Georgia Bulletin

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Gainesville

Feligreses de misión en Gainesville celebran en un “nuevo templo”

By ERIKA ANDERSON REDDING, Especial para el boletín | Published septiembre 12, 2018  | Available In English

GAINESVILLE—La emoción podía sentirse en la Misión San Juan Pablo II.

La música festiva interpretada por voces bilingües dio la bienvenida al Arzobispo Wilton D. Gregory, quien dedicó el nuevo hogar de la iglesia de la misión de San Miguel el 18 de agosto. La entusiasta congregación llenó cada asiento, ocupó cada espacio a lo largo de las paredes y se extendió hasta el área adicional del nártex.

Amelia Seid, front pew right, and her daughter, Sarah, were among the over 1,000 people who filled the new sanctuary at St. John Paul II Mission, Gainesville, during the August 18 Mass of dedication. Photo By Michael Alexander

La misa comenzó con la iglesia a oscuras mientras las lecturas eran leídas en español e inglés a esta comunidad principalmente hispanohablante. El Arzobispo Gregory también dio la bienvenida a la congregación y dio su homilía en español.

La nueva iglesia, aunque impresionante, debe ser más que un edificio, dijo el arzobispo. Debe destacarse como un lugar de gran fe para la ciudad.

“En esta comunidad de Gainesville hay muchos santuarios maravillosos que representan varias y diferentes tradiciones de fe y reúnen a personas de profundas convicciones religiosas. Lo que bendecimos y dedicamos hoy debe ser más que simplemente otro templo o edificación religiosa. Debemos bendecir más que ladrillos y mortero”, señaló. “Sobre todo, he venido a bendecirlos a ustedes y a sus familias y vecinos, cuya bondad y generosidad han hecho posible este proyecto. He venido a alabar a Dios por todos los dones maravillosos de esta familia de fe en particular”.

El Arzobispo Gregory dijo que los feligreses tienen todo el derecho a estar entusiasmados con su nuevo hogar.

“Ustedes están justificadamente orgullosos de su nuevo sitio de adoración, y así debe serlo; pero yo estoy aún más orgulloso de ustedes por permitir que su fe profunda fortalezca estos muros y aporte energía a este proyecto”, dijo, nombrando a muchos de los sacerdotes que han liderado a la comunidad a través de los años. “También estoy profundamente agradecido con ellos por su devoción al pueblo de Gainesville durante tantos años. Me uno a ustedes para agradecerles por su ministerio entusiasta en esta comunidad”.

El arzobispo concluyó su homilía pidiendo bendiciones para todos los que entren a la iglesia.

“Las edificaciones donde las personas adoran a Dios son espacios sagrados, pero la gente dentro de esos espacios es mucho más importante. A medida que le pedimos a Dios que bendiga esta nueva estructura, pidámosle también que derrame sus bendiciones más especiales sobre todos los que se reúnen hoy aquí y los que se reunirán en el futuro y cuyas humildes oraciones dentro de estas paredes los harán sagrados y santos”, expresó el arzobispo en español.

Nueva comunidad de adoración para San Miguel

Seis sacerdotes concelebraron la misa de dedicación junto al Arzobispo Gregory, incluyendo el Padre William Canales, administrador de San Juan Pablo II y el Padre Hernán Quevedo, vicario parroquial. El Padre Tim Hepburn, párroco de la Iglesia de San Miguel y el Padre Gerardo Ceballos, vicario parroquial, también hicieron parte de los celebrantes. Mons. Jaime Barona, quien se desempeñó como párroco de San Miguel por muchos años, asistió para celebrar con la comunidad, junto con el Padre Jorge Carranza, vicario parroquial de la Iglesia de San Andrés en Roswell.

A Marian grotto, featuring a statue of Our Lady of Guadalupe, is located in the narthex at the new St. John Paul II Mission, Gainesville. Photo By Michael Alexander

Durante el rito de dedicación, el Arzobispo Gregory ungió el altar con incienso y aceite santo, después de que el coro cantara la Letanía de los Santos, pidiendo en español oraciones por todos los hombres y mujeres santos. Después de la bendición de las velas, la iglesia fue iluminada.

El Arzobispo Gregory anunció la elevación de San Juan Pablo II a una misión en 2015. La misión era una nueva comunidad de culto sumamente necesaria para San Miguel, que tiene más de 6.500 familias registradas. San Juan Pablo II comenzó en un centro comercial y operó una tienda de segundas y un banco de alimentos en Shallowford Road en Gainesville.

La nueva iglesia de 27.000 pies cuadrados está ubicada en un terreno de 18 acres en Browns Bridge Road y puede albergar a 2.000 personas. También tiene cuatro aulas de clase, una cocina comercial, cuatro oficinas, dos cuartos de reconciliación, una habitación para las familias con niños pequeños y una capilla.

El Padre Canales dijo que aunque la iglesia era una edificación hermosa, ese no era su único deseo.

“Mi sueño es la salvación de todos ustedes. Mi sueño es que vayan al cielo. Ese es mi sueño”, dijo.

El Padre Canales hizo referencia al Salmo 116, que pregunta cómo podemos corresponder al Señor por su bondad.

“Levantaremos la copa de la salvación en todas y cada una de nuestras celebraciones en la Iglesia. Invocaremos el nombre del Señor, dándole gracias por todas las cosas que ha hecho por nosotros”, dijo. “Señor, en nombre de la comunidad de la misión San Juan Pablo Paul II te damos gracias por tu amor incondicional. Quisiera también agradecer al Arzobispo Wilton Gregory por su presencia hoy, por su apoyo y por sus oraciones”.

Un proyecto especial

El Programa de Proyectos Especiales de la arquidiócesis financió la construcción de la iglesia de la misión. San Juan Pablo II fue uno de los tres primeros beneficiarios del innovador programa de financiamiento, guiado por el Comité de Supervisión de Proyectos Especiales (SPOC por sus siglas en inglés).

El Programa de Proyectos Especiales es producto del Plan Pastoral Arquidiocesano de 2015.

El crecimiento en algunos lugares superó el espacio físico disponible. Algunas parroquias y misiones no tenían suficiente espacio en sus iglesias para la congregación y prácticamente ningún dinero en el banco para remediar la situación.

Los miembros del comité de supervisión diseñaron un proceso de aplicación donde los solicitantes tenían que demostrar al menos un año de saturación en sus misas y programas de educación religiosa con fondos mínimos para pagar por la ampliación.

A stained glass window film, depicting the Last Supper, can be seen high above the altar at St. John Paul II Mission in Gainesville. Photo By Michael Alexander

Las parroquias o misiones aprobadas por el Programa de Proyectos Especiales deben recoger el 10 por ciento del costo antes de que el resto sea financiado. Una vez los proyectos hayan sido completados, los beneficiarios deben pagar al fondo para que otros proyectos puedan comenzar. Un pago de alquiler mensual a la arquidiócesis conducirá a la adquisición eventual del edificio.

Los otros receptores iniciales de los fondos del SPOC fueron la Iglesia de Santa Bernadette, en Cedartown y la Misión de Nuestra Señora de las Américas, en Lilburn.

Muchos feligreses y miembros del personal de San Juan Pablo II expresaron su alegría por tener una nueva iglesia.

“Para mí, tener una nueva iglesia es tener la oportunidad de compartir mi fe más abiertamente y sin limitaciones”, dijo Laura Lomeli, directora de la escuela de religión. “Es tener un lugar digno para que nuestra comunidad puede reunirse como una, para dar gracias y alabar a nuestro Señor”.

Para Lorena Marceleno, secretaria del Consejo de Finanzas, la nueva iglesia es el cumplimiento de la promesa de Dios de que junto a él nada es imposible.

“Nosotros en la Misión San Juan Pablo II nos animamos mutuamente a incrementar nuestra fe, a orar con y por otros, a aprender y ensañarnos unos a otros y a establecer ejemplos a seguir, retos a asumir y tareas urgentes a realizar”, dijo. “Todo esto forma parte de nuestra comunidad. (Este) es nuestro nuevo templo por el que hemos esperado más de 10 años”.

Francisca Pedra, una voluntaria y colíder evangelizadora, está particularmente agradecida con quienes han liderado la misión.

“Poder celebrar en una iglesia nueva es una bendición. Cuando el padre (Canales) anunció los planes de la nueva iglesia, no sabía si mis ojos iban a verlo, y haber sido parte de esto, es una verdadera bendición”, dijo. “Para nuestra comunidad, esto es un sueño hecho realidad. Estamos agradecidos por nuestros sacerdotes, que son un regalo de Dios, ellos son humildes y trabajadores, siempre se preocupan por sus ovejas y trabajan duro para que toda la comunidad pueda reunirse en un mismo lugar, para adorar a nuestro Señor. Somos verdaderamente bendecidos”.