Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Los Hechos de los Apóstoles son una guía para nuestro Plan Pastoral

By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Commentary | Published abril 16, 2015  | Available In English

“La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma”.

Estas palabras de la primera lectura del domingo pasado trajeron un vivo recuerdo de mis primeros años como sacerdote. Comencé mi desafortunada homilía, ese domingo en el que esta misma lectura fue proclamada, con una sugerencia de que este pasaje idílico significaba para San Lucas tanto una oración y un anhelo como una realidad cuando escribió sobre la vida de la Iglesia en sus momentos iniciales. Incluso siendo todavía un sacerdote muy joven, yo ya sabía y había experimentado algunos de los conflictos y desacuerdos que casi constantemente eran parte de la vida eclesiástica hace 40 años—y las cosas no han cambiado significativamente desde entonces.

Luego de explicar que la Iglesia siempre posee al Espíritu Santo como nuestra fuente más segura de unidad a pesar de los desacuerdos de la Iglesia, pensé que mi homilía estuvo bastante acertada. Ese día, después de la misa, una persona discrepó enérgicamente y procedió a decirme lo que pensaba. Fui acusado de no aceptar la traducción literal y el significado de la Sagrada Escritura. Recuerdo ese encuentro después de todos estos años ya que ha demostrado mi punto mucho mejor de lo que pudo haberlo hecho mi homilía. La Iglesia es una comunidad que anhela permanentemente la unidad—que anhela experimentar ese solo ser como lo describe San Lucas—pero esa unidad permanece siempre fuera de nuestro alcance en cualquier momento en particular y es el Espíritu Santo quien continúa impulsándonos y guiándonos hacia ese objetivo.

Todo el Libro de los Hechos de los Apóstoles que escuchamos tan generosamente durante la Pascua cuenta la historia del crecimiento y desarrollo de la Iglesia durante el primer siglo. A medida que el mensaje del Evangelio continuaba difundiéndose entre los pueblos más allá de sus orígenes judíos, ellos repetían la misma pregunta que introduce nuestro Plan Pastoral: “ ¿Estoy incluido?”¿Es la Iglesia lo suficientemente grande y lo suficientemente abierta para aceptarme—gentil, griego, o romano? A medida que seguimos proclamando el Evangelio de hoy nunca nos hemos dejado de hacer esa misma pregunta. “¿Estoy incluido?” Soy un padre soltero, viudo, un inmigrante indocumentado, un católico divorciado y vuelto a casar, un católico más tradicional, un convicto, un católico no practicante, un adulto joven que tiene serias dudas sobre las enseñanzas de la Iglesia: “¿Estoy incluido?”

El Libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta la historia de cómo la comunidad inicial de creyentes lidió con cuestiones de inclusión, aceptación, alojamiento y acogida. Estas historias no siempre tenían respuestas o soluciones fáciles. Los apóstoles a veces estaban en desacuerdo sobre enfoques y cuestiones pastorales pero a pesar de los conflictos, la Iglesia siguió creciendo—como ella siempre debe hacerlo y desarrollándose en cada época y en todas las culturas bajo la guía del Espíritu Santo.

Nuestro Plan Pastoral espera responder esa pregunta en el norte y centro de Georgia en el 2015 para quienes se la plantean nuevamente. Nuestra Iglesia debe ser lo suficientemente abierta y acogedora para recibir a todo aquel que busque ser miembro de esta familia de fe. Cómo los recibimos e incluimos será un reto que nos probará y hará crecer. Primero debemos conocer la fe de nuestra Iglesia, esforzarnos por vivirla con integridad—desear difundirla y permitir que la fe de la Iglesia moldee nuestra vida parroquial juntos. Estos fueron los mismos desafíos que la Iglesia Apostólica enfrentó y alcanzó bajo la guía del Espíritu Santo.

“La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma”.

Cada párroco, cada ministro, cada laico debe desear que esto sea una realidad y todos debemos abrir nuestros corazones y almas con entusiasmo para que el Espíritu Santo trabaje para que llegue ese día en el que esas palabras sean cumplidas perfectamente.
Nuestro Plan Pastoral está diseñado para lograr que la Iglesia en el norte y centro de Georgia se acerque a ese día, sabiendo que solo el Espíritu Santo puede alcanzar esa meta. Estamos listos para apoyarnos mutuamente y trabajar bajo la guía del Espíritu para avanzar Su trabajo en nuestro propio tiempo y en estos 69 condados en el norte y centro de Georgia.