Vatican City
‘Inviertan en amor’, dice el papa en primera Jornada Mundial de los Pobres
By CINDY WOODEN, Catholic News Service | Published noviembre 30, 2017 | Available In English
CIUDAD DEL VATICANO (CNS)—La gente puede vivir de dos maneras: esforzándose para acumular tesoros en la Tierra o dándole a los demás para ganarse el cielo, dijo el papa Francisco.
“Lo que invertimos en amor es lo que permanece, el resto desaparece”, dijo el papa durante su homilía del 19 de noviembre, la primera Jornada Mundial de los Pobres.
Entre 6,000 y 7,000 pobres asistieron a la Misa en la Basílica de San Pedro como invitados especiales, dijo el Vaticano. Aunque la mayoría de ellos vive en Europa, se incluyeron inmigrantes y refugiados de todo el mundo.
Entre los monaguillos había jóvenes que son pobres, migrantes o indigentes. El primer lector de la Misa, Tony Battah, es refugiado de Siria. La familia Zambardi de Turín, quienes encabezaron el grupo presentando las ofrendas, el Vaticano describió como una familia que vive en una “condición precaria” y cuya hija de 1 año tiene fibrosis quística.
Además del pan y el vino que fueron consagrados durante la Misa, el ofertorio incluyó una canasta grande de pan y panecillos que fueron bendecidos para compartir durante el almuerzo que el papa estaba ofreciendo después de la Misa. Unas 1,500 personas acompañaron al papa a la sala de audiencias del Vaticano para la comida, mientras que a los otros invitados especiales se les sirvió en el Pontificio Colegio Norteamericano—el seminario estadounidense en Roma—y otros seminarios cercanos y comedores sociales operados por católicos.
Predicando sobre la parábola de los talentos del Evangelio (Mateo 25:14-30), el papa Francisco dijo que en la historia el siervo que enterró el dinero de su amo fue regañado, no porque hizo algo mal, sino porque no hizo algo bueno con lo que se le dio.
“Muchas veces nosotros estamos también convencidos de no haber hecho nada malo y así nos contentamos, presumiendo de ser buenos y justos”, dijo el papa. “Pero no hacer nada malo no es suficiente, porque Dios no es un revisor que busca billetes sin timbrar; es un Padre que sale a buscar hijos para confiarles sus bienes y sus proyectos”.
Si ante los ojos del mundo los pobres tienen poco valor, él dijo, “son ellos los que nos abren el camino hacia el cielo; son ‘nuestro pasaporte para el paraíso’. Es para nosotros un deber evangélico cuidar de ellos, que son nuestra verdadera riqueza, y hacerlo no solo dando pan, sino también partiendo con ellos el pan de la Palabra, pues son sus destinatarios más naturales”.
En lo que concierne a los pobres, dijo el papa, demasiadas personas en muchos casos son culpables de un pecado de omisión o indiferencia.
Pensar que son “un problema de la sociedad” que la sociedad debe resolver, mirar a otro lado cuando pasamos frente a un pordiosero, o cambiar de canal cuando las noticias muestran algo que nos molesta, no son respuestas cristianas, él dijo.
“Dios … no nos preguntará si nos hemos indignado con razón”, él dijo, “sino si hicimos el bien”.
Las personas complacen a Dios de manera similar a cómo ellas complacen a cualquiera que amen. Aprenden qué le gusta a esa persona y le dan eso, dijo el papa.
En los Evangelios, él dijo, Jesús dice que quiere ser amado en “el más pequeño de nuestros hermanos”, incluyendo el hambriento, el enfermo, el forastero y el preso.
“En el pobre, Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y, sediento, nos pide amor”, él dijo. La verdadera fortaleza es demostrada “no en los puños cerrados y los brazos cruzados, sino en las manos laboriosas y tendidas hacia los pobres, hacia la carne herida del Señor”.
Antes de unirse a sus invitados para el almuerzo, el papa Francisco recitó el Ángelus con miles de personas en la Plaza de San Pedro.
Él le dijo a la gente que el día anterior, el padre capuchino Solanus Casey había sido beatificado en Detroit. “Siendo un humilde y fiel discípulo de Cristo, él era conocido por su incansable servicio a los pobres. Que su testimonio ayude a los sacerdotes, religiosos y laicos a vivir con alegría el lazo entre la proclamación del Evangelio y el amor por los pobres”.
El papa Francisco le dijo a la multitud que tiene la esperanza de que “los pobres estén al centro de nuestras comunidades, no solo en momentos como este, sino siempre porque ellos están en el corazón del Evangelio. En ellos encontramos a Jesús, quien nos habla y nos llama a través de su sufrimiento y sus necesidades”.
Ofreciendo oraciones especiales por la gente que vive en la pobreza debido a la guerra y el conflicto, el papa le pidió a la comunidad internacional hacer esfuerzos especiales para llevar paz a esas zonas, especialmente el Oriente Medio.
El papa Francisco hizo una súplica especial para estabilidad en El Líbano, que está en medio de una crisis política después que el primer ministro anunciara su renuncia. Él rezó para que el país “continúe siendo un ‘mensaje’ de respeto y coexistencia para toda la región y para todo el mundo”.