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Arzobispo ordena a ocho hombres como diáconos permanentes

By ANDREW NELSON, anelson@georgiabulletin.org | Published febrero 14, 2019  | Available In English

ATLANTA—Stephen Gross sentía que debía hacer algo por la Iglesia, pero no estaba seguro si quería servir como diácono.

“Siendo tan cabeciduro como soy, me dije, ‘Dios, no tienes a la persona adecuada aquí'”, comentó Gross.

Tuvo que escuchar a su esposa y párroco para confirmar que el llamado había estado allí toda la vida.

El sábado, 26 de enero, en la Catedral de Cristo Rey, el Diácono Gross fue uno de los ocho hombres que fueron ordenados para servir como diáconos permanentes en la Arquidiócesis de Atlanta.

Estos hombres se unen a más de 230 diáconos permanentes activos que sirven en los 69 condados de la arquidiócesis. La ordenación completó un recorrido de casi seis años, desde el proceso de aplicación hasta el trabajo en clase y el ministerio.

Dirigiéndose a la congregación y a los hombres, el Arzobispo de Atlanta Wilton D. Gregory, le encomendó a los diáconos que cumplieran con sus ministerios como “iconos de Cristo, el siervo”.

Su ministerio en el diaconado los llevará a las cárceles, a los hogares de los afligidos y a los padres de infantes y creyentes que buscan el bautismo, dijo. Descubrirán que hay un hambre en el corazón humano “por el significado, por la dirección, por la pertenencia”, añadió el Arzobispo Gregory. “Como diáconos, su primer ministerio es el de la caridad evangélica”.

La catedral de Peachtree Road estaba llena de varios cientos de familiares y amigos de aquellos hombres. La ordenación, con la imposición de las manos del arzobispo, sucede después de años de estudio e inmersión en la vida de la Iglesia.

Ese día fueron ordenados los diáconos Timothy Dimond, Nicholas Goodly, Stephen Gross, Facundo Maldonado Amaya, Thomas Nemchik, Randy Ortiz, Guillermo Sevilla y Timothy Tye.

Al servicio del pueblo de Dios
Cerca de dos docenas de amigos y familiares llenaron las bancas del Diácono Timothy Dimond, quien asiste a la Iglesia de San Benito, en Johns Creek, a la cual ha pertenecido por 11 años y donde continuará sirviendo. Siendo una cara familiar, Dimond no cree que será extraño para los feligreses verlo en el nuevo ministerio e invitará a la gente a llamarlo diácono o Tim, como se sientan más cómodos, dijo.

“No se trata del título. Se trata de servirles a ellos y a la comunidad de la Iglesia “, afirmó.

Trabajando en el centro de Atlanta para el Condado de Fulton, el nuevo diácono ha conocido y se ha hecho amigo de los indigentes y las personas con problemas de salud mental. Si es posible, le gustaría que esa fuera un área en la que pudiera concentrarse. Él no siempre se siente cómodo con las personas con ese tipo de obstáculos, pero lo ve como una validación sobre el sitio dónde Dios quiere que esté.

“Cuando estoy en mi momento más débil, es cuando soy más fuerte”, dijo parafraseando a San Pablo sobre apoyarse en la ayuda de Dios.

El primer domingo después de la ordenación fue recibido por su parroquia.

“Fue algo alegre. Todavía estás en el momento y el espíritu” de la ordenación, comentó.

El Diácono Gross siente que el ministerio lo está alejando de su zona de confort. Está considerando mudarse de Atlanta y alejarse de su parroquia de 16 años para comenzar nuevamente a unas 50 millas al sur en la Iglesia de Santa María, Madre de Dios, en Jackson. El cambio es de una parroquia de casi 7.000 familias a una con menos de 300.

Es una “oportunidad de pasar tiempo sirviendo al pueblo de Dios, uno a uno”, dijo. Los programas de formación de adultos y ayuda a las personas con el proceso de anulación matrimonial son dos áreas en las que espera involucrarse.

Regina Román, quien asiste a la iglesia de Buckhead, estaba allí para apoyar al Diácono Nicholas Goodly. Ambos se conocen desde hace doce años, pero ahora son “amigos de toda la vida”. El diácono dio clases de artes marciales a los niños de Román en un Club de Niños y Niñas. Ella dijo que él siempre estaba atento, dispuesto a colaborar para servir a los niños y a los adultos.

“Si preguntas, él estaba allí. Era un líder muy bueno, incluso para nosotros los adultos”, señaló. “Es humilde y directo para ayudarte a buscar lo que estás tratando de encontrar”.
Asistir a la ordenación fue importante para ella.

“Habría ido hasta Alaska si la ceremonia hubiese sido allí, tenlo por seguro. Absolutamente”, afirmó Román.

David Sevilla presenció la ordenación de su padre, Guillermo “Hedy” Sevilla. El joven de 30 años asiste a la Iglesia de Todos los Santos, en Dunwoody.

“Es un cristiano, padre y esposo muy devoto. Definitivamente es el pilar de la familia “, dijo Sevilla sobre Hedy.

De joven, su padre asistió a un seminario en su Filipinas natal. Sevilla dijo que la búsqueda de su padre para convertirse en diacono años después no fue una sorpresa.

“Siempre supe que se dirigía por ese camino”, mencionó.

El hijo dijo que sentía que la historia de su padre como inmigrante ayudaría a establecer vínculos con los demás y aumentaría la diversidad de la comunidad.

Sevilla describió a su padre como alguien paciente y determinado. Recordó que, durante los estudios para el diaconado, su padre permanecía despierto hasta la 1 de la madrugada, antes de irse a la cama a descansar un poco para comenzar su día de trabajo como contador.

“Cualquier cosa que se proponga, eso es lo que hará”, afirmó.

Una tarea que requiere muchas manos
Shannon Zieg, administradora de la Iglesia de Santa María, Madre de Dios, mencionó que los feligreses han estado conociendo al Diácono Gross, quien viaja a la pequeña parroquia. Zieg dijo que ha visto que el diácono tiene un don para “hablar con las personas, escucharlas y difundir el mensaje de Jesús”.

En la rica tradición del rito de ordenación, los hombres prometieron obediencia al arzobispo y se postraron boca abajo sobre el suelo de mármol de la catedral mientras la congregación oraba por ellos.

Más tarde, el Arzobispo Gregory colocó sus manos sobre ellos y oró y los consagró como diáconos. Poco después, los hombres fueron vestidos con una estola que cubría diagonalmente el pecho y una dalmática, vestidura utilizada durante las liturgias.

En su homilía, el Arzobispo Gregory dijo: “Servir al pueblo de Dios ha sido siempre una tarea que requiere muchas manos”.

Los diáconos formaban parte de la primera comunidad cristiana, dijo, con un ministerio que era “una necesidad y una gracia”. Desde su historia más temprana, la caridad fue el foco de los esfuerzos del diaconado.

“Los diáconos son ministros que sirven a imagen de Cristo, Nuestro Señor”, dijo el arzobispo.

Agradeció a las esposas e hijos de los ocho hombres por su papel para apoyarlos en su vocación y se refirió a sus familias como un “componente indispensable” del ministerio.

Dijo que los diáconos deben ver la oración como una parte vital de su servicio, que dará forma al resto de sus esfuerzos, desde ayudar a las personas necesitadas hasta servir en el altar.

En su trabajo, el arzobispo indicó que los diáconos no deben permitir que “el hambre de la gente sea ignorada, que su desnudez pase desapercibida y que sus penas no sean consoladas”.