Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oído (29 Mayo 2008)

Published mayo 29, 2008  | Available In English

Empecé a pensar que quizás yo tenía una custodia personal que no había solicitado. No es que nunca me he excedido de velocidad excepto en raras ocasiones, pero el flash constante de las luces del tráfico que venía en dirección contraria indicaba que había algún otro control de radar por delante.

La presencia de tantos autos policías hacía que los coches redujeran la velocidad del tráfico que por lo general va rápido; justamente el efecto deseado ante tanta presencia de autos policías. Había una gran cantidad de policías para protegernos, no para acosarnos. Los oficiales realmente estaban desempeñándose como empleados públicos y no intentaban ser una amenaza para nosotros.

El Día de Conmemoración de los Caídos es un feriado nacional que se observa en honor de aquellos que han servido por nosotros en las fuerzas armadas y recuerda en especial a los que dieron su vida para proteger nuestra preciada libertad nacional. Estos empleados públicos son el foco de este día festivo; sin embargo, no puedo dejar de pensar en todos esos hombres y mujeres que sirven al público en tantas formas diferentes cada día.

El Día de Conmemoración de los Caídos hace honor a los que han entregado su vida al servicio de nuestro país. Es un día en que familias y vecinos reflexionan sobre los sacrificios heroicos que tantos empleados de las fuerzas armadas han hecho para defender nuestra libertad. Es bueno que nosotros recordemos a estas excelentes personas y les demos las gracias.

Día a día vivimos con muchos funcionarios del bien común generosos y modestos—oficiales de policía, bomberos, y también miembros de las fuerzas armadas que nos protegen. A veces la protección que ellos nos brindan parece ser una violación grosera de nuestra libertad, pero ellos actúan en nombre del bien común. Los coches patrulleros que hacían reducir la velocidad ayudaban a salvar vidas, aún cuando parecían intimidar y reprimir nuestro comportamiento usual.

El bien común es una realidad que muchas veces está por encima de la libertad personal. Nosotros en los Estados Unidos estamos demasiado acostumbrados a que nuestra libertad personal triunfe por sobre todos los otros problemas, pero en ciertas ocasiones el bien común debe triunfar por encima de la libertad personal.

Cuando entraba con el coche al Cementerio Nacional en el Día de Conmemoración de los Caídos—mucho más cerca sobre la hora de la misa de lo anticipado—continuaba enojado porque la presencia de tantos coches policiales me había demorado mi viaje. Sin embargo, mientras daba la misa por los héroes y heroínas que murieron por nuestra patria, también me acordé de dar gracias por haber hecho un viaje seguro. Los oficiales de policía hicieron que el tráfico del día festivo redujese la velocidad, y por lo tanto, las rutas fueron más seguras para todos los viajeros, yo inclusive. A veces mi libertad personal necesita someterse al bien común que sirve sólo para protegernos a todos nosotros.