Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Along with Father Jimmy Adams Parishioners of Prince of Peace Church, Flowery Branch, await their flight to Nicaragua to assist Amigos for Christ in serving the poor. From left to right are teens Ryan Reeves, Kate Scales, Sue LaFave, Father Adams, Ana Correa, Kayla Hanken, Sophia Sasso, Drew Sasso and Russella Scales. Photo courtesy of Amigos for Christ

Flowery Branch

Feligrés de Príncipe de Paz preparada para regresar a Chinandega

Published julio 5, 2018  | Available In English

FLOWERY BRANCH—Sue LaFave, miembro del consejo administrativo de Amigos por Cristo y líder misionera, ha participado en viajes a Nicaragua cada año desde 2002, liderando más recientemente durante las vacaciones de primavera a un grupo de su parroquia, Príncipe de Paz en Flowery Branch. Aun cuando el conflicto político obligó a Amigos en Buford a cancelar sus viajes de verano, LaFave espera ansiosamente poder regresar a Chinandega donde normalmente pasa el verano sirviendo a otros. Ella tiene incluso una casa a pocas cuadras de las oficinas principales de la organización en Nicaragua.

LaFave acompañó en su primer viaje a su hija adolescente y a otros miembros de Príncipe de Paz. Desde entonces ha llevado también a sus sobrinos y a muchos otros jóvenes de la parroquia.

Es la gente de Nicaragua la que la inspira a continuar su servicio.

“Su humildad y gran fe fueron un gran ejemplo para mi hija cuando fuimos la primera vez y continúa siéndolo para mí. Ellos están muy agradecidos por la ayuda que les brindamos. Amigos por Cristo hace un trabajo maravilloso ayudándolos sin ofenderlos y permitiéndoles mantener su dignidad. Cuando vamos a Nicaragua, somos las manos y los pies del Señor. Trabajamos junto a los nicaragüenses para ayudarlos a tener una vida mejor. No estamos allí para predicar a través de nuestras palabras, sino de nuestros actos”, dijo LaFave, quien añadió que nunca se ha sentido en peligro en Chinandega.

Ella conoció a los Narváez por primera vez cuando la familia vivía en una choza de plástico con techo de hojalata cerca del basurero de la ciudad. Trabajó junto a la familia y a otras personas de Amigos para reubicarlos en un nuevo hogar en Villa Catalina. Ahora viviendo en una casa decente con agua corriente, la madre tiene un pequeño negocio y sus niños asisten a un programa extra curricular llamado Teatro Catalina.

“Actualmente los veo siendo muy exitosos en su día a día y eso me hace muy feliz”, dijo. “Sé a dónde va mi dinero. He conocido a las personas en las comunidades y he visto el impacto que ha tenido en ellos y eso hace la diferencia”.

LaFave ve con sus propios ojos la diferencia que hace el tener agua corriente en las 18 comunidades a las que ha servido Amigos. Antes, los padres pasaban la mitad de su día recogiendo agua en vez de buscar trabajo, mientras los niños se encargaban de sus hermanos menores en lugar de ir a la escuela, recordó.

Compartir su fe a través de sus acciones la ha impactado orgullosamente.

“Realmente no entendía el impacto que el servicio tendría en mi vida religiosa y en mi habilidad para compartir mi fe con otras personas. Me di cuenta de que no es solamente a través de mis palabras, sino que puede ser a través de mis acciones- y eso me sorprende mucho. Cada pala llena de tierra que he sacado me ayuda a comprender que no siempre podemos hacer grandes cosas, pero que cada acto pequeño contribuye a algo grande. Veo al Señor en Nicaragua”, comentó. “Estoy muy agradecida y orgullosa de ser parte de una organización que hace una diferencia todos los días”.