Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oído (16 Octubre 2008)

Published octubre 16, 2008  | Available In English

El año pasado, Bert Berding, diácono, vino a mi oficina para pedir mi apoyo para el rally del Rosario, un acontecimiento anual que se iba a realizar este año. Tiempo atrás el rally llegó a ser un evento grandísimo y muy divulgado con los católicos en el norte de Georgia, un grupo pequeño pero muy fiel. Bert Berding no podía disimular su decepción con el hecho de que esta tradición especial había cambiado mucho con los años y el número de asistentes se había reducido. La cantidad de católicos que alguna vez se reunieron en octubre para rezar el rosario ha disminuido significativamente con los años. Yo traté de convencerlo de que este evento singular ha sido remplazado por otras expresiones religiosas que han mantenido a la Madre de María junto a la gente de esta Iglesia regional. Los vietnameses han traído su amor profundo por María con Nuestra Señora de La Vang; los mexicanos nos han traído a La Guadalupana; los franceses a Nuestra Señora de Lourdes; los polacos a Nuestra Señora de Czestochowa, y así muchos otros más. Todos traen un especial fervor y una devoción religiosa por María.

El sábado pasado se celebró el rally del Rosario en la Parroquia Pío X en Conyers. Era muy obvio que la influencia de la gran cantidad de gente nueva en la Arquidiócesis de Atlanta había acarreado sus tradiciones marianas. Se rezó el rosario en cinco idiomas diferentes. La primera parte la recitaban personas en los diferentes idiomas y la segunda parte era la repuesta generalmente en inglés. Bendecimos el nuevo santuario de Nuestra de Señora de Guadalupe en la parroquia y cantamos algunos de los maravillosos cánticos de la comunidad mexicana. Fue uno de los acontecimientos más alegres que he visto como Arzobispo. Creo que el Arzobispo Donoghue, que también estuvo presente, estará de acuerdo conmigo.

No. Puede no haber sido como las tradiciones del rally del rosario que se hacían antes, pero fue un indicio claro de que la gente de la Arquidiócesis de Atlanta no ha disminuido su amor por la Madre de Dios. En realidad, muchos han traído a esta iglesia regional muchas costumbres y tradiciones que se originaron en los lugares de donde viene nuestra gente.

Ya entrada la tarde celebré la renovación de las promesas de las Siervas de María, otro movimiento de espiritualidad laica que predomina en los Estados Unidos. Muchas familias se reunieron en San Benedicto para comprometerse una vez más a vivir sus promesas bautismales en su hogar, parroquia, y comunidad con un amor y devoción más profundos siguiendo el modelo de San Luis de Montfort, un sacerdote de siglo 18 muy conocido por su devoción mariana.

El domingo por la noche la Parroquia San Judas ofició la primera celebración en Atlanta de la Fiesta de Nuestra Señora de Aparecida, la Madona brasilera. La iglesia estaba colmada con nuestros hermanos brasileros que trajeron la imagen de nuestra Santísima Madre bajo el nombre de Aparecida. La mejor parte (según mi humilde opinión) y el símbolo más prometedor era la presencia de tantos niños que celebraban su resplandeciente herencia. Ellos ofrecen la esperanza de que este nuevo festival ocupe un lugar en el corazón de la Arquidiócesis de Atlanta por muchas generaciones, las cuales profesarán su amor característico especial por la Madre de Dios.