Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oído (14 Octubre 2010)

Published octubre 14, 2010  | Available In English

La vida dentro de las habitaciones papales es por lo general asunto muy privado, y rara vez tenemos un vistazo sobre cómo pasa el Santo Padre las pocas horas en que se encuentra a solas sin estar ocupado en la oración, el estudio, o las reuniones privadas. Sin embargo, en ocasiones, recibimos pedacitos de información sobre el Santo Padre relacionada con alguna alegría personal del momento. Usualmente esta información nunca se confirma de forma oficial pero sigue sobreviviendo ayudada por algunas  observaciones casuales persistentes.

Hace ya mucho tiempo que se dice que el Papa Pío XII amaba los canarios y quizás haya tenido alguno que lo deleitaba con su canto. Son muchos los rumores y no podemos descartar la posibilidad real de que a veces el Papa Juan Pablo II se escapaba del Vaticano y pasaba un día esquiando o caminando por las montañas de Italia—especialmente durante los primeros años de su pontificado. Numerosos comentaristas han observado que el Papa Benedicto es amante de los gatos. Esto se conocía públicamente cuando era el Cardenal Ratzinger y le gustaba alimentar a los felinos durante sus caminatas alrededor del Vaticano.

En una fotografía tomada recientemente durante su visita a Gran Bretaña, se lo ve claramente encantado de encontrar un gato llamado Pushkin que vivía en el departamento que alguna vez ocupó el Santo Cardenal John Newman. En esa fotografía, la amplia sonrisa en el rostro del Papa es una prueba más que este Santo Padre siente un cariño real por los felinos. Si hay algún gato en las habitaciones papales todavía es, por el momento, un secreto pontificio. Lo que no es secreto es que este Papa es amante de los gatos.

A principios de este mes muchas de nuestras mascotas fueron bendecidas en el Día de San Francisco de Asís o cerca de esa fecha. La tradición nos cuenta que San Francisco tenía una manera especial  de relacionarse con la naturaleza y con todo tipo de criaturas, y de esto surgió la práctica actual de bendecir a los animales el Día de San Francisco. Los católicos (y de manera especial los niños también) pueden aprender muchas lecciones sobre la belleza y las maravillas de la creación de Dios cuidando de los animales. Enseñándoles a los niños cómo cuidar de los animales es una buena forma para aprender que toda la creación de Dios es buena y merece nuestra dedicada atención.

Vivimos en un mundo cada vez más “verde” donde todos debemos prestar más atención a los preciados recursos limitados de esta tierra que están destinados a ser utilizados con respecto por todos los hombres para que subsistan más allá de nuestra época y necesidades inmediatas. El Santo Padre ha hablado repetidas veces de la importancia de respetar y cuidar de la naturaleza. Bajo su vigilancia se han introducido en el Vaticano varias iniciativas verdes tal como paneles solares en algunos de los edificios antiguos que ahora tienen una rendición energética más eficiente y nos sirven de modelo sobre cómo debemos usar la tecnología para conservar muchos de los recursos limitados de este planeta.

Ahora bien, todavía no se sabe si el respeto que el Papa Benedicto siente por la naturaleza y su afición por los gatos ha cobijado algunas mascotas en las habitaciones papales. Pero es lindo imaginar que el Santo Padre tiene estos residentes invitados de cuatro patas que le traen una sonrisa al rostro; residentes felinos que vienen a verlo de forma regular, no como el Pastor Supremo de la Iglesia Universal o como el Vicario de Cristo, sino simplemente como alguien que se deleita al oír de vez en cuando un ronroneo en las recámaras papales.