Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

De ‘Buona sera’ a ‘Buona Pasqua’

By FATHER LEANDRO NUNES TEIXEIRA | Published mayo 2, 2025  | Available In English

El fallecimiento del Papa Francisco nos tomó por sorpresa en este año jubilar de la esperanza. Sin embargo, es precisamente esta virtud teologal la que nos impulsa a seguir adelante como Iglesia de comunión y misión. 

Father Leandro Nunes Teixeira

Desde hace algunos años, la teología católica ha reflexionado sobre las dimensiones petrina y mariana de la Iglesia. Y a la luz de su pontificado, podemos señalar brevemente otra dimensión que une y complementa a las dos anteriores: la dimensión misericordiosa de la Iglesia. 

Desde su primer saludo, “Buona sera”, hasta su último, “Buona Pasqua”, ambos pronunciados desde el balcón de la Basílica de San Pedro—el primero con tono de bienvenida y el último como despedida—vemos el perfil de un gran discípulo misionero de Jesucristo, quien, durante los últimos 12 años, fue un signo misericordioso mediante palabras y gestos de una teología y un estilo eclesial verdaderamente cristianos. 

Proveniente de la “periferia del mundo”, fue, como pontífice y pastor, un incansable compañero de viaje en tres maneras: 

  • “Delante del pueblo”, señalando con sencillez y autenticidad el camino de una Iglesia “en salida” y misericordiosa. 
  • “En medio del pueblo”, dialogando y manteniéndolo unido sin excluir a nadie, a través de las virtudes de la fe, la esperanza, la alegría y la misericordia—temas centrales de los sínodos y encíclicas de su pontificado. 
  • “Detrás del pueblo”, procurando que nadie quedara atrás, promoviendo el ecumenismo y el diálogo interreligioso, defendiendo el medio ambiente, optando por los pobres y excluidos de nuestro tiempo, y soñando y “clamando” por la paz mundial. 

Todo esto deja en claro que su ministerio petrino fue sostenido por la fuerza del Espíritu Santo en profunda sintonía con el Evangelio y la Tradición viva de la Iglesia de dos mil años—un camino fraterno (syn hodos) marcado por la dimensión mariana de humildad y servicio. 

Desde su “buenas noches” hasta su “felices Pascuas”, fue un Papa plenamente Katholikos (universal; para todos). Su vida expresó al Resucitado, quien nos hace hermanos y hermanas. Nunca se cansó de mostrarnos que debemos ser servidores de todos, constructores de puentes, pobres y para los pobres. 

Como hombre de alegría, esperanza y misericordia, concluyó su pontificado con dignidad, rodeado del santo y fiel pueblo de Dios. Al bendecir la Ciudad Eterna y el mundo entero (urbi et orbi) en el Día de Pascua, nos señaló el rostro misericordioso de Dios que siguirá a através de nuestra entrega y amor por el pueblo de Dios. ¡Aquí estamos orando por ti, como tú siempre nos pediste! ¡Buona Pasqua!