Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oído (23 Octubre 2008)

Published octubre 23, 2008  | Available In English

En un principio imaginé que sería sacerdote de parroquia. Me ocuparía de bautizar bebés, preparar a las parejas jóvenes para el matrimonio, visitar a los enfermos, participar en los ministerios sociales de una parroquia del barrio, dedicarle tiempo a los jovencitos en las escuelas, en los programas juveniles y en las clases de educación religiosa. Pensaba que iba a ser un sacerdote similar a los sacerdotes que yo quería y respetaba cuando yo mismo era jovencito. Obviamente Dios tenía otros planes. Pero no puedo creer que alguno de aquellos hombres dichosos, que están viviendo la vida de sacerdote que en un principio yo imaginé, piensa que tiene un trabajo aburrido. Por lo menos, yo rezo para que no piensen que sus vidas son aburridas. A nivel nacional los sacerdotes sobresalen continuamente en las encuestas sobre satisfacción laboral, a pesar del celibato, los escándalos, y la escasez de sacerdotes.

El próximo domingo es el Día Mundial del Sacerdote propuesto por Serra International para reconocer, honrar, y rezar por los sacerdotes que tenemos y por los que esperamos que Dios nos mande en el futuro. Como tantos otros días, semanas, y meses especiales que tenemos en nuestro calendario de hoy, el Día del Sacerdote es un momento en que honramos a un grupo particular de personas—nuestros sacerdotes. También esto nos recuerda nuestra dependencia y necesidad de sacerdotes buenos, entusiastas, santos y alegres.

Una pregunta que un joven puede perfectamente preguntarse cuando está considerando el sacerdocio como vocación es: ¿“Me sentiré satisfecho? ¿Haré una diferencia en el mundo?” La gente joven quiere vivir una vida feliz y satisfactoria; por eso la pregunta del spam me pareció tan tonta. “Aburrido” nunca ha sido una palabra que tuve alguna vez presente en mi trabajo como sacerdote, y mucho menos como obispo. El sacerdocio me acerca a las personas en los momentos más íntimos de sus vidas: nacimiento, enfermedad, matrimonio, sufrimiento, muerte y esperanza.

Nunca podría pensar en otra ocupación que fuese tan diferente cada día como es mi vida de sacerdote. No soy tan ingenuo como para negar los desafíos con que me topo, pero, ¿qué persona honesta puede realmente decir que su vida no está llena de desafíos y dificultades? El Día Mundial del Sacerdote es una nueva actividad para el calendario, y es muy importante para toda la Iglesia. Sus parroquias pueden hacer una oración especial, tener un afiche en el vestíbulo, o pasar una tarjeta recordatoria con una oración para los sacerdotes. Este domingo piensen por unos segundos en estos grandes hombres, ofrézcanles un cordial saludo, y pídanle al Señor de la Cosecha que nos de más sacerdotes; más jóvenes que no quieren sentirse aburridos cuando sirven a Cristo y a su Iglesia. ¡Hasta el spam que no vale nada a veces puede generar una reflexión que valga la pena!