Oremos para que nuestros nuevos universitarios ‘incluyan su fe en sus equipajes’
Published mayo 15, 2014 | Available In English
Un padre local a quien he llegado a conocer sumamente bien me dijo que acaba de llevar a su hijo menor a visitar recientemente una universidad. Él ya ha hecho estos viajes anteriormente, pero admite que con cada hijo ha sido un proceso ligeramente diferente.
Estoy seguro de que muchos padres en todas partes están en el proceso de hacer estos viajes para apoyar a sus hijos, cuando toman la que quizás es su primera verdadera y seria decisión adulta. Este padre mencionó cómo notó que tanto sus hijos como los planes universitarios de los mismos han demostrado ser bastante únicos e individuales.
Mientras que nuestros jóvenes son guiados cuidadosamente por sus padres, sus consejeros escolares y sus compañeros al seleccionar sus programas universitarios, todavía necesitan considerar muchas opciones y muchas variables importantes. Obviamente, deben pensar cuáles son los programas que se ajustan mejor a su potencial académico, el tamaño de la universidad en la que se sentirán cómodos, la distancia a la que se encontrarán de casa, los costos de la matrícula, las oportunidades de becas y muchos otros factores. Pero además de todas estas consideraciones, está también la de escoger una universidad que continúe formándolos en los valores que han experimentado en sus hogares y que han presenciado en las vidas de sus padres.
Existen muchos peligros a los que estos jóvenes se enfrentarán en la universidad, y lamentablemente cada vez más padres deben preocuparse por la seguridad física de sus hijos al dejarlos para comenzar sus carreras universitarias. Pero también hay otros peligros que asechan sus años universitarios. ¿Serán capaces de soportar las presiones que probablemente encontrarán para abandonar los principios de vida que sus padres han luchado por inculcarles? ¿Encontrarán un lugar que les dé la bienvenida donde puedan practicar su fe católica? ¿Descubrirán a otros jóvenes como ellos que se convertirán en colegas y amigos de toda una vida, y que complementarán su proceso de crecimiento de jóvenes a adultos? Éstos son algunos de los desafíos a los que se enfrentan nuestros jóvenes al seleccionar la universidad a la que asistirán.
Todos nosotros hemos escuchado o experimentado personalmente esa transición entre la casa y la universidad que incluyó un abandono temporal de los valores del hogar y la familia. El crecer frecuentemente en nuestro país, incluye un redescubrimiento de los valores espirituales y morales que pudieron haber parecido distantes y anticuados cuando mamá y papá nos los inculcaron, pero que con la edad y la experiencia llegaron a ser algo cada vez más importante. Eventualmente, la mayoría de nosotros encontró a tiempo su camino de regreso a aquellos valores aprendidos en casa, en algunas ocasiones después de un largo periodo de ensayos y errores. Sin embargo, nuestros jóvenes enfrentan hoy un futuro donde tal “redescubrimiento eventual” de valores tradicionales y religiosos puede ser cada vez más precario y a menudo más difícil de manejar. Seguramente cada padre se estremece al pensar en los desafíos que su recién graduado encontrará al partir.
Durante las próximas semanas, cientos de nuestros jóvenes se graduarán de nuestras maravillosas escuelas secundarias y luego tendrán que detenerse a tomar una gran decisión que marcará el resto de sus vidas. Debemos orar por estos jóvenes que amamos con todo nuestro corazón. Tanto sus padres como sus abuelos deben reafírmales su amor y su apoyo incondicional, y escuchar atentamente sus inquietudes—no solo en referencia a la universidad a la que asistirán, sino también en referencia a cómo se sienten al dejar su hogar y al llevar las cosas importantes de casa con ellos al partir. Oremos para que incluyan su fe en sus equipajes junto con sus otras preciadas pertenencias, como un valor que llevarán consigo como parte de su futuro; y para que incluso si no lo abren inmediatamente, lo mantengan cerca para su futuro redescubrimiento y renovación.