delante de ellos y para aquellos que tienen 65, está atrás; pero con seguridad, Dios estará y ha estado presente en cada momento de sus vidas. En nuestra juventud, nos anticipamos a los dones de Dios que llegarán a nuestro camino, mientras aquellos de nosotros que estamos en una etapa posterior, alabamos a Dios por todo lo que ÉL ha hecho en nuestra vida. Cada momento de la vida es una gracia.

La tarde del sábado pasado, la Asociación de Alumnos de la Escuela de Nuestra Señora de Lourdes se reunió para celebrar el centésimo aniversario de la fundación de su querida institución. Mientras la gran parte de los alumnos de mayor edad asistiendo al evento, representaba las clases que se graduaron en los años 1930, cada uno se alegraba del patrimonio entero de aquella escuela, fundada para educar jóvenes Afroamericanos en Atlanta con la gran ayuda de ninguna otra que, Santa Katherine Drexel misma. Muchos tributos sinceros fueron hechos esa tarde en honor a las hermanas, los sacerdotes y el laicado que trabajó generosa y efectivamente por la educación de los estudiantes que tuvieron el privilegio de asistir a esa escuela. Cien años atrás, frente a una oposición segregada poderosa, los fundadores y fundadoras de Nuestra Señora de Lourdes fueron audaces en sus proyectos y los miembros de la Asociación de Alumnos de la Escuela de Nuestra Señora de Lourdes fueron valientes en prometer que el legado de esa institución viviría en ellos, en sus hijos y en sus nietos a través de los valores y los principios que ellos vivan y comuniquen. A pesar de que la Escuela de Nuestra Señora de Lourdes cerró sus puertas en el 2001, su espíritu y patrimonio estuvieron muy vivos el sábado pasado en la tarde.

Las instituciones aproximan la edad de manera diferente a la gente: cumplir 100 años es más noble que cumplir 25, y 200 años son aún más preciados que 100. Las instituciones viven en la gente que ha sido inspirada y formada por éstas. San Benedicto es una parroquia joven, y la memoria venerable de la escuela de Nuestra Señora de Lourdes aún llena los corazones de aquellos que asistieron a aquel establecimiento. Somos una mejor arquidiócesis debido al legado de la escuela de Nuestra Señora de Lourdes, y a la esperanza y el potencial que nos promete para el futuro, la parroquia de San Benedicto.