Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oido

By MOST REVEREND WILTON D. GREGORY | Published diciembre 22, 2011  | Available In English

He hecho un esfuerzo personal de decir entusiásticamente “Feliz Navidad” cuando alguien me desea el saludo genérico de “Felices Fiestas.” Supongo que para algunos es un gesto inconsecuente pero me he vuelto más y más frustrado con los esfuerzos crecientes de tratar de eliminar cualquier referencia religiosa del 25 de diciembre.

Conocemos bien el argumento común que sugiere que tal saludo inclasificable se da con la intención de no ofender a aquellos quienes tal vez no son cristianos o que tal vez se da para promover un espíritu humanista que nos incluye a todos o aun para reconocer que la fecha del 25 de diciembre es una selección arbitraria, desde que la fecha actual del nacimiento de Jesús tal vez nunca se sepa.

Conozco todos estos argumentos  y también el hecho que los primeros cristianos eligieron esa fecha para expropiar una fiesta cívica Greco-Romana del sol invicto. Reconozco todos estos argumentos pero también sé que esta fecha es parte de la porción más importante del patrimonio religioso de nosotros quienes somos cristianos y quienes consideramos el nacimiento de Jesús el momento central de nuestro patrimonio.

No les estamos pidiendo a aquellos quienes nos desean una Feliz Navidad que acepten nuestra fe,  aunque indudablemente esperamos que pudieran. No deseamos ofender a aquellos quienes practican fes distintas. La Iglesia Católica ofrece saludos públicos a una multitud de comunidades religiosas durante las ocasiones que marcan momentos especiales en las vidas de esas comunidades religiosas comenzando con nuestros amigos Judíos e Islámicos así como nuestros colegas Sij, Hindús y Budistas.  Nosotros como Católicos reconocemos que los creyentes guardan ciertas temporadas como sagradas y públicamente reconocen esos momentos como una expresión de honor a la dignidad y humanidad de las personas quienes aceptan esa tradición de fe particular.

Nosotros los católicos también hemos aprendido esa lección después de que haber sido culpables a través de la historia de no respetar la libertad religiosa de otras personas. Existen demasiadas ocasiones en la historia en donde nosotros fuimos culpables de faltarle el respeto a este aspecto de la dignidad humana y de la libertad de religión de los demás y por eso hemos expresado nuestra pena y remordimiento. El Beato Juan Pablo II fue brillante al reconocer la pena y el remordimiento  de la Iglesia por sus anteriores pecados de discriminación, intolerancia y violencia contra otros quienes no compartían nuestra fe. Personas de todas religiones han infligido demasiada violencia a través de la historia. Pero aun debemos reconocer con orgullo nuestra propia fe y las ricas tradiciones religiosas que nos pertenece como cristianos.

No supongo que los esfuerzos secularistas de hoy en día sean eliminados durante mi vida pero si tengo la intención de continuar a reconocer públicamente el 25 de diciembre como la celebración del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, a la vez respetando el patrimonio de fe de los demás como un símbolo de mi reverencia por ellos como personas de dignidad inherente. Después de todo, esta es la razón por la cual el Niño Cristo nació en la pobreza y oscuridad, para otorgar un sentido de dignidad profundo sobre incluso aquellos quienes no parecen tener valor frente al mundo.

Su muerte redentora y resurrección han otorgado sobre la humanidad una dignidad que no puede ser ignorada, comprometida o negada en ningún momento en la vida de una persona desde la concepción hasta la muerte natural, así como el hecho de que Él nació no puede ser negado. Feliz Navidad mis queridos hermanos y hermanas. Que el 2012 sea un año más bendito y lleno de paz para todos nosotros.