Georgia Bulletin

Noticias de la Arquidiócesis Católica de Atlanta

Photo by Patrick Blonski
The cast and crew of “Triumph of the Heart” work on scenes about the end of St. Maximilian Kolbe’s life. St. Maximilian Kolbe, a Polish Franciscan priest, was martyred in a starvation bunker at the German concentration camp, Auschwitz, in 1941.

Atlanta

Cineasta católico experimenta ‘Triunfo del Corazón’

By SYLVIA DORHAM | Published agosto 26, 2025  | Available In English

ATLANTA—Patrick Blonski, de 34 años y residente de Atlanta, conoce varias cosas sobre la industria cinematográfica. 

Graduado de la Escuela de Cine de la Universidad Estatal de Pensilvania e hijo de inmigrantes polacos, este videógrafo católico llegó a Georgia en 2019. 

«Un colega de Filadelfia me dijo que Atlanta era un sitio prometedor para la industria del cine y que era más barato que Nueva York o Los Ángeles, así que vine», comentó. 

Trabajando por su cuenta en la zona durante varios años, Blonski conoció a Catholic Creatives, un grupo de artistas católicos con sede en Dallas, cofundado por el cineasta Anthony D’Ambrosio. Allí, se enteró de un proyecto que presentaba los últimos días de San Maximiliano Kolbe, un sacerdote franciscano polaco que fue martirizado en un búnker de exterminio por inanición en el campo de concentración alemán de Auschwitz en 1941.

En 2023, D’Ambrosio le envió un mensaje a Blonski invitándolo a formar parte del equipo de filmación de voluntarios de la película «El triunfo del corazón».

«Anthony decidió que la única manera de hacerle justicia a la película era hacer el rodaje en Polonia», indicó Blonski, quien describió la cultura polaca como un lugar donde «la gente ama la historia de San Maximiliano Kolbe. Él está arraigado en el corazón de la gente».

Polonia, explicó Blonski, es una tierra donde las películas religiosas son comunes. D’Ambrosio logró ponerse en contacto con una productora de video polaca, un productor ejecutivo y actores en Polonia. Era evidente que el Espíritu Santo lo estaba guiando para que filmara la película allí.
 

«Cuando Anthony me contactó, estaba en una situación financiera difícil. El mercado de trabajo independiente se había agotado y estaba tratando de averiguar cómo pagaría todas mis facturas y un vuelo a Polonia. Mi ángel de la guarda me dijo: “Solo di que sí”, así que le escribí un mensaje a Anthony y le dije que lo haría».

Fue un acto de fe.  

«Trabajar en un proyecto arraigado en la fe, en la tierra de mis raíces, me llenó de alegría», dijo. Resultó que Dios le proporcionó un tiquete a Polonia a través de un empleado de la aerolínea.
 

Blonski no fue el único que dio un salto de fe para hacer la película. Muchos de los asistentes de producción pagaron sus propios vuelos y trabajaron durante dos meses sin remuneración alguna, comentó.  

Un escenario único   

Cuando Blonski llegó a Polonia, descubrió que el equipo de filmación voluntario tenía una gracia especial. 

«Todos estaban haciendo todo tipo de trabajos diferentes, lo cual es muy inusual en la industria cinematográfica. Era como una familia o una comunidad parroquial. Teníamos nuestros trabajos, pero nos ayudábamos mutuamente o nos pedían que hiciéramos algo no relacionado. Era un grupo de personas inusuales que se unieron y se consolidaron en un gran equipo muy flexible», dijo. 

El equipo se benefició de la amabilidad y la ayuda de la comunidad local, un aliado importante, porque hubo obstáculos desde el principio. Blonski, cuyo polaco es fluido pero limitado, tuvo que conducir coches, filmar escenas, contratar asistentes de producción locales y traducir. 

«Hubo un día que tuve que buscar tres perros pastores alemanes entrenados para una escena de Auschwitz: ¡mañana!». Blonski rió al recordarlo y mencionó otra anécdota.

«Hay una escena en la que los prisioneros se comen una rata. Es un momento asqueroso, pero hermoso, porque San Maximiliano detiene su comportamiento salvaje para rezar una oración antes de comer, antes de compartirla», recordó. 

«Todos mirábamos a la directora artística, preguntándonos qué iba a preparar en una hora para una rata comestible. Se le ocurrió el prosciutto y lo envolvió alrededor de un perro caliente. Tomó una especie de pañuelo que parecía de piel y una zanahoria vieja y empapada como cola. Cuando mordieron el prosciutto, era elástico y se parecía mucho a un animal».

«Teníamos la sensación de que estábamos a salvo y de que Dios estaba sosteniendo este proyecto», dijo. «Todo siempre salía bien, y no solo salía bien. Rodamos con esa rata y se veía fantástico. Esa era la naturaleza del proyecto». 

Peregrinación espiritual

El rodaje dio espacio para que la gracia de Dios obrara en la vida de los actores y el equipo.

«La película fue como trabajar en una peregrinación», señaló Blonski.

«Estuvimos juntos dos meses. Nos conocimos y crecimos juntos. Algunos eran nuevos en el cine, otros en el cristianismo. Era un microcosmos de la sociedad en general».

«Antes de rodar por la mañana, todo el equipo rezaba una breve oración y tenía un momento de reflexión dirigido por Anthony. No todos éramos católicos, pero era importante recordar que estábamos filmando sobre personas reales. De esa manera, Anthony trató el sitio de la filmación como si fuera sagrado». 

Christopher Sherwood, el actor que interpretó el antagonista, describió lo que vio a través de los ojos de su personaje, un comandante alemán: «Casi sentí envidia de los actores que interpretaban a prisioneros porque tenían una hermandad. Los puse en el búnker de exterminio por inanición para que se comieran entre sí, pero San Maximiliano Kolbe los unificó». 

Blonski recuerda haber sentido envidia de los prisioneros, también.   

«Fue por la camaradería que tenían. Eso es poderoso, considerando nuestro mundo. Algo tan simple como ser amigo y construir una comunidad no tiene precio».

«El último día, Anthony meditó y agradeció a todos. Uno de los directores de arte le dijo que, gracias a este proyecto, volvería a la Iglesia. Escuchamos mucho eso. Saber que alguien quería ir a la Iglesia gracias a la película demuestra el poder de contar estas historias», expresó.  

«Espero que la película se convierta en algo popular lo suficientemente fuerte como para estrenarse en muchos cines. Algunos milagros ocurren gracias a nuestra participación; ese será el éxito de esta película, si la gente corre la voz y va a verla. Espero que quienes tienen el corazón endurecido se reconcilien un poco después de verla». 

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