Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Photo by Johnathon Kelso
Father José Duvan Gonzalez, parochial vicar Saint Catherine of Siena Church in Kennesaw, waves goodbye to parishioners following Mass on Oct. 5. Photo by Johnathon Kelso

Atlanta

Ministerio Hispano de Atlanta cumple 60 años

By PRISCILLA GREEAR, Especial para el Boletín | Published octubre 19, 2022  | Available In English

ATLANTA—Refugiados cubanos formando el grupo Acción Católica en Atlanta tras la revolución de Castro; clérigos de Georgia viajando a México para aprender español; la Misión de Nuestra Señora de las Américas ofreciendo cinco misas dominicales en español, cursos para tomar los exámenes para validar el bachillerato (GED por sus siglas en inglés) y clases de inglés; ese era el panorama de la Iglesia Católica en Georgia en 1979.

Durante seis décadas, la Arquidiócesis de Atlanta ha abierto generosamente sus puertas a Cristo y ha recibido a inmigrantes latinos, tanto ricos como pobres, para brindarles un hogar espiritual en español en Georgia.

Cuando el Diácono Jorge González llegó desde Miami a Atlanta en 1979 formó el unido y estrecho ministerio de jóvenes hispanos en la iglesia del Inmaculado Corazón de María. En ese tiempo solo esa parroquia, la Catedral de Cristo Rey y la Basílica del Sagrado Corazón ofrecían misas en español. El ministerio juvenil atrajo a cubanos y estudiantes universitarios latinoamericanos de clase afluente a la vibrante liturgia.

“Muchos, muchos de ellos se casaron y todavía están en Atlanta, gracias a Dios, sirviendo a las iglesias … luego a finales de los 80 o principios de los 90 la industria petrolera en Texas colapsó y los mexicanos comenzaron a mudarse a Atlanta”, indicó.

El Diácono González regresó a Atlanta para la 55ª Misa de Nuestra Señora de la Caridad y el 60º aniversario del ministerio hispano. Ambos eventos se celebraron en septiembre en la Catedral de Cristo Rey.

“En 1980 los cubanos éramos 3.000, gran parte de la Iglesia hispana en Atlanta. Hoy hay unos 750.000 hispanos en la arquidiócesis. En lugar de tres misas, se celebran 121 misas en español cada fin de semana”, dijo. “66 sacerdotes sirven a esta comunidad de habla hispana. El crecimiento de la presencia hispana ha sido espectacular”.

Cuando los primeros cubanos llegaron a Atlanta en 1960 el Obispo Hyland pidió a los franciscanos del Santuario de la Inmaculada Concepción que respondieran a las necesidades de los recién llegados latinoamericanos. Entre ellos, estaba Raúl Trujillo, quien llegó a Miami en 1962 cuando tenía 22 años y se dirigió hacia el norte a Atlanta con un estipendio de $75. En el Santuario se encontró en las escaleras con un amigo cubano de la infancia y encontró su hogar espiritual en el grupo de acogida Acción Católica, del cual llegó a ser presidente.

“En Cuba participé en la Acción Católica en la escuela secundaria. Realmente pensé que podía ayudar”, indicó. Mientras construía el ministerio, Trujillo asistió a la procesión de 1968 que llevaba el ataúd de Martin Luther King Jr. por el centro de Atlanta para honrar el legado del líder. “No había mucha gente esperando en fila a lo largo de la calle para participar, pero para mí, estar allí, era un aspecto importante de mi vida”, mencionó Trujillo.

En los años 70, nicaragüenses y colombianos aumentaron su participación. El Padre Richard Kieran fue el director del Apostolado Hispano de 1977-1982. Los cubanos le pidieron al nativo de Irlanda un Cursillo en español. “Él dijo, ‘Está bien, busquemos un sacerdote que lo haga…’ Dos o tres meses después, el mismo grupo dijo, ‘Padre Richard, tenemos la solución, usted necesita aprender español’. Entonces, comenzó a aprender español y lo hizo muy bien”, comentó Trujillo. El Padre Mario Vizcaino, del Instituto Pastoral del Sureste, realizó reuniones de capacitación en 1977 y fomentó la expansión de la comunidad hispana.

“Fue muy instrumental”, recordó Trujillo, mientras los ministerios se extendían de Jonesboro a Marietta.

Antes del III Encuentro nacional en Washington, D.C. en 1985, la arquidiócesis realizó una versión dinámica para el sureste con 200 jóvenes hispanos. Trujillo también fue director del Cursillo en español y ayudó a redactar el primer plan pastoral para el ministerio hispano en 1991. Una de las prioridades identificadas fue la de ser una Iglesia misionera que acogiera a los inmigrantes y se identificara con los pobres y marginados. En esos días, algunos sentían que la misa debería volver a ser en inglés, hasta que se dieron cuenta de que los latinos acudirán a las iglesias evangélicas si sentían que estas eran más acogedoras.

Asumiendo el reto

Más tarde, el Padre Kieran acudió a Colombia en búsqueda de sacerdotes. El Padre José Duván González respondió al llamado para dirigir el ministerio. “El Padre Richard nos habló de una necesidad muy grande en la Iglesia en los Estados Unidos, la cual no estaba preparada para recibir a los migrantes… Cuando llegué en el 96, estaba terminando el ciclo de 30 años de la migración cubana”, dijo.

El Padre Duván, quien ahora sirve en la iglesia de Santa Caterina de Siena en Kennesaw, dijo que él y otros sacerdotes asumieron de reto. “Era nuestro turno para abrir las puertas a una comunidad, dispersa como una oveja sin pastor, que estaba tocando las puertas de la Iglesia porque estaba aquí”, señaló. En 1996, había alrededor de seis sacerdotes hispanos para servir a 150.000 feligreses hispanos en la arquidiócesis. “En ese momento, teníamos entre 18 y 20 misas en español en la diócesis. La mayoría [de los asistentes] eran cubanos, colombianos y puertorriqueños, y poco a poco, sobre todo en el 96, fue aumentando la comunidad mexicana”, indicó el Padre Duván.

El entonces director Gonzalo Saldana invitó a religiosas de México a unirse a las comunidades, incluyendo a las Hermanas Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio y las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús. Se formaron movimientos eclesiásticos como Adoración Nocturna Mexicana.

“Los ministerios hispanos iniciaron como grupos de oración en las iglesias. Los hispanos se juntaron solos. Afortunadamente unos sacerdotes americanos, de habla inglesa, comenzaron a aprender español y nos ayudaron mucho… Cuando los sacerdotes veían que la comunidad perseveraba y era constante, autorizaban la misa en español”, dijo. De 2000 a 2008, el Padre Duván dirigió el apostolado junto con el Director Jairo Martínez y Leonardo Jaramillo, el cual ofrecía 60 programas de formación. El sacerdote también visitó América Latina con el entonces Arzobispo Wilton Gregory con el fin de reclutar sacerdotes y la arquidiócesis comenzó a contratar más personal bilingüe.
“Fue una transformación muy hermosa”, recordó.

El Padre Duván, quien también fue administrador de San Felipe de Jesús en Grant Park, celebraba primero liturgias en un estacionamiento antes de que el Arzobispo John Donoghue aprobara la reubicación en Forrest Park. El sacerdote ahora bautiza a los hijos de los miembros iniciales de la misión.

“Este sábado me voy a casar con alguien a quien bauticé en San Felipe de Jesús en Grant Park, donde nos mojábamos, nevaba y había hielo, hacía calor y frío, y vendíamos tacos. Es importante atender a la comunidad desde su necesidad. Fue una experiencia muy hermosa en Grant Park”, dijo. “Todavía es una comunidad tan grande que no todos pueden encajar”.

El Padre Duván también sirvió en San José en Dalton. Su párroco más reciente, el Padre Paul Williams, quien ahora está en un año sabático, aumentó su fluidez en español a través de un programa de inmersión en México. San José ofrece cinco misas en español cada fin de semana y dos en la Misión de Santo Toribio Romo. En las misiones, los inmigrantes celebran sus tradiciones y encuentran servicios prácticos.

“El reto pastoral en la Arquidiócesis de Atlanta es ir más allá de celebrar una misa para ofrecer varios servicios a la comunidad”, añadió el Padre Duván. “Es muy importante aprovechar toda esta religiosidad popular para evangelizar, y por eso las misiones se llenan todas las noches”.

En referencia a los católicos indocumentados, él cree que “esta es una señal profética para que nosotros los sacerdotes seamos compasivos y misericordiosos con los migrantes, cuya única esperanza está en la Iglesia para encontrar a aquellos que puedan servirles a través de su ministerio. Tenemos que ser muy caritativos y sensibles ante el dolor de los inmigrantes indocumentados”.

La arquidiócesis continúa desarrollando el ministerio para el creciente rebaño hispano en Atlanta. “Hoy, hay cerca de 50 sacerdotes de América Latina para servir a casi un millón de hispanos. Actualmente, hay más de 700.000 personas católicas, por lo que la necesidad sigue siendo la misma que hace 40 años”, indicó el Padre Duván. “Esta comunidad hispana me desafía diariamente a vivir la fidelidad al sacerdocio porque viven siendo fieles a Dios y aman a Dios, a la Iglesia y al sacerdocio. El amor desinteresado, la bondad, la generosidad de esta comunidad migrante son ilimitados porque son generosos con su tiempo, talento y tesoros”.

Actualmente el inmigrante cubano Trujillo, quien tiene 79 años de edad, todavía expresa su gratitud con sus acciones como miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl, donde ha servido por 50 años, y del comité de Nuestra Señora de la Caridad.

“Me involucro en las cosas si creo que realmente puedo ayudar de alguna manera”, dijo.