Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Even after their initial encounter when Maria Monroy, left, presented her 73-year-old mother, Juana Cruz, with a bouquet of flowers, Monroy continued an extended embrace with her mother at the table. Their last face-to-face was in 2001. Photo By Michael Alexander

Lilburn

Reencuentro Familiar reúne a mexicanos ancianos con familiares en Georgia

By PRISCILLA GREEAR, Especial para el boletín | Published septiembre 12, 2019  | Available In English

LILBURN—Trascendiendo los acalorados debates de inmigración, la Misión de Nuestra Señora de las Américas tomó una medida compasiva y reunió a inmigrantes mexicanos en Georgia durante 20 días con 44 de sus padres ancianos procedentes de Hidalgo, México, después de décadas de separación familiar.

La misión se asoció con el gobierno estatal de Hidalgo, México; la Embajada de los Estados Unidos en Ciudad México; el Consulado General de México en Atlanta; y el club Fuerza Hidalguense de Atlanta-Hidalgo para llevar a cabo el proyecto de reunificación familiar “Reencuentro Familiar”.

Los padres, quienes viajaron en avión por primera vez, abrazaron entre lágrimas a sus hijos y disfrutaron de un almuerzo de bienvenida al llegar a la misión. Entre ellos se encontraba Humberto López, quien recibió a su madre viuda de 69 años, con quien habla por teléfono todos los días y a quien envía dinero quincenalmente para su supervivencia en Hidalgo.

Después, él y su hermano, también de Georgia, le presentaron a sus nietos.

“Lloré de alegría y felicidad porque mi sueño se había hecho realidad. Un año después de que comenzamos a trabajar en el programa, sentí que todavía no podía creerlo”, dijo López, quien trabaja en el campo de la construcción y se especializa en techos. “Fue una experiencia muy hermosa que nunca vamos a olvidar. Tengo este día gravado en mi mente”.

La misión ayudó a facilitar la documentación para las visas, el transporte y la compra de tiquetes de avión para la visita de los padres mexicanos a Atlanta del 7 al 27 de agosto, quienes tenían entre 65 y 84 años de edad y provenían de pequeñas ciudades de Hidalgo.

La floreciente misión hispana de Lilburn tiene alrededor de 8.000 familias, de las cuales el 75 por ciento son mexicanas, la mayoría de Hidalgo.

Leonardo Jaramillo, director de educación religiosa de la iglesia, ayudó a facilitar las conmovedoras reuniones y espera que otras diócesis hagan lo mismo. Algunos de los hijos adultos que recibieron a sus padres este año son indocumentados y han estado en los Estados Unidos entre 20 y 28 años, mencionó Jaramillo. Para participar, los padres deben tener al menos 60 años de edad y no haber viajado antes a los Estados Unidos. La duración máxima del viaje fue de 20 días.

“Fue muy emotivo porque pude observar que algunas de estas personas tan mayores no reconocían los rostros de sus hijos. Más aún, ni siquiera conocían a sus nietos”, recordó Jaramillo, quien nació en Colombia. “Los abuelos lloraban porque solo los conocían a través de fotos. Me impresionó mucho ver cómo ellos, cuando vieron a sus padres, cayeron de rodillas para recibirlos como una señal de respeto, un gesto muy hermoso”.

Recordó la despedida de un hombre de 84 años.

“Va a ser muy, muy difícil que este hombre vuelva a ver as u hijo a menos que él regrese a vivir a México, lo cual no está en sus planes en este momento”, comentó Jaramillo. “Para muchos de los que están presentes en esta despedida hoy, esta será la última vez que se vean”.

Jaramillo dijo que presentar toda la documentación requerida para las visas de turista y coordinar la logística fue un esfuerzo laborioso. Los voluntarios en México escoltaron a los ansiosos viajeros desde Hidalgo a Ciudad México y el personal de la aerolínea Delta los ayudó. Los pilotos incluso se tomaron fotos con ellos a su llegada. En general, es un ejemplo de cooperación para la inmigración humana.

“El problema es que en muchos países los procesos de inmigración son casi imposibles de acceder”, señaló Jaramillo. “Pero si los procesos fueran más sencillos, sería más fácil controlar la inmigración ilegal”.

Trabajo compasivo en equipo

El club Fuerza Hidalguense inició el programa con el gobierno de Hidalgo, trayendo al primer grupo de 38 padres en 2018. Georgia tiene una de las mayores poblaciones de Hidalgo, ya que muchos de ellos se establecen entre vecinos y compatriotas. Eliseo Sánchez, presidente del club, trajo a sus propios padres, de 66 y 69 años, el año pasado y ahora quiere ayudar a otros.

“Es difícil, pero al mismo tiempo es una sensación muy, muy agradable. Los ves mayores y cansados, ​​pero también es un momento de felicidad. No tiene precio”, indicó.

Sánchez agradece el apoyo de Jaramillo; del Padre Luis Guillermo Córdoba, párroco de la misión; de 16 voluntarios del club; del patrocinador de visas estadounidense Wesley Smith; y de Alma Lidia de la Vega Sánchez, directora del programa en Hidalgo.

“Es un trabajo en equipo. Esto no es posible sin la cooperación del gobierno de Hidalgo. Ellos no pueden hacer esto sin nuestra ayuda, pero nosotros tampoco podemos hacerlo sin la suya”, reflexionó Sánchez. “Son muchas personas buenas ayudando, personas que hacen mucho trabajo voluntario dentro del club y Leonardo, él nos está ayudando mucho … Ya que todo esto es voluntario, aceptamos cualquier ayuda. Esta es siempre bienvenida”.

Sánchez originalmente emigró a Luisiana a través de un programa de intercambio de maestros, pero cuando ocurrió el Huracán Katrina se mudó a Atlanta y trabajó en educación durante cinco años. Finalmente decidió quedarse con sus dos hijos nacidos en los Estados Unidos y trabajar en la construcción.

López también vino a trabajar hace 20 años y se quedó para mantener a su familia y darles una vida mejor a sus hijos. Ahora está solicitando regularizar su permiso de trabajo.

“Desafortunadamente, en nuestro país, si trabajas no es suficiente para comer. Además

trabajas un día y no el siguiente porque no hay suficiente trabajo para toda la semana. Y esto nos hace dejar a nuestros padres, nuestras familias. Muchos dejan de estudiar y vienen a este país”, dijo en español. “Y nos quedamos en este país, formamos familias y es difícil regresar”.

López se apoya en su fe. “Todos los días me pongo en las manos de Dios y le pido que me ayude a cuidar a mi familia”, señaló.

Ahora encuentra nuevas fuerzas al ver a su madre sana y contenta a los 69 años de edad. “Es una profunda paz interior”, añadió.

Atendiendo a los necesitados, Nuestra Señora de las Américas ayuda solucionando necesidades prácticas durante todo el año, ya sea asistiendo con documentos legales, brindando alojamiento temporal a través de otros miembros o refiriendo a las personas a Caridades Católicas. Y Jaramillo dijo que en los últimos tres meses han atendido a un gran número de venezolanos desesperados por servicios de ayuda y asistencia con solicitudes de asilo.

Reunir a las familias fue un cambio alegre en la rutina.

“Recibimos personas todos los días que nos cuentan de sus realidades y miedos. Ellas buscan un refugio en la Iglesia a la que asisten y donde se sienten tranquilos y no presionados ni perseguidos. Pero hay tantos que no tenemos suficientes medios para atenderlos a todos de la mejor manera”, señaló Jaramillo.

Sánchez, la presidente del club, dijo que cerca de 25 padres mexicanos ya se han inscrito para el tercer reencuentro.

“Ya presentamos la solicitud al gobierno de Hidalgo. Esperamos poder lograr que el tercer grupo viaje el próximo año alrededor de abril o mayo”, dijo.

El programa “fue un momento muy hermoso para las familias de la Misión Católica. Cada vez que el gobierno de los Estados Unidos otorgue las visas, vamos a ayudar”, dijo Jaramillo.