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Caridades Católicas de Atlanta celebra 50 años de servicio de reasentamiento de refugiados
By NATALIA DURON, Redactora | Published agosto 11, 2025 | Available In English
ATLANTA—Durante décadas, Caridades Católicas de Atlanta (CCA) ha ayudado a miles de refugiados a reconstruir sus vidas en Georgia. Este año, el programa está cumpliendo 50 años de servicio, incluso cuando aumenta la incertidumbre del futuro del reasentamiento de refugiados.
El programa comenzó en la década de 1970, ayudando a familias que huían de la guerra y la persecución política en Vietnam. Desde entonces, CCA ha brindado servicios a refugiados de Afganistán, Ucrania, Birmania, Siria, la República Democrática del Congo, Venezuela y muchos más.
«Caridades Católicas de Atlanta siempre ha creído que parte de su misión está ligada a la enseñanza de Cristo de acoger al extranjero y amar al prójimo», afirmó Alison Hernandez, directora jefa de servicios para refugiados.
En los últimos 50 años, el programa se ha expandido «para satisfacer las necesidades de nuestros nuevos estadounidenses», añadió Hernandez. Según CCA, el año pasado brindaron más de 7000 servicios. Entre estos se encuentran el empleo, la educación y la vivienda.
De refugiada a defensora de derechos
Hawa Bello llegó de la República Centroafricana en 2013 con su madre y cuatro hermanos. Bello y su familia se reasentaron inicialmente en Wisconsin, pero a los pocos días se mudaron a Georgia, donde CCA les ayudó a empezar de cero.
«Mi familia y yo vinimos a Estados Unidos en búsqueda de seguridad, protección, oportunidades educativas y un nuevo comienzo», indicó Bello. «La agencia de reasentamiento de CCA fue fundamental para ayudarnos a adaptarnos a nuestra nueva vida. Nos asistieron para encontrar una vivienda estable, matricularnos en la escuela y acceder a recursos esenciales».
Bello, quien usa silla de ruedas, recibió apoyo para su movilidad y asistencia educativa a través de CCA. La familia recibió asistencia con cupones de alimentos, Medicaid y apoyo laboral.

Hawa Bello and her family arrived from the Central African Republic in 2013. Bello serves as a community health coordinator for Refugee Women’s Network and is committed to helping immigrant and refugee families. Photo courtesy of Hawa Bello
Las dos hermanas menores de Bello se unieron al Programa Juvenil Extraescolar de Caridades Católicas, que jugó un papel clave en su desarrollo.
«El programa tuvo un impacto duradero en su crecimiento académico y personal», dijo la joven.
«Se les asignó mentores que las apoyaron más allá del aula, ayudándolas a obtener confianza y resiliencia».
El apoyo de CCA sentó las bases para su éxito futuro. Gracias al programa, los cinco hermanos pudieron asistir a la escuela, graduarse de la preparatoria y, eventualmente, obtener títulos universitarios.
Bello se graduó de la Universidad Estatal de Georgia con una licenciatura en salud pública. Actualmente es coordinadora de salud comunitaria para la Red de Mujeres Refugiadas.
La joven está comprometida a continuar la misión de CCA de «mejorar la vida de las familias inmigrantes y refugiadas mediante iniciativas de salud pública culturalmente congruentes».
«Los servicios que ofrece CCA, incluyendo el apoyo para la vivienda, la asistencia para matricularse en la escuela, la inserción laboral y la mentoría juvenil, fueron esenciales para ayudarnos a reconstruir nuestras vidas», afirmó Bello. «Hoy, estamos orgullosos de ser independientes y contribuir a nuestra comunidad».
Un camino hacia el sacerdocio
El Padre Tri Nguyen, párroco de la iglesia Our Lady of the Mountains en Jasper, llegó a Atlanta en 1993 con su familia a través de una iniciativa estadounidense de reasentamiento llamada Operación Humanitaria.
Su padre, un exoficial survietnamita, estuvo preso en un campo de reeducación por casi 10 años después de la guerra.
«Caridades Católicas de Atlanta estuvo desde el inicio para ayudarnos con todas las necesidades de una nueva vida», dijo Nguyen. «Nos ayudaron a encontrar un apartamento, ayudaron a mi padre a encontrar trabajo y nos ayudaron a mis hermanas y a mí a inscribirnos en un programa de inglés como segundo idioma».
A los pocos meses de su llegada, la familia se afanó para apoyarse mutuamente. El Padre Nguyen trabajó en la carpintería de su tío, su papá consiguió un empleo en una fábrica y sus hermanas en un salón de uñas.
Más adelante, el sacerdote asistió a Dekalb College, ahora la Universidad Estatal de Georgia, mientras trabajaba también en una fábrica de ropa.
El sacerdote recuerda con gratitud sus primeros días en los Estados Unidos. Uno de sus mejores recuerdos proviene de su participación en la iglesia Our Lady of Vietnam en Riverdale, donde fue voluntario como líder juvenil.
Aunque comenzó a discernir su vocación mientras aún estaba en la escuela secundaria en Vietnam, no fue hasta después de dos años en Atlanta que se unió formalmente a los Salesianos de Don Bosco en Nueva Jersey.
Posteriormente, continuó su camino sacerdotal en la Arquidiócesis de Atlanta, donde fue ordenado en 2008.
«La experiencia como refugiado me ayudó a ser agradecido y a esforzarme para aprovechar cualquier oportunidad que se me presentara», dijo el sacerdote. «Haber crecido en una cultura diferente y haber recibido educación y formación religiosa en otro país amplió mis perspectivas y conocimientos sobre la vida, la fe y la Iglesia».
Como párroco de la iglesia Our Lady of the Mountains en Jasper, el Padre Nguyen continúa aplicando en su ministerio las lecciones de su reasentamiento.
«Mi familia y yo estamos eternamente agradecidos por la ayuda que recibimos de Caridades Católicas de Atlanta», enfatizó. «Para que el clero y los feligreses sigan apoyando este valioso programa, creo que el primer y muy importante paso es compartir las historias reales de inmigrantes y refugiados”.
El servicio continúa en medio de los reveses
Kate Walker, directora jefa de iniciativas estratégicas de CCA, ha trabajado en la organización durante 15 años. Su primer trabajo fue como profesora de inglés y coordinadora de campamentos de verano para jóvenes refugiados.

Ramad was among the many refugee children who attended Catholic Charities Atlanta’s Read to Succeed event in April where they could select free books. Photo by Julianna Leopold
«Trabajar con familias de refugiados es muy inspirador», dijo Walker. «Ver a las personas comenzar de cero en un nuevo lugar con muy pocos recursos, y ver cómo se estabilizan, se vuelven autosuficientes y prosperan es asombroso y gratificante».
Durante el último año, el programa ha enfrentado repetidos desafíos. A principios de este año, el Departamento de Estado rescindió su contrato con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) para el reasentamiento de refugiados, cancelando así cualquier asistencia a las agencias de Caridades Católicas.
En abril, la USCCB anunció que en el otoño terminaría su labor federal de reasentamiento de refugiados, poniendo fin a décadas de servicio e iniciando despidos en toda la red nacional.
La USCCB y las agencias de Caridades Católicas, incluyendo la de Atlanta, perdieron millones en reembolsos sin pagar.
«Si bien esta labor de reasentamiento ha finalizado por ahora, el compromiso de CCA con el servicio a nuestros hermanos refugiados se mantiene firme», declaró Hernández. «A pesar de los despidos posteriores, hemos podido mantener un pequeño equipo que continúa impulsando la labor».
Hernández compartió que hoy en día, CCA sirve a familias refugiadas a través de programas de adaptación social, desarrollo laboral y apoyo para la inserción laboral, clases de inglés para adultos, programas extraescolares y de mentoría para jóvenes, y acceso a servicios legales de inmigración.
Para el personal y los voluntarios de CCA, la labor siempre ha reflejado las enseñanzas fundamentales de la Iglesia.
«Damos la bienvenida al extranjero», dijo Walker. «Estamos llamados a amar y a servir. El reasentamiento de refugiados hace precisamente eso».
Incluso sin contratos federales, CCA mantiene el compromiso con sus familias y sigue inspirándose con sus experiencias.
«Los refugiados son diversos en cuanto a su origen, su estatus socioeconómico anterior, su idioma y sus habilidades laborales», indicó Hernández, «pero todos tienen en común que se vieron obligados a huir de todo lo que conocían y dejarlo atrás. Las personas que acuden a nosotros en búsqueda de ayuda me inspiran muchísimo».