Sinodalidad: un camino hacia la misión
Published noviembre 21, 2025 | Available In English
Cuando visité Roma para el Jubileo de los Equipos Sinodales y los Organismos de Participación, me sentí llena de emoción y asombro. Fue un privilegio representar a la Arquidiócesis de Atlanta en este evento mundial junto con varios miembros de nuestro equipo diocesano local para el Sínodo.

Jenny Miles
El Equipo Diocesano del Sínodo es el grupo de empleados, líderes ministeriales y voluntarios que ayudó a guiar a nuestra arquidiócesis a través del Sínodo sobre la Sinodalidad, formalmente titulado “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación, Misión”. Juntos, hemos dedicado varios años a aprender, practicar y experimentar la sinodalidad a petición del Papa Francisco. Y la sinodalidad es algo que sigo comprendiendo cada vez más.
Muchos de ustedes participaron con alegría en las sesiones de escucha del Sínodo de sus parroquias o ministerios. Estas sesiones dieron frutos, ya que quienes se marcharon sintieron que la Iglesia los escuchaba. Otros partieron con el deseo de tener más oportunidades para compartir y escuchar experiencias.
También espero que los asistentes a las sesiones de escucha se hayan ido con el corazón ensanchado, con la capacidad de ver a nuestro prójimo a través de los ojos de Dios. Una de mis citas favoritas es de Víctor Hugo y proviene de “Los Miserables”: “Dios está detrás de todo, pero todo esconde a Dios… Amar a un ser es reconocer esa transparencia”.
Cuando acompañamos a otros y tratamos de comprender verdaderamente sus desafíos, podemos sentir más compasión y ver a los demás a través del mismo punto de vista de amor y misericordia que Dios.
Todos estos frutos valieron la pena y son objetivos en sí mismos. Si tan solo quienes asistieron a las sesiones de escucha salieron reconociendo que son vistos y también transformados con un amor más profundo por su prójimo, eso sería suficiente.
Sin embargo, la Iglesia está entrando en la Fase de Implementación del Sínodo, así que aún queda mucho por hacer. Tenía muchas ganas de poder responder a la pregunta “¿Qué sigue?” durante esta reunión especial en Roma.
El Jubileo en sí fue una celebración. El primer día, escuchamos a expertos que nos brindaron formación espiritual. Algunos momentos se me quedaron grabados. El Cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, explicó que el amor en el contexto de la sinodalidad “es un compromiso activo con la comunión, incluso cuando el camino no está claro o las conversaciones son difíciles”. Es muy fácil para nosotros gravitar hacia otros que comparten nuestro punto de vista. Pero el amor nos desafía a ir más allá de nosotros mismos y estar presentes para los demás. La sinodalidad, además, nos brinda un método concreto para hacer posible esta misión de salir al encuentro.
Al hablar sobre la sinodalidad ante las tensiones en la Iglesia, el Cardenal Grzegorz Rysanalizó analizóla tentación de ver la uniformidad como unidad. Comparó bellamente a Babel (donde todos hablaban un solo idioma) con Pentecostés (donde los apóstoles hablaron en muchos idiomas) como ejemplos de esta tensión. La verdadera unidad incluye la armonía en la diversidad. La sinodalidad nos anima a dar cabida al “otro”.
Tras esta primera sesión, el entusiasmo por nuestro encuentro-diálogo con el Papa León era palpable. Pasamos más de una hora con él. Cada continente contó con un representante que compartió su experiencia de sinodalidad y luego planteó una pregunta.
Uno de los momentos más apasionados del Papa León fue cuando habló de su encuentro con un obispo cuya nación insular está a punto de desaparecer en 50 años. El cuidado del medio ambiente se remonta a Adán y Eva como una de las primeras responsabilidades de la humanidad, y sin embargo, es fácil para muchos ignorarlo. La mayoría de nosotros en los Estados Unidos no enfrentamos las consecuencias de una manera tan obvia y urgente en nuestra tierra de abundancia. Si pudieramos escuchar las súplicas de nuestros hermanos en otras partes del mundo, nuestros corazones se abrirán para escuchar dónde el Espíritu Santo nos está pidiendo que actuemos.
El segundo día consistió en seminarios y talleres que nos permitieron interactuar con otros representantes diocesanos de todo el mundo y obtener herramientas prácticas. Como coordinadora de Atlanta, me encontraba en una gran sala de conferencias con representantes de todas las diócesis presentes. Un tema común fue el temor persistente que muchos aún albergan sobre el proceso sinodal. La respuesta de los moderadores fue un recordatorio de que una jerarquía en la Iglesia NO es una pirámide, sino que está orientada al servicio. Además, enfatizaron que la Iglesia ya tiene muchas estructuras sinodales, pero estas podrían necesitar un replanteamiento de su funcionamiento para ser sinodales en lugar de administrativas.
Nuestro último día terminó con una hermosa misa en la Basílica de San Pedro. Fue una gran alegría estar allí cuando el Papa León nos encomendó implementar la misión de la Iglesia. Agotada después de un fin de semana tan completo, me fui con la sensación concreta de que la sinodalidad es tan amplia que realmente abarca todos los aspectos de la Iglesia. La sinodalidad no es el fin en sí mismo, sino más bien la forma de operar. Ya lo entendía en la teoría, pero me partí con esa noción más profunda de una comprensión más práctica.
Ahora que he tenido algunas semanas para reflexionar sobre mis experiencias, me siento fortalecida para lo que aún está por venir en cuanto a la sinodalidad. Será un gran esfuerzo, pero creo que el Espíritu Santo nos guiará y nos ha dado este maravilloso momento jubilar para sostenernos. La sinodalidad nos guiará en nuestra misión, mientras seguimos pidiendo a Dios que nos enseñe a ser su luz en el mundo.
Jenny Miles es gerente de planificación e investigación de la Arquidiócesis de Atlanta y líder del equipo de trabajo del sínodo arquidiocesano.