Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

El espíritu de la Navidad plasmado en un árbol

By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Commentary | Published enero 1, 2016  | Available In English

Durante estos últimos domingos de Adviento tuve la agradable oportunidad de visitar varias de nuestras parroquias y descubrí allí una práctica común. Todas ellas tenían un proyecto activo y en plena marcha llamado “árbol de donaciones”.

La práctica popular de tener un árbol de donaciones (o una bolsa o una lista de deseos) disponible para las personas o familias que deciden comprar un regalo para un niño, una persona o una familia entera para la Navidad se ha generalizado. Es una costumbre muy popular que en esta época del año ciertamente va mucho más allá de nuestras parroquias católicas.

Un árbol de donaciones invita a los jóvenes a desarrollar un espíritu de generosidad y cuidado por los demás. La mayoría de nuestros niños tendrán la bendición de despertar la mañana de Navidad y abrir un montón de regalos bajo su árbol familiar, pero también deben aprender que la Navidad, en definitiva se trata más de dar que de recibir; y que muchos jóvenes y adultos tienen mucho menos que ellos y necesitan mucho más solamente para mantener una vida humilde.

Los árboles de Navidad siempre nos recuerdan el espíritu de esta temporada, un espíritu que nos invita a todos a confiar en la fidelidad de Dios para luego compartir en la abundancia de Su amor. Estos árboles de hoja perenne, son símbolos del corazón de la época navideña y originalmente fueron tomados de nuestros antepasados pre-cristiano germánicos que los habían identificado con antiguos dioses los cuales adoraban allí.

Los cristianos eventualmente tomaron el símbolo del árbol y luego le dieron un significado bíblico. El árbol de la cruz es tal vez el símbolo más importante de nuestros árboles de Navidad adornados con decoraciones y luces brillantes. El verdadero “árbol de donaciones” fue el que Jesús cargó, la cruz que nos trajo la salvación a todos y le dio a toda la creación de Dios una dignidad nueva y maravillosa.

Cuando tomamos un nombre de un árbol de donaciones, seleccionamos un deseo de una bolsa de necesidades o encontramos una manera de proporcionarle a un niño pobre un regalo de Navidad, ayudamos a completar la labor de la Cruz de Cristo en Navidad; ya que Su muerte y resurrección trajeron buenas nuevas a toda la humanidad. En realidad, ese pequeño gesto de bondad, generosidad y misericordia hace que el misterio de la encarnación esté presente en las vidas de aquellos que se benefician de nuestra bondad y amor. Una persona o familia menos afortunada no solo recibe un simple regalo, sino la revelación de que es amada y apreciada.

Si pueden, imagínense por un momento la felicidad pura en los ojos de un joven que recibe la bicicleta que tanto había anhelado pero que pensó que nunca recibiría; la sonrisa en la cara de una madre que puede entonces preparar una comida especial para su familia debido a la bondad de un benefactor anónimo; la calidez en la vida de un anciano olvidado que recibe un bono de regalo que le permite pagar una factura vencida, comprar una simple comida, adquirir un deseo inesperado o simplemente comprar una manta que pueda utilizar para protegerse del frío; entonces sabremos en realidad de qué se trata el árbol de donaciones de Navidad.

Todos nos hemos beneficiado del Árbol de Donaciones más importante, asumido por nuestro Señor para salvarnos de nuestro egoísmo, odio, miedo y pecado que están tan presentes— se llama la cruz. Ninguno de nosotros se lo merecía, pero la cruz nos beneficia ahora más allá de nuestra capacidad de agradecimiento.

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo, les deseo a todos una muy Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de bendiciones.