Un Año Después: Gracias
Published octubre 14, 2010 | Available In English
Fue hace un año, el 7 de Julio del 2009, cuando recibí una llamada del Arzobispo Wilton Gregory que me dejó mudo, sorprendido y confundido. “El Santo Padre te ha nombrado mi obispo auxiliar,” el dijo.
Quedé en silencio. Cuando me pregunto que dijera algo, mi única respuesta fue: Wow! No sé cuál fue su significado, a lo mejor fue una expresión del Espíritu Santo.
Fueron de ahí en adelante 20 días de silencio y guardar el secreto hasta cuando se hizo público el anuncio. El día 27 de Julio fue la fecha que se seleccionó para dar la noticia por el especial significado que tiene para mí; el aniversario de matrimonio de mis papas. La noticia, yo creo, fue un regalo perfecto para ellos.
Mi ordenación se llevó a cabo el 29 de septiembre. Fue un tiempo especial y el comienzo de una experiencia de vida de Fe que continúa haciéndose presente en cada momento en que presido la Eucaristía, las confirmaciones y dedicaciones, y por supuesto en las largas sesiones fotográficas después de cada ceremonia.
También me ha dado la oportunidad de conocer mejor a nuestra arquidiócesis, mis hermanos sacerdotes, y nuestra gente. El compartir con ellos ha sido especial y enriquecedor.
La oportunidad de conocer a los Obispos de los Estados Unidos en las diferentes conferencias y retiros ha sido un privilegió. Sé que entre tantos hermanos obispos me tomara tiempo para empezar a recordar todos sus nombres, pero el saber los nombres de los Obispos de la provincia, yo creo, es un buen avance. Recuerdo una ocasión cuando asistí con ellos a una conferencia en Baltimore, la cual fue mi primera participación en una conferencia para obispos. En ese momento estaba yo un poco confundido y me preguntaba, “¿Que es lo que hacen tantos obispos reunidos en un lugar?”
Después de un año, después del susto, solo puedo agradecer al Señor, por darme la oportunidad de ayudar al Arzobispo Wilton Gregory, mis hermanos sacerdotes, y nuestra gente. No hay suficientes palabras para resumir lo que ha sido este año para mí; como cuando tuve la oportunidad de visitar Colombia, el lugar donde nací, a mi familia, amigos, la gente de Pasto, y a las iglesias en donde como joven fui a misa. Y el poder recordar que cuando era niño (esto es secreto) yo y mis amigos para probar la potencia de una escopeta de aire, disparábamos a los ventanales de la Catedral junto a la casa donde viví.
Ha sido un año lleno de bendiciones y riquísimo en Amor. Le doy gracias a Dios, al Arzobispo Gregory, y a los fieles de la arquidiócesis por la oportunidad que me han dado para poderlos servir.