Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Que esta Navidad sea un motivo para seguir guardando más recuerdos

By BISHOP LUIS RAFAEL ZARAMA | Published December 18, 2013

El tiempo de Adviento, es un tiempo en el  que preparándonos  para la Navidad,  traemos  a la memoria recuerdos, recuerdos que alegran el corazón y nos permiten ser agradecidos con el Señor. Este agradecimiento es una fuerza que busca mejorar y crecer nuestra la relación con el Señor y nos permite ver con alegría las bondades del amor del Señor en nuestras vidas.

La celebración de la Novena o Posada navideña es parte de la tradición  de la familia y  la cultura latina/hispana. Es el rezo durante nueve días congregados alrededor  del pesebre, empezando el 16 de diciembre y terminando el día de Navidad. Estos momentos unen a la familia en la oración y la alegría.

A mi memoria vienen  recuerdos vividos durante estas novenas y celebraciones navideñas,  en donde en una oportunidad reunidos en casa de mi abuelo,  los nietos hicimos la representación del nacimiento del niño Jesús, a  mí me tocó la suerte de representar el burrito de San José, no fue fácil cargar a una de las primas que hizo el papel de María, pero recuerdo especialmente como  ese día vi reír a mi abuelo como nunca antes.

También recuerdo como mi mama después de rezar las novenas, siempre nos daba chocolates que ella ponía en el árbol de navidad, los chocolates estaban contados. En una ocasión ella noto que los chocolates estaban desapareciendo, y como era obvio nos culparon a nosotros  y lo que era peor no nos creían que no lo estábamos haciendo, hasta que una tarde ella descubrió al causante de la perdida de los chocolates, nada más ni nada menos que su papa, ahí en el árbol con dos chocolates en la boca. Ni mi mama podía salir de su asombro ni mi abuelo de su risa por haber sido encontrando con las manos en la masa.

En otra ocasión  para navidad el único regalo que recibimos mis hermanos y yo, fue un pedazo de carbón muy bien envuelto en papel regalo. Pensamos que era parte de un regalo más grande que de pronto necesitaba trabajar con carbón, pero no, fue la recompensa que recibimos a la forma en que nos comportamos ese año.

Hay muchos más recuerdos por supuesto, pero no el espacio para compartirlos, pero cada uno de esos recuerdos y muchos más momentos, son los que me permiten descubrir el Amor en el compartir y  orar en familia. Es la alegría que motiva a ser mejor, para no recibir carbones, sino amor.

En medio de villancicos, rizas, y oraciones nos preparábamos para la esperada Misa de Gallo, o de media noche, con la que terminábamos el Adviento y celebrábamos la Navidad.

Como el Señor obró,  y obra a través de esos momentos, y esos recuerdos son  los que aunque pasados, todavía hoy son vivos, pues traen alegría y esperanza en esa venida del niño Jesús.

Que esta Navidad sea motivo para seguir guardando como María lo hizo, más recuerdos del Amor de Jesús en ese compartir de alegría y oración, con nuestras familias, con nuestros amigos y en nuestras parroquias, porque es a través del rostro del prójimo como Jesús alegra nuestros corazones y hace espacio en ellos para poder habitar en nosotros, y celebrar la navidad.

Feliz Navidad y un Año Nuevo con muchas bendiciones del Señor.