
Atlanta
Obispos de Georgia responden a recientes acciones migratorias
Published febrero 4, 2025 | Available In English
ATLANTA–Los obispos de Georgia y la Conferencia Católica de Georgia, la cual trabaja para promover posiciones de política pública en nombre de la Arquidiócesis de Atlanta y la Diócesis de Savannah, emitieron una declaración el 4 de febrero para dirigir la atención sobre la difícil situación de los refugiados y los migrantes. La declaración es la siguiente:
La Iglesia Católica proclama al mundo que la vida humana es sagrada y su valor intrínseco porque cada ser humano está hecho a imagen y semejanza del Creador. Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. (Génesis 1:27) Esta creencia fundamental impulsa a la Iglesia Católica a pronunciarse sobre cuestiones de vida, no con fines políticos, sino más bien para arrojar luz sobre la belleza y el misterio de la humanidad que compartimos.
Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, habla a menudo de la necesidad que tenemos de ser conscientes de los pobres y marginados en nuestro medio. En su discurso en la conferencia reciente titulada “Por el equilibrio del mundo”, Su Santidad dijo: “Los pobres y los enfermos, los jóvenes y los ancianos, los migrantes y los desplazados, incluso los privados de libertad, deben estar en el centro de nuestras consideraciones, para que nadie quede excluido y todos vean respetada su dignidad humana”. Especialmente durante este Año Jubilar, estamos llamados a unirnos como Peregrinos de Esperanza para centrarnos en nuestra relación con Jesucristo, quien es nuestra esperanza suprema y eterna para el futuro.
Debido a que actualmente hay tanto debate sobre inmigración, nosotros, los obispos católicos del estado de Georgia, queremos volcar la atención sobre la difícil situación de los refugiados y los migrantes que han llegado a nuestro país y viven entre nosotros. La retórica actual sobre el tema de inmigración a menudo demoniza a todos los inmigrantes, causando ansiedad, miedo, acoso e intimidación. Los comentarios infundados y poco caritativos sobre nuestros hermanos que han inmigrado aquí desde otros países no respetan nuestro llamado a reconocer la dignidad humana y deben ser condenados.
Como líderes espirituales, reconocemos la diversidad del rebaño que se nos ha confiado y nos preocupa el bienestar de quienes han inmigrado a Georgia en busca de una vida mejor para ellos y sus familias a través del trabajo honesto. Muchas industrias en nuestro estado, incluyendo la agricultura, la construcción y los servicios residenciales, dependen de la presencia de mano de obra inmigrante y se verían afectadas negativamente por los cambios propuestos en la política de inmigración.
Los inmigrantes a quienes servimos todos los días en nuestro ministerio son personas fieles que están dedicadas a Dios, a la Iglesia, a la familia y a la comunidad. Ellos le dan un rostro humano a la crisis migratoria. Sin embargo, también entendemos y estamos de acuerdo en que quienes llegan a nuestro país con antecedentes penales y aquellos que cometen delitos después de su llegada deben rendir cuentas y ser deportados a sus países de origen.
Deseamos reafirmar la reciente declaración del Arzobispo Timothy P. Broglio (Arquidiócesis para los Servicios Militares, EE. UU.), presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), y el Obispo Mark J. Seitz (Diócesis de El Paso), presidente del Comité de Migración de la USCCB, la cual expresa preocupación por las consecuencias negativas que las recientes órdenes ejecutivas tendrán sobre los más vulnerables entre nosotros, incluyendo los inmigrantes. Nuestra esperanza, especialmente durante este Año Jubilar, es lograr una reforma migratoria que sea fiel a tres principios básicos de la doctrina católica sobre la inmigración: Las personas tienen el derecho de migrar para sustentar su vida y la vida de sus familias. Un país tiene el derecho de regular sus fronteras y de controlar la migración. Un país debe regular sus fronteras con justicia y misericordia. (USCCB, “Enseñanza social católica sobre la inmigración y el movimiento de los pueblos”)
Como católicos compartimos una fe y un bautismo. Como criaturas creadas por el mismo Dios, compartimos la misma santidad de la vida humana. El llamado y el deseo de cada católico, independientemente de su origen nacional o estatus legal, es adorar al Todopoderoso. Oramos para que nuestras iglesias puedan ser lugares donde se sienta la paz que brinda la oración solemne, la gracia que inspira la celebración de los sacramentos y la compasión que genera la confraternidad y el acompañamiento. Los invitamos a unirse a nosotros para orar por nuestro país y sus líderes, para que Dios los bendiga con sabiduría, compasión y abierta disposición a colaborar. También elevamos en oración a nuestros hermanos inmigrantes y a todos los marginados, para que la luz de Cristo los guíe hacia la paz; y rogamos para que durante este Año Jubilar y siempre, tengamos el deseo de caminar juntos como Peregrinos de Esperanza.