Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

La ‘hora feliz’ es la ‘hora santa’

By OBISPO BERNARD E. SHLESINGER III  | Published septiembre 21, 2023  | Available In English

El término “happy hour”, el cual traduce hora feliz, fue popularizado por la Marina hace más de un siglo. Los marineros llevaban a cabo actividades relajantes, como deportes y otras formas de entretenimiento para aliviar la monotonía de la vida en el mar.  

Bishop Bernard E. Shlesinger III

Bishop Bernard E. Shlesinger III

Hoy, sin embargo, la búsqueda de la felicidad ha llevado a muchos a elegir formas de entretenimiento que provocan desesperación, depresión y frustración. Son muchos los que están a la deriva en un mar de desesperanza, desilusionados por la promesa de felicidad que propone nuestra sociedad. Como consecuencia, una “hora feliz” no es otra cosa más que un momento para escapar de la monotonía de vivir, consumiendo alcohol y buscando otros pasatiempos que fallan al no abordar una necesidad más profunda, el amor de Dios. 

El derecho a buscar la felicidad que menciona la Declaración de Independencia, ha llevado a nuestra nación a imaginar que este es el mundo que debe hacer feliz a la gente, en lugar de Dios. Hay una gran cantidad de elementos en nuestro menú para elegir, pero al final muchos descubren que ninguno satisfará su anhelo más profundo. Quizás naveguen por Internet y se pregunten: “¿No hay algo más en la vida mientras estoy a la deriva en el ciberespacio?” Lamentablemente, para muchos la vida ya no es algo que celebrar sino una lucha contra la depresión y la falta de esperanza, y el suicidio se convierte en una salida para una vida carente de felicidad. 

Recientemente, Rescue Project vino a Atlanta para recordarnos que vivimos con una narrativa falsa sobre la búsqueda de la felicidad. Se nos recordó que muchos están siendo seducidos para aceptar una narrativa que es contraria a la del Evangelio. La invitación de Jesús, por tanto, continúa siendo más urgente que nunca: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”. 

Pasar una hora orando con Jesús y permitir que nos hable de nuestras esperanzas y miserias es una invitación importante que debemos ofrecer repetidamente a los demás. Jesús dice: “Yo soy la Luz del Mundo”, “Yo soy el Pan de Vida”, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, “Yo soy el Buen Pastor” y “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. 

La hora santa con Jesús finalmente nos llevará a la felicidad. Durante este tiempo de Avivamiento Eucarístico, permitamos que Jesús le hable a cualquier sentimiento de abatimiento que podamos tener. 

El cristianismo es la única religión que cree que Dios se encarna en nuestro mundo y en nuestras situaciones. Dios se hizo hombre para asumir la miseria de cada persona. 

En los evangelios vemos a Jesús abordando la miseria de la mujer samaritana, el recaudador de impuestos Zaqueo, la mujer sorprendida en adulterio, y en la llamada de los discípulos. Jesús les dio a estas personas una nueva perspectiva de la vida, y fe, esperanza y amor. Jesús puede darnos lo mismo si elegimos convertir nuestras horas felices en horas santas de oración.  

Adoptemos una hora santa diaria y acerquémonos al corazón de Jesús. Es allí donde redescubriremos lo que significa ser felices y santos, a medida que nos enamorándonos de él, quien es nuestra vida y esperanza.