La semana pasada en el periódico y hasta en las noticias apareció la historia de la bendición de los mascotas como parte de la fiesta de San Francisco de Asís. Fue encantador ver a niños y a adultos llevar a sus mascotas para ser bendecidos y asperjados con agua bendita mientras la Iglesia festeja la memoria de San Francisco, quien es reconocido por todo el mundo y considerado patrono de todos los animales. Muchas veces, Francisco aparece en obras de arte con pájaros, burros, lobos, borregos y otros animales como representación que él veía a estas criaturas como símbolos y expresiones de la bondad de Dios. Este año me llamo la atención uno de los artículos en el periódico porque incluía desinformación a cerca de la fiesta de San Francisco de Asís diciendo que es el mismo día que su cumpleaños. Su fiesta es el 4 de octubre y se relaciona más con la fecha de su muerte, el 3 de octubre, que con su cumpleaños. La fecha exacta de su cumpleaños permanece escondida en un misterio. Las fiestas de los santos generalmente se relacionan con la fecha en la cual han nacido a la eternidad en vez del día de su nacimiento terrenal como es el caso de San Francisco. Los santos nacen a la gloria del cielo y esas fechas son las que la Iglesia establece como sus fiestas.
A veces la Iglesia elige otra fecha para la fiesta de un santo. Los cumpleaños de San Juan Bautista y Jesús están relacionados con el movimiento giratorio de la tierra alrededor del sol y con las escrituras de San Juan: “Es preciso que él crezca y que yo disminuya.” (Juan 3:30) El cumpleaños de San Juan Bautista, el 24 de junio se relaciona con el solsticio de verano y el cumpleaños de Jesús, el 25 de diciembre se relaciona con el solsticio de invierno. Esto resulta en la manifestación celestial de la declinación del sol en el nacimiento de Juan y de su ascenso en el nacimiento de Jesús. La Iglesia demuestra su sentido del humor con este intercambio.
A veces la Iglesia simplemente asigna el día de fiesta de acuerdo con la naturaleza. El cumpleaños de la virgen Maria se observa el 8 de septiembre, exactamente nueve meses después de la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. El cumpleaños de Jesús se celebra exactamente nueve meses después de la fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo. Ahora nos enfrentamos con el reto de asignar fiestas a los santos contemporáneos. El beato Juan Pablo II murió el 2 de abril y esta fecha causará conflictos con el calendario litúrgico en el futuro. El 2 de abril a veces caerá en Semana Santa o en las celebraciones de Pascua. Entonces, la Iglesia ha seleccionado la fecha de su elección a la Silla de Pedro como su fiesta. Este año comenzará la tradición de celebrar al beato Juan Pablo II el 22 de octubre, la fecha del aniversario del comienzo de su pontificado. Tendremos un programa especial conmemorativo en la Catedral y el Obispo Zarama celebrará una misa en honor al nuevo Beato el viernes 21 de octubre. Nuestro calendario litúrgico está lleno de días conmemorativos para los Santos (y beatos) de Dios quienes han enriquecido e inspirado a la Iglesia y cuya memoria trae consuelo y esperanza a todos nosotros quienes estamos aun luchando para unirnos a su coro algún día. ¡Y solo Dios sabe qué día será!