Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Photo by Andrew Nelson
Rudy Arroyo, a parishioner of St. Patrick Church, Norcross, shoulders the heavy wood altar during the Pilgrims of Hope procession Oct. 25. A sunburst monstrance with the exposed Eucharist was surrounded by flowers and candles.

Norcross

Procesión multicultural de Peregrinos de la Esperanza atrae multitud

By ANDREW NELSON | Published noviembre 8, 2024  | Available In English

NORCROSS—El tráfico se detuvo en Beaver Ruin Road el 25 de octubre cuando católicos, que representaban varias parroquias y hablaban varios idiomas, seguían a pie al Santísimo Sacramento como signo de devoción.

El recorrido de la procesión de otoño, denominada “Peregrinos de la Esperanza”, conectó a las iglesias de San Patricio y de los Santos Mártires Vietnamitas en Norcross, con la Misión de Nuestra Señora de las Américas en Lilburn, en una marcha de oración en defensa de un ataque a las creencias más sagradas de los participantes. Algunos conductores tomaron fotografías del evento mientras el grupo repartía rosarios a quienes se detenían en sus autos.

Los organizadores estimaron que miles de personas participaron en la caminata. Ighocha Macokor, de 41 años, miembro de los Caballeros de Colón en la Iglesia de San Patricio, dijo que estaba caminando en su primera procesión para “oponerse al mal” y demostrar su fe a los transeúntes.

A rotating crew of men and women carry the altar with the Blessed Sacrament during the Oct. 25 Pilgrims of Hope procession along Beaver Ruin Road, leaving them with strained and sweaty faces. Photo by Andrew Nelson

ientras tanto, los abogados de la Arquidiócesis de Atlanta recibieron una respuesta de los organizadores de una supuesta “misa negra” programada para esa fecha. El grupo confirmó su intención de ofrecer un evento de entretenimiento y no tener ninguna hostia consagrada.

La preocupación por el evento y su posible sacrilegio de una hostia consagrada impulsó a la Arquidiócesis de Atlanta a convocar un día especial de oración, reparación y apoyo público a la creencia en la Eucaristía.

Pedro Ulloa, su esposa, Flor, y sus dos hijas adultas caminaron en medio de la procesión. Con dos cruces alrededor de su cuello, Pedro indicó que la muestra de fe permite a otros “ver las cosas buenas sobre Jesucristo”.

La fe exige que las personas le rindan respeto a Jesús, pero algunos eligen no hacerlo, señaló.

“La gente puede ver que queremos hacer una diferencia”, añadió Ulloa.

Nancy Frost, quien pertenece a la iglesia desde hace mucho tiempo, habló sobre el evento de la misa negra.

“No podemos permitir que la gente haga eso”, dijo refiriéndose al supuesto maltrato de lo que los fieles creen que es el Cuerpo de Cristo. “Me siento orgullosa de la gente que tenemos en nuestra comunidad. Simplemente me cautivó. No hay razón por la que yo no pueda hacer esto. Me conmueve que tanta gente esté afuera”.

La procesión comenzó en la Iglesia de San Patricio, la cual celebra misa dominical en inglés, español y coreano y sirve a una congregación grande y diversa. Después de las oraciones, los creyentes partieron alrededor de las 3:30 p.m. de Beaver Ruin Road y caminaron dos horas hasta la Iglesia de los Santos Mártires Vietnamitas.

Bajo un cielo despejado, los fieles se desbordaron por la estrecha acera, rezando oraciones tradicionales en español e inglés. La policía de Lilburn escoltó a los creyentes a lo largo de la ruta de dos millas y media durante la primera etapa de la peregrinación.

Un grupo rotativo de hombres y mujeres fue elegido entre la multitud para cargar sobre sus hombros el pesado altar de madera, lo cual los dejó con sus caras tensas y sudorosas. La gran custodia, con la Eucaristía, expuesta estuvo rodeada de flores blancas y velas.

La Eucaristía fue recibida por fuertes sonidos de tambores cuando los participantes llegaron a la primera parada en la iglesia vietnamita. De allí, faltaban otras cinco millas para llegar a la misión.

“Esto demuestra que somos una sola Iglesia”, dijo Marissa Anguiano, quien trabaja en la Misión de Nuestra Señora de las Américas. Ella añadió que los creyentes están sufriendo ante la idea de que otros profanen intencionalmente la Eucaristía, la cual es, para los católicos, el cuerpo, el alma y la divinidad de Jesús. “Sabemos que Jesús está vivo y que herirlo realmente une a la comunidad en oración”, afirmó Anguiano.

Mary Thuan of Holy Vietnamese Martyrs Church prays during the eucharistic procession on Friday, Oct. 25. The Pilgrims of Hope event was a seven-mile walk, linking St. Patrick Church, Holy Vietnamese Martyrs Church, and Our Lady of the Americas Mission. It was organized in protest of a so-called “black mass” that prompted concerns of desecration of the Blessed Sacrament. Photo by Andrew Nelson

Cerca de la misma hora, el viernes por la tarde, el Arzobispo Gregory J. Hartmayer, OFM Conv., compartió con la comunidad católica una actualización sobre la respuesta del grupo. El personal de las oficinas de la arquidiócesis “ha recibido una cantidad desbordante de llamadas, correos electrónicos y mensajes de todo tipo que ofrecen apoyo”, dijo. Sin embargo, el arzobispo enfatizó que toda acción de los católicos debe ser una señal de “amor más fuerte que el odio o la violencia” y condenó cualquier amenaza o agresión contra el lugar que albergaba el evento o sus organizadores.

Los abogados de Smith Gambrell & Russell, en representación de la arquidiócesis, estaban preparados para llevar el asunto a los tribunales y obligar a que se devolviera la Eucaristía. Un grupo que planeaba una misa negra en Oklahoma devolvió una hostia robada después de que la diócesis presentara una demanda en 2014. Según la declaración del arzobispo, el Templo Satánico de Atlanta respondió diciendo que “no poseía una hostia consagrada y que no usaría ninguna hostia consagrada en su misa negra”. En su carta, los organizadores “Se refirieron a su evento como entretenimiento y defendieron su derecho a expresar sus creencias burlándose de las nuestras”, indicó el arzobispo.

Al final de su declaración, el arzobispo escribió: “Si bien siempre habrá personas que se burlen y blasfemen de Nuestro Señor en la vida pública, también sabemos que todos los que lo amamos lo defenderemos”.