‘No tengan miedo de contraer matrimonio y de comenzar una familia’
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY | Published October 10, 2013
La celebración de 50 y 60 años de aniversario de bodas del otoño se ha convertido en uno de los acontecimientos más felices de nuestro calendario arquidiocesano. Una vez más, la Parroquia de St. Brigid acomodó el evento con su habitual y muy amable hospitalidad. Después de ocho años, la gente ahora planea esta celebración tan pronto como se anuncia la fecha, lo que significa que los hijos y nietos que viven fuera de la ciudad pueden marcar sus calendarios con suficiente anticipación, viajar para estar con sus padres, abuelos y bisabuelos, y honrarlos en su día especial. Durante esta celebración, la gente toma tiempo para decirse mutuamente algunas cosas verdaderamente maravillosas. Un hombre me dijo que su esposa “¡hace que el mundo entero sea algo hermoso!”. Una señora me dijo que su esposo “es el motivo por el cual ella se levanta cada mañana.” Estas expresiones de afecto son un indicio de que la vida familiar continúa siendo un valor fundamental para la gente en todas partes, aun cuando los medios de comunicación podrían sugerir que ésta se dirige rápidamente hacia la era de los dinosaurios.
El día estuvo lleno de sonrisas que provenían tanto de jóvenes como de adultos, a medida que los homenajeados se convertían en centro de atención debido a su amor y fidelidad mutua y al profesado hacia sus familias. Este día está dedicado al regalo de ser una familia, incluso una que enfrenta problemas y dificultades, ¿y qué familia no lo hace? La vida familiar guarda los secretos que traen alegría a los corazones de la gente.
Espero que los jóvenes que acompañaban este día a sus abuelos también escucharan la lección que el Papa Francisco compartió con sus contemporáneos en Asís un día antes de nuestra celebración: “¡No tengan miedo de contraer matrimonio y de comenzar una familia!” Sus abuelos y bisabuelos son una prueba viviente de que la verdadera felicidad podría estar fundamentarse sobre dichas promesas de amor.
Este evento generó muchas sonrisas y lágrimas de alegría, y al mismo tiempo fue también una oportunidad para que algunas personas le jalaran las orejas al arzobispo. Una señora me pidió que ayudara a su párroco a convertirse en una persona más cordial y asequible con la gente de su parroquia. “Él nunca se para afuera de la iglesia a recibir a la gente ¡Él sólo dice su misas y después sale corriendo a esconderse en la sacristía!”
Si yo hubiera sido más astuto en ese momento, le habría sugerido que simplemente urgiera a su párroco a imitar al Papa Francisco quien se ha ganado los corazones de la gente en todas partes simplemente por su cercanía y disponibilidad. Su popularidad ha sido en gran parte el resultado de su calidez y accesibilidad.
Otra dama me dijo que dejara de utilizar lenguaje de género neutral como “¡pareja significativa y compañero de vida!” Me tomó por sorpresa ya que yo no había hecho ninguna referencia de esa clase. Entonces ella me aclaró que no se refería a mí, sino a las muchas otras ocasiones en las que este lenguaje era utilizado. “Yo soy una esposa y él es un esposo, ¡así es como es!” Le aseguré que entendía ese hecho, ¡sin embargo el lenguaje del discurso público no está bajo el control directo del Arzobispo de Atlanta!, pero como en muchas otras ocasiones en nuestro mundo actual, la mejor respuesta a tales desafíos es resaltar las bendiciones del matrimonio y de la vida familiar como tan bien lo hace esta celebración.
El ministerio y el testimonio de las parejas católicas que están comprometidas a ayudar a las familias a fortalecer los lazos de amor y unidad es el antídoto contra el lenguaje de desesperación y de ambivalencia cultural. Estoy profundamente agradecido con todos los que ayudaron a hacer de este evento otro éxito maravilloso. Me gustaría mencionar en particular a los miembros del Encuentro Matrimonial que han asumido esta ceremonia como un asunto personal y un servicio a nuestra familia arquidiocesana.
Desde nuestra última recepción y misa de celebración de 50 y 60 años de aniversario de bodas, he tenido el gran honor de presidir varios matrimonios tanto en la arquidiócesis como en otros lugares, y las parejas jóvenes que he encontrado han sido simplemente personas maravillosas. Sin embargo, a la luz de nuestros homenajeados, ¡ellas son sólo ligas menores mientras que los primeros han alcanzado la Serie Mundial de Amor y Fidelidad!