Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Un ‘intercambio alegre’ de diversión destaca la buena voluntad de quienes lideran

By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Comentario | Published mayo 12, 2016  | Available In English

La palabra “¡Boom!” acompañada del típico gesto de la mano es una expresión moderna que ha logrado un alto grado de popularidad. Los jóvenes a menudo la usan para demostrar una exclamación de alegría, satisfacción personal y confianza. Es un gesto jubiloso.

Recientemente el gesto fue utilizado en una comunicación entre el presidente de los Estados Unidos y su esposa y algunos miembros de la familia real británica, volcando la atención hacia el reto de los Juegos Invictus de este año, que se celebrarán esta semana en Orlando, Florida. Estos juegos se hacen a beneficio del personal militar herido de muchas naciones diferentes—incluyendo el Reino Unido y los Estados Unidos. Los Juegos Invictus representan una expresión de sana competencia que realzará el valor y coraje de algunos de nuestros héroes y heroínas militares. Todo está hecho con buen humor y por una gran causa.

La dignidad de nuestro presidente y su esposa y de la Reina Elizabeth II y el Príncipe Harry no se vio comprometida por participar en un intercambio de lenguaje juvenil “informal”. De hecho, la participación de la Reina Elizabeth en el intercambio humorístico y su exclamación “¡oh!, ¿en serio?, ¡por favor!” fue el comentario más cautivador. Es muy refrescante ver a gente importante participar en un intercambio alegre y no tomarse a sí mismos tan en serio. El ser vistos genuinamente humanos y auténticos ayuda en su imagen pública.

Es mi firme convicción que esta es una razón por la cual el Papa Francisco goza de dicha extraordinaria admiración pública — él es un papa que sonríe, se ríe y se toma “selfies”, que sólo sirven para revelar y confirmar su humanidad. Él no es el primer papa en participar en una jovialidad desinteresada, el Papa Juan Pablo I cautivó al mundo durante el también muy breve período de un mes, simplemente sonriendo, y el Santo Papa Juan Pablo II se ponía felizmente los sombreros que muchas comunidades étnicas que él visitaba le ofrecían y a menudo él se reía efusivamente cuando lo hacía.

Él no es el primer papa en participar en una jovialidad desinteresada, el Papa Juan Pablo I cautivó al mundo durante el también muy breve período de un mes, simplemente sonriendo, y el Santo Papa Juan Pablo II se ponía felizmente los sombreros ofrecidos por muchas de las comunidades étnicas que visitaba y a menudo se reía efusivamente cuando lo hacía.

Con esas acciones, todos estos hombres le han recordado al mundo que la oficina de Pedro pertenece siempre a hombres comunes. Ninguno de ellos podría ser acusado de no haberse tomado en serio su trabajo — ellos simplemente no se tomaban a sí mismos demasiado en serio.

El liderazgo siempre ha sido una carga muy pesada para quienes tienen esa responsabilidad.

La tarea se ha vuelto mucho más difícil a medida que algunas personas creen cada vez más que aquellos con autoridad no entienden o aprecian las dificultades por las que pasa la gente común.

Sin embargo, el liderazgo nunca debe privar a una persona de su humanidad, y las figuras públicas han descubierto que una forma de demostrar esa humanidad es participando en acciones que le demuestran al mundo que no han perdido ese toque común.

Un aspecto del liderazgo también pudo haberse facilitado en nuestra era moderna de redes sociales. Reyes y reinas, papas y obispos pueden demostrar su humanidad de maneras que la Reina Victoria o el Papa Pío IX nunca pudieron haberse imaginado, pensado como algo necesario, o incluso deseado.

Los líderes mundiales de hoy pueden utilizar el mundo digital para recordarles a todos, que ellos también pueden reír, pueden ser divertidos y pueden identificarse con muchas de las mismas vivencias de las personas comunes. Tales acciones los acercan más a la gente a la que deben liderar y servir. Reyes y presidentes, papas y obispos pueden crecer más cerca de su gente por medio de estos modernos vehículos de comunicación, que hacen el trabajo mucho más fácil — y en mi opinión personal ¡mucho más divertido! ¡Boom!