La esperanza no nos defrauda
By ARZOBISPO GREGORY J. HARTMAYER, OFM Conv. | Published febrero 6, 2025 | Available In English
El Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro la víspera de Navidad, inaugurando así el Año Jubilar de la Esperanza. Me conmovió ver a nuestro Santo Padre sentado en su silla de ruedas orando y mirando hacia la gran basílica. En su homilía, el Pontífice dijo: “En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios nos está diciendo a cada uno: ¡también hay esperanza para ti! Hay esperanza para cada uno de nosotros”.
He estado reflexionando mucho sobre la virtud de la esperanza en mis oraciones y meditación. Hemos presenciado muchas señales de esperanza al comienzo de este nuevo año. Vimos la liberación de unos activistas provida que habían sido encarcelados por orar fuera de algunas clínicas de aborto; una vez más, la Marcha por la Vida anual atrajo a miles de personas, de todas las edades y condiciones sociales a la capital de nuestra nación para orar por el fin del flagelo del aborto; y varios proyectos de ley y órdenes ejecutivas han sido aprobados para proteger la vida inocente.
Sin embargo, ha habido otras cuestiones que han suscitado inquietud. La Ley de Protección de Sobrevivientes de Aborto Nacidos Vivos, que garantiza que los bebés nacidos vivos después de un intento de aborto reciban la misma protección de la ley y el mismo grado de atención que cualquier recién nacido, fue aprobada por la Cámara de Representantes, pero bloqueada por el Senado.
En medio de los esfuerzos por combatir la inmigración ilegal, hay miedo e incertidumbre entre nosotros. Como obispo, discrepo de la acusación de que las políticas y el apoyo de los Obispos Católicos de Estados Unidos en materia de inmigración están motivados por intereses económicos personales. ¡Nada podría estar más lejos de la verdad!
Además, la administración de la Casa Blanca ha acusado a Caridades Católicas, que opera en Estados Unidos desde hace más de un siglo, de ser cómplice de albergar a inmigrantes que ingresan ilegalmente a nuestro país. Caridades Católicas ofrece viviendas asequibles, alimentos, nutrición y ayuda en caso de desastres, además de brindar apoyo para la salud, impulsar la fuerza laboral y proporcionar servicios de inmigración.
La presidenta y directora ejecutiva de Caridades Católicas USA, Kerry Alys Robinson, afirmó: “Las personas que perderán el acceso a la atención médica crucial son nuestros hermanos y familiares. Viven en todos los rincones del país y representan a todas las razas, religiones y afiliaciones políticas”. Espero que nunca perdamos de vista la sagrada dignidad de cada vida humana.
No hay duda de que vivimos en tiempos difíciles. Lo vemos en nuestra nación y en nuestro mundo. Sin embargo, en medio de tantos desafíos, somos un pueblo de esperanza.
En su Carta a los Romanos, San Pablo escribió: “¡La esperanza no defrauda!” Estas son las palabras que el Santo Padre ha elegido como tema del Año Jubilar.

Archbishop Gregory J. Hartmayer, OFM Conv., blesses the pilgrim doors at the Church of the Purification in Crawfordville Feb. 2. The church is one of several designated pilgrimage churches for the Jubilee Year in the Archdiocese of Atlanta. Photo by Terry Pickard
En la Bula de Convocatoria del Año Jubilar, el Papa Francisco escribió: “Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Que el Jubileo sea para todos una ocasión de reavivar la esperanza. La Palabra de Dios nos ayuda a encontrar sus razones. Dejémonos conducir por lo que el apóstol Pablo escribió precisamente a los cristianos de Roma”.
En su encíclica En esperanza fuimos salvados, el Papa Benedicto XVI, de bendita memoria, escribió: “Quien tiene esperanza vive de otra manera”. La esperanza cristiana nos implora ver la vida a través del lente de la eternidad, sin importar lo que esté sucediendo en nuestro mundo y en nuestras vidas. En una homilía poco antes de su muerte también afirmó que la esperanza cristiana es como una familia que espera el nacimiento de un niño, llena de la expectativa de una esperanza que se cumplirá y que da a cada momento un significado lleno de gozosa anticipación.
El Papa Francisco ha elegido Peregrinos de esperanza como el tema de este Año Jubilar. Como peregrinos, debemos recordar que estamos haciendo un viaje hacia nuestro hogar celestial, y la esperanza del cielo puede sostenernos en nuestro propio camino. Pero hay mucho más que esperar que un futuro lejano. La promesa de Jesús, “Yo estoy con ustedes siempre”, puede llenarnos de esperanza todos los días de nuestras vidas.
Jesús ha prometido no solo darnos la bienvenida al final de nuestro viaje, sino también caminar con nosotros en cada paso del camino. No importa cuán difícil sea el recorrido, podemos confiar en que él está con nosotros, ofreciéndonos su gracia y fortaleza. Recordé esto de una manera muy poderosa el 27 de enero de este año, cuando el Papa Francisco firmó un decreto para despejar el camino hacia la beatificación de cinco misioneros franciscanos conocidos como los Mártires de Georgia, quienes fueron asesinados por su fe para defender la santidad del matrimonio.
¡La esperanza no defrauda! Espero que todos nos convirtamos en signos de esperanza para quienes nos rodean, incluso en las situaciones más difíciles y desafiantes; y que las siguientes palabras del Papa Francisco nos sirvan de consuelo: “Las tormentas que nos azotan nunca prevalecerán, porque estamos firmemente anclados en la esperanza nacida de la gracia, que nos permite vivir en Cristo y vencer el pecado, el miedo y la muerte”.