Encontrando alegría en el liderazgo entusiasta de nuestros niños
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY | Published January 23, 2014
Este año la conmemoración del nacimiento del Dr. King complementa apropiadamente la celebración del 50o aniversario de su discurso más ilustre en el Lincoln Memorial en Washington, D.C.
Las palabras de ese sermón cautivador han sido citadas numerosas veces a través del transcurso de los años. De todos aquellos que hoy citan ese discurso, nadie despierta en nuestros corazones ese escalofrío innegable tanto como los niños, quienes frecuentemente citan aquellas frases reconocidas durante representaciones juveniles. Cuando los niños recitan un fragmento de ese famoso discurso, traen esas palabras al presente y las aplican al futuro de esta nación.
Las palabras del Dr. King inspiraron no sólo a aquellos que vivieron 50 atrás, sino también a aquellos que están vivos hoy, y cuyas vidas ayudarán a formar el mañana.
El sábado pasado, en nuestra misa conmemorativa en honor al Dr. King, nuestros niños interpretaron algunos de los papeles principales. Cantaron y bailaron, y ocuparon partes importantes de la Eucaristía que dirigieron nuestra atención hacia las crueles muertes de las cuatro niñas que fueron asesinadas en el bombardeo de la iglesia bautista de la calle 16 en Birmingham, Ala., en septiembre de 1963. Ninguno de los niños que participaron este año en nuestra misa, estaban vivos en 1963 y tal vez muchos de sus padres tampoco habían nacido en ese entonces.
Este lamentable acontecimiento es simplemente historia para muchas personas hoy en día, sin embargo, nuestros niños enfocaron nuestra atención sobre ese acto trágico y sobre el impacto que tuvo para el Movimiento de los Derechos Civiles.
Luego fue la ceremonia maravillosa de nuestros niños el domingo en la tarde en la escuela regional de St. Peter Claver, que una vez más, se destacó con la presencia de los jóvenes de la escuela de St. Thomas More a quienes se unieron nuestros niños de St. Jude, St. Peter Claver, St. John the Evangelist y la escuela secundaria de Our Lady of Mercy. Mientras nuestros niños cantaban, dirigían el programa, recitaban sus ensayos y mostraban orgullosamente sus obras de arte, nos recordaban lo lejos que hemos llegado en búsqueda del sueño del Dr. King y lo mucho que todavía debemos recorrer para hacerlo realidad.
Los padres (y abuelos) que asistieron este año, representaron la audiencia más grande en la historia de este evento. Ver a sus hijos interactuando entre si y recordándonos a todos la gran alegría que es para la próxima generación asumir el liderazgo en un futuro brillante y en proceso de sanación, se ha convertido rápidamente en momento de orgullo para ellos.
Las cuatro jóvenes cuyas vidas fueron tomadas hace 50 años nunca tuvieron la oportunidad de participar en un programa tan interracial como éste, pero sus muertes ocasionaron que ese momento llegara más pronto para nuestros propios niños.
Algunos jóvenes de la Escuela Marista que asistieron al programa del domingo, me comentaron sobre un proyecto para sembrar flores en cada una de nuestras escuelas para ser testimonio visible de aquellos que murieron durante el Movimiento de los Derechos Civiles. En realidad, nuestros propios niños son flores de vivos colores que han florecido como la justicia y la paz por las que el Dr. King y muchos otros dieron sus vidas. Más allá, ellos parecen haberse convertido ya en un cultivo que continuamente florece y del que todos podemos estar bastante orgullosos.