Atlanta
Panelistas comparten experiencia de ‘despertar’ a injusticia de pena de muerte
By ANDREW NELSON, Staff writer | Published febrero 22, 2018 | Available In English
ATLANTA—Alrededor de 400 personas escucharon las experiencias de líderes religiosos y legales en un panel de opositores a la pena de muerte, el cual tuvo lugar en la iglesia episcopal de Holy Innocents el 15 de febrero.
El panel estuvo conformado por un ex magistrado de la corte suprema de Georgia, un abogado que representa a un preso condenado a muerte, la Hermana Helen Prejean, CSJ, reconocida autora y activista contra la pena de muerte y diversos líderes espirituales de iglesias católicas y episcopales del norte de Georgia.
El evento de la noche incluyó una recepción que ofreció la oportunidad de autografiar el libro, “Un caso por la vida: Justicia, misericordia y pena de muerte”, al cual contribuyeron con ensayos tres de los panelistas.
Los esfuerzos de abogacía de la Hermana Prejean se hicieron famosos en su libro, “Un Hombre muerto que camina: El testimonio de la pena de muerte que causó un debate nacional”, uno de los más vendidos de 1994, el cual se convirtió en una película titulada, “Pena de Muerte”, que fue ganadora del Óscar. La hermana compartió la historia de su comienzo como líder de educación religiosa en una parroquia suburbana, luego sirviendo en proyectos de vivienda pública en New Orleans y estando expuesta al sistema de justicia penal. Hija de un exitoso abogado de Baton Rouge, dijo que aprendió de los residentes que la ley funciona diferente para los pobres y para los ricos.
“La cultura cierra nuestros oídos” a la injusticia, mencionó, pero el Evangelio despierta a las personas.
“Despertar es una gracia”, añadió. “Nuestra vida toma una dirección diferente”.
Dijo que su ministerio a reclusos condenados a muerte surgió sin previo aviso. Un día una mujer le pidió simplemente que le escribiera a un preso, y luego, a medida que aprendió más sobre el sistema jurídico el ministerio comenzó.
“Cuando Dios nos llama, hacemos lo poco que nos corresponde”, dijo.
También mencionó que estar con aquellos condenados a muerte la expuso al “ritual secreto” de las ejecuciones. Explicó que escribió su libro para volcar las miradas sobre lo que ocurre detrás de puertas cerradas.
La Hermana Prejean escribió “Pena de muerte” hace ya más de 20 años, pero se ha adaptado al cambio de los tiempos. Ella comparte su ministerio casi a diario con cerca de 67.000 seguidores en Twitter.
En 2016, el estado de Georgia ejecutó a prisioneros a un ritmo acelerado. Según el Centro de Información de la Pena de Muerte, nueve hombres fueron ejecutados ese año y uno fue puesto a muerte en 2017.
El ritmo de estos asesinatos incomoda al Arzobispo Wilton D. Gregory, quien participó en el foro del panel. Residente de Georgia por doce años, el arzobispo dijo que disfruta viviendo en la comunidad, a excepción de la pena de muerte.
“Tenemos un estado maravilloso. Solo desearía que no fuera tan agresivo al imponer la pena de muerte”, comentó.
El Arzobispo Gregory añadió que escribe con frecuencia a la Junta Estatal de Indultos y Libertad Condicional solicitando a sus miembros conmutar las sentencias de los condenados a muerte a sentencia de cadena perpetua. Dijo que las personas que son culpables de delitos graves pueden ser castigadas sin inyección letal.
En su discurso, el Arzobispo Gregory mencionó que la Iglesia Católica ha evolucionado en cuanto a la pena capital, con declaraciones de los últimos papas a partir de San Juan Pablo II y en el Catecismo de la Iglesia Católica en 1992. Dijo que en ese entonces el Papa listó por primera vez la pena de muerte junto al aborto y la eutanasia, dando a los tres temas igual peso moral. Añadió que la doctrina de la Iglesia se ha movido de una posición de ser “permitida, pero no preferida” a “contraria al Evangelio” como lo ha señalado el Papa Francisco.
El Obispo Episcopal Robert C. Wright, dijo que él también pasó por un proceso de “despertar” a la injusticia de la pena de muerte. Que a menudo las víctimas, los sobrevivientes y los prisioneros se enfrentan unos a otros.
“La venganza y la justicia son dos ideas diferentes”, mencionó.
Él señaló que los hombres y las mujeres que están tras las rejas son hijos de Dios y tienen dignidad detrás de ellas. El hecho de que personas inocentes estén condenadas a muerte también debe persuadir a los partidarios de la pena de muerte, añadió. Dijo que los reclusos han sido exonerados cuando el ADN y otras pruebas científicas han demostrado que el condenado no cometió los crímenes.
El Centro de Información de la Pena de Muerte lista 161 personas condenadas a muerte que fueron absueltas más tarde de todos los cargos relacionados con el crimen.
Dos personas relacionadas a Kelly Gissendaner, una mujer de Georgia ejecutada en 2015, participaron en el panel. Gissendaner fue la primera mujer en ser ejecutada en 70 años en el estado.
Norman Fletcher, magistrado jubilado del Tribunal Supremo de Georgia, dijo que la pena de muerte es moralmente indefendible. Fletcher, quien continúa sirviendo como abogado en Rome, Georgia, se retiró en 2005 después de servir durante 15 años en la corte.
“Cuando la gente es informada, entiende que es un castigo excesivo. Tenemos otra forma de hacerlo”, comentó.
Fletcher mencionó que el papel de Gissendaner en el asesinato de su esposo no fue proporcional a su sentencia, si consideramos que la pena de muerte está reservada para los crímenes más atroces. Su amante, Gregory Owen, cometió el asesinato. Él está ahora cumpliendo una sentencia de cadena perpetua y algún día será elegible para salir bajo libertad condicional. Los fiscales hicieron un trato para salvar su vida y se comprometieron a buscar la pena de muerte para Gissendaner, añadió.
Fletcher escribió a la Junta de Libertad Condicional pidiéndole que perdonaran la vida de Gissendaner. En ese momento, era la primera vez desde que la Corte Suprema restableció la pena de muerte en 1976, que Georgia ejecutaba a una persona que en realidad no había matado a alguien, señaló el abogado.
La Abogada Susan Casey, quien representó a Gissendaner y estuvo presente en su ejecución, dijo que no se presta suficiente atención a la redención y al perdón de los reclusos tras las rejas. Comentó que debe hacerse un esfuerzo para promover la “justicia restaurativa”, la cual puede ayudar a las víctimas y a los familiares que han sido afectados. Este programa de justicia se enfoca en la rehabilitación mediante la reconciliación con las víctimas y la comunidad.
“Podemos cuidar a las víctimas en ambos lados de la tragedia humana”, añadió Casey.