Los jóvenes tocan instrumentos y cantan para el Señor
By MICHAEL ALEXANDER, Fotógrafo | Published septiembre 28, 2016 | Available In English
A veces salgo a una asignación fotográfica con una idea en mi mente, y luego descubro algo más en el proceso. Ese fue el caso la semana pasada cuando fui a la iglesia de St. Thomas Aquinas, en Alpharetta a fotografiar al Diácono Joe Pupo.
El Diácono Pupo estaba sirviendo con el celebrante principal y párroco, Monseñor Daniel Stack, la misa en español de las 7:00 p.m. de los jueves, pero mi atención se dirigió a las bellas voces e instrumentos del coro juvenil del Divino Niño Jesús. Esa noche en particular, además de los vocalistas, había siete jóvenes tocando la mandolina, cinco la guitarra acústica, uno el bajo y algunos percusionistas.
“Esta es probablemente mi misa favorita,” dijo Monseñor Stack antes de que empezara su homilía. “Me encanta como cantan estos niños”.
Martin Torres formó el coro en septiembre de 2011 y hoy tiene unos 40 miembros, menores de 17 años. Marcela Guzmán de 24 años, forma parte del coro bajo la dirección de Torres y da clases de guitarra y mandolina a los niños. Torres y Guzmán son de descendencia mexicana, pero muchos de los padres de los niños provienen de Colombia, El Salvador y México.
Kelly Guartado, 12, dice que el coro es divertido, porque aprenden cosas nuevas y hacen nuevos amigos. Christian Zuluaga, 12, ha estado en el coro por casi un año. Zuluaga, nació ciego, y hace un esfuerzo adicional en memorizar todas las canciones del repertorio. “Disfruto cantándole a Dios”, dijo Zuluaga.
Después de la misa, Torres señaló a dos niñas diciendo que lloraron cuando por primera vez aprendieron a tocar la guitarra y la mandolina. “La palabra ‘no puedo’ no existe en nuestro vocabulario”, dijo Guzmán. “Como muchos otros, ellas perseveraron y ahora son músicas dedicadas y talentosas”.
El coro ensaya los lunes por la noche y cantan los jueves a las 7:00 p.m. en la misa en español. “Los niños me han enseñado mucho”, dijo Torres. “Ellos son honestos y ponen todo su empeño en el coro”. Torres pensó que era importante proveer un coro como una salida para los niños, para aprender sobre Dios, evitar las drogas y pandillas y aprender a amarse unos a otros.