¿Hay esperanza entre los jóvenes?
By OBISPO BERNARD E. SHLESINGER III | Published noviembre 17, 2023 | Available In English
El mes pasado asistí al Centro Católico de la Universidad de Georgia (UGA por sus siglas en inglés) para celebrar la Eucaristía y participar en una sesión de preguntas y respuestas con los estudiantes esa noche. Si bien estos jóvenes católicos estaban preparados para formular sus preguntas sobre la Iglesia, sus enseñanzas y cómo vivir la fe católica, comencé la sesión con una pregunta para ellos: “Como jóvenes católicos, ¿tienen ustedes esperanza para el futuro?”
Me interesaba escuchar sus respuestas, ya que muchos de sus contemporáneos, quienes fueron criados como católicos, buscan actualmente significado y propósito fuera de las instituciones religiosas. Mi pregunta reveló tres cosas sobre este grupo de jóvenes que ustedes, como lectores, podrían encontrar alentadoras.
Primero, estos estudiantes no se refirieron a su esperanza como si esta estuviera relacionada con un futuro temporal, como si su felicidad dependiera del cambio del mundo. Uno de ellos expresó su preocupación de que su generación pudiera parecer más pesimista que optimista hacia el futuro. Varios hablaron de una esperanza que no era situacional sino más relacional, y sobre la importancia de reunirse para fortalecerla en Cristo. Para ellos, la esperanza no estaba limitada a lograr el éxito, sino que se centraba más en la relación esencial con Jesús. Al escucharlos, sentí que el Señor los estaba guiando en lugar de ellos luchar por encontrar su camino en el mundo.
En segundo lugar, me sorprendió gratamente ver que estos jóvenes católicos (entre 50 y 75 estudiantes) estuvieran abiertos a compartir su fe y a hablar sobre sus experiencias de vida. Se aceptaban unos a otros con caridad y sentían imperativo compartir sus alegrías, ansiedades y temores en el contexto de la fe. Mostraron un fuerte compromiso para crecer en la comprensión de cómo “aquellos que aceptan la oferta de salvación de Jesús son liberados del pecado, el dolor, el vacío interior y la soledad”. Estos jóvenes se mostraron capaces de hablar sobre cómo dedicar tiempo a la presencia real del Señor en la Eucaristía y acerca de su deseo de promover la adoración eucarística.
En tercer lugar, descubrí que algunos de los presentes sentían ansiedad por dejar la universidad y entrar al mundo laboral secular. Aquellos que estaban terminando su último año de universidad estaban un poco ansiosos por saber si, después de graduarse, podrían conectarse con otros adultos jóvenes y encontrar una red de apoyo religioso. Cuando me preguntaron cómo discerní mi vocación de ser sacerdote, reconocí con gratitud lo impactante que fue para mí haber fundado un grupo de jóvenes adultos y haber sido invitado a participar en una reunión semanal del grupo de Cursillo.
Hacia el final de la reunión de preguntas y respuestas, uno de los estudiantes me preguntó: “Como obispo, ¿qué esperanza tiene usted para nosotros en el futuro?” Mi respuesta fue que esperaba que siguieran encontrando en Jesús al único amigo que nunca los decepciona, y que la Iglesia nunca los haga sentir solos y sin apoyo.
Al salir del Centro Católico de la Universidad de Georgia, me sentí sumamente feliz de haber experimentado que hay esperanza entre los jóvenes, y agradecí a aquellos estudiantes por compartir la suya conmigo.