Atlanta
Abogada regresa a Caridades Católicas Atlanta para dirigir los servicios legales de inmigración
By ANDREW NELSON, Staff writer | Published octubre 19, 2017 | Available In English
ATLANTA—Amy Fairchild Haer era una abogada novata cuando se encontró manejando casos basados en las secciones oscuras de las complejas leyes de inmigración del país.
“Estaba trabajando en cualquier caso que tocara mi puerta”, dijo.
Eso me llevó a tener que hablar bastante con las personas nativas de América Central que habían huido de la violencia. Algunos elegibles para recibir protección contra la deportación por una ley de 10 años existente para ayudar a personas de Nicaragua, Cuba, El Salvador y de otros países. Haer fue su defensora y los ayudó a navegar el laberinto del sistema de inmigración de este país.
“Cuando algo extraño llega a la oficina, yo ya lo he visto”, dijo la joven de 36 años de edad. Su primer trabajo después de salir de la escuela de derecho fue con CCA. Ella, quien regresó en julio como directora ejecutiva del programa de servicios legales de inmigración de Caridades Católicas Atlanta (CCA), dejó Atlanta después de cuatro años por un puesto como directora asociada de servicios de inmigración y refugiados en los Servicios Católicos Comunitarios del sur de Arizona.
La oficina de Caridades Católicas Atlanta es una de las pocas prácticas de derecho sin fines de lucro que proporciona servicios legales de inmigración en el área. Su personal atiende a más de 6.000 clientes anualmente. Haer remplazó a Jennifer Bensman, quien se retiró después de haber trabajado doce años en Caridades Católicas Atlanta, para abrir una oficina privada de abogados de inmigración.
El clima político genera temor
Haer toma el mando en un momento en el cual existe un ambiente político tormentoso alrededor del tema migratorio.
En septiembre, el Presidente Donald J. Trump suspendió el programa de Acción Diferida para los Llegados al País en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), el cual otorgó permisos de trabajo e inmunidad legal ante la deportación a los adultos jóvenes, conocidos como Soñadores, quienes fueron traídos a los Estados Unidos ilegalmente durante su niñez. Al mismo tiempo, los líderes políticos han expresado la posibilidad de una nueva legislación que legalice el estatus de los Soñadores.
Según los Servicios de Naturalización e Inmigración de los Estados Unidos, hasta el 31 de marzo alrededor de 24.000 personas en Georgia han sido aprobadas para el programa de DACA. A nivel nacional, esa cifra es de 787.580 individuos.
Haer ve una comunidad inmigrante que tiene miedo. Las personas están reacias a hablar con los abogados porque les preocupa aparecer en el radar de los oficiales de inmigración, comentó.
“La comunidad tiene mucho miedo. Estamos tratando de involúcralos más”, añadió.
Simultáneamente, los defensores de esta causa se enfrentan a una corte de inmigración difícil en Georgia. Basados en algunas medidas, según los datos del Centro de Acceso a Registros Transaccionales de la Universidad de Syracuse, los tribunales en el estado de Georgia niegan las aplicaciones de permanencia en aproximadamente el 90% de los casos. A nivel nacional, 57 por ciento de los solicitantes reciben una orden de deportación.
Haer dice que ayudar al 10 por ciento de los solicitantes que tienen éxito en las cortes es lo que alimenta su pasión.
“Nuestra fe nos llama a respetar la dignidad inherente de cada persona con quien nos encontramos”, dijo.
Las leyes de inmigración ocupan el segundo lugar en complejidad después de las leyes de impuestos, comentó Haer. Y los malentendidos acerca de las leyes han sido una constante en los doce años que ella ha trabajado en el campo.
“Es muy raro encontrarme a alguien que no tenga estatus porque no siente la necesidad de este o porque no lo quiere”, mencionó. “Muchos estadounidenses no entienden lo difícil y complejo que es el sistema de inmigración”.
Bensman dijo que Haer trae pasión al trabajo.
“Amy ha defendido a los inmigrantes por mucho tiempo”, dijo Bensman refiriéndose a su sucesora. “Tiene una amplia experiencia trabajando con víctimas de violencia doméstica. Es definitivamente una apasionada en el trabajo con la población marginada”.
Dedicación para servir a los inmigrantes y refugiados
Criada en Virginia, Haer estudió en Georgia Tech. Hija mayor de padres ingenieros graduados de Georgia Tech, obtuvo una licenciatura en relaciones internacionales y lenguas modernas.
La carrera de leyes era una de sus metas. Trabajó en un bufete de abogados en Buckhead para experimentar, pero fue el tiempo que pasó por fuera de la oficina el que la llevó a decidir su especialización.
“Realmente me gustan mucho las leyes. Pero en la noche ayudaba en el reasentamiento de refugiados y daba asesoría escolar a un adolescente refugiado”, dijo.
Ayudar a aquellos que lo necesitan se convirtió en su pasión. Se inscribió en la Facultad de Derecho de George Washington en Washington, D.C. Hizo su pasantía en la Coalición de Derechos de los Inmigrantes del Área de la Capital, donde pasó un verano en los centros de detención en Virginia hablando con los inmigrantes detenidos en presentaciones de “Conozca sus Derechos”.
Después de graduarse en 2008, regresó a Georgia y trabajó con Caridades Católicas Atlanta. Una oportunidad para trabajar con sobrevivientes de violencia doméstica y sexual la llevó a Arizona.
Cerca de una docena de personas trabajan en los servicios legales de inmigración de CCA cuando está todo el personal completo, el cual incluye a seis abogados, tres asistentes y tres representantes acreditados.
Haer continúa instalándose en la oficina cerca del centro comercial Northlake. Todavía desempacando a raíz de su mudanza del verano, ella ya sabe cuál será el recuerdo que colgará en la pared de su oficina en un lugar de honor. Es una imagen de un carro Mini Cooper dibujado a mano por un refugiado a quien ayudó con sus estudios cuando se encontraba en la facultad de derecho.
“Lo tengo en la pared de mi oficina para que me recuerde lo que me inspiró a hacer el trabajo que hago”, dijo.
Para Haer, la fe ha sido tanto una guía como una motivación en su trabajo. Ella y su esposo asisten a la Iglesia Episcopal de St. Luke en Atlanta.
“Mi fe me acompaña a lo largo de mi jornada laboral”, dijo, y añadió “Proporcionado los servicios que ofrecemos a través del programa de servicios legales de inmigración, estamos viviendo la parte del llamado de Jesús que nos pide amar a nuestro prójimo”.