Photo Courtesy of SOLT Family Mission Experience

ATLANTA—Después de la confirmación de su hijo Luca a principios de este año, Cristina DiMarzio estaba buscando la manera de continuar incentivando el camino de fe del joven de 13 años.

«Este año quería agradecer al máximo las gracias recibidas», indicó.

DiMarzio, quien asiste a la iglesia St. Peter Chanel en Roswell, es dueña de una pequeña tienda en línea de artículos católicos para el hogar y sigue a otras cuentas católicas en las redes sociales.

La madre escuchó sobre SOLT (La Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad por sus siglas en inglés) hace un par de años y, más recientemente, vio las publicaciones en redes sociales del Diácono Ken Dawson, uno de los fundadores de la Experiencia Misionera Familiar de SOLT. Dawson es diácono en la iglesia Our Lady of the Mountains en Jasper.

«El algoritmo me mostró su cuenta», dijo. 

El programa invita a familias a misiones de una semana en las comunidades a las que sirven sus sacerdotes y religiosos, brindando la oportunidad de que los participantes puedan ayudar a otros a incrementar su fe y a crear recuerdos familiares.

«Viví en Honduras en tercero y cuarto de primaria», explicó DiMarzio. «Siempre recordaré esa experiencia». 

Decidida a «aprovechar la oportunidad», DiMarzio y su hijo se unieron a otras familias en un viaje misionero de verano a Ciudad de Belice, en Belice.  

Otra familia de Georgia también participó en el viaje. Descubrió que sus hijos tenían mucho en común con Luca, incluyendo el amor por el béisbol y el fútbol.

«Esto enriqueció la experiencia en general», comentó DiMarzio sobre las nuevas amistades. «Fue algo realmente guiado por el Espíritu Santo». 

Aunque Belice es un destino turístico conocido por sus playas y selvas, «es un país en pleno desarrollo», dijo. 

Colonizado por los británicos en 1840, Belice se encuentra en la costa noreste de Centroamérica. Tiene influencias criollas y latinoamericanas. Los beliceños hablan inglés, criollo y, en algunas zonas rurales, español.

Como orden religiosa, SOLT «asiste en regiones desatendidas», explicó la madre. 

En Belice, los sacerdotes sirven en la parroquia de la Divina Misericordia en Ciudad de Belice y en la parroquia de San Pedro, en la cercana isla del mismo nombre.

Cristina y Luca DiMarzio, quienes son feligreses de la iglesia St. Peter Chanel, participaron en una de las experiencias misioneras familiares de SOLT en Belice, para servir a los necesitados. Durante su estancia, también disfrutaron de una excursión a las ruinas mayas. Foto cortesía de la Experiencia Misionera Familiar de SOLT.

Los participantes de la misión se integran plenamente en la vida parroquial. Los DiMarzio y demás voluntarios colaboraron con la Escuela Bíblica de Vacaciones durante su viaje en julio, rezaron el rosario en una caminata por un barrio marginal, visitaron clínicas de salud, alimentaron a personas sin hogar y compartieron con los residentes del único asilo de ancianos financiado por el gobierno de Belice.

La madre mencionó que las condiciones del asilo eran deplorables y deprimentes. Las personas que viven allí no tienen familiares ni nadie que las quiera. Como gesto de compañía, Luca jugó dominó con los residentes y conversó en español con un hombre.

El Padre Scott Giuliani, SOLT, párroco de la Divina Misericordia, celebra la misa semanalmente en el asilo. 

«Lo que está haciendo es hermoso», dijo DiMarzio, en referencia a los esfuerzos del sacerdote por difundir la fe católica en la cultura y dar a conocer la presencia de SOLT.

La madre indicó que Luca notó los esfuerzos del sacerdote y dijo: «el Padre Scott está en todas partes».

«Es un ser humano increíble», añadió DiMarzio. 

Los participantes de la misión pudieron colaborar en un proyecto de construcción en el Centro Santa María Magdalena para mujeres en situaciones críticas. También, asistieron a misa diariamente y tuvieron la oportunidad de cenar juntos en las noches tras pasar sus días divididos en equipos. Las familias también tuvieron la oportunidad de visitar las ruinas mayas en Belice.

DiMarzio, quien es madre de cuatro hijos, desea poder llevarlos a todos a la experiencia misionera.

«Me tiene encantada», exclamó. 

Los viajes de SOLT están diseñados para familias de todos los tamaños y edades, con actividades accesibles para cada uno. DiMarzio comentó que se aprende mucho de la vida de un misionero y del servicio a los necesitados.

«Realmente son los pequeños gestos de amor. Sí, lo haces por ellos. Pero tu propio corazón se expande», dijo. 

La Caminata del Rosario y ver las condiciones de vida de algunos beliceños tuvo un impacto enorme en su hijo adolescente, indicó la mujer. 

«Tenía los ojos bien abiertos», anotó. 

Las construcciones en los barrios pobres están hechas rápidamente, sus cimientos están hundidos, con puentes destartalados como única conexión y no hay acceso a servicios de alcantarillado.

Hacía calor y no había aire acondicionado. Luca contó 40 picaduras de mosquito el primer día. Ver la alegría del sacerdote al trabajar junto a los demás fue muy impactante.

«Vivimos en Roswell. Es como una burbuja. Es una bendición, pero empezaba a notar que estaba dando ciertas cosas por sentado», dijo DiMarzio sobre su hijo.  

Después de la misión, cree que Luca es más amable. «Hay más gratitud», dijo.

Muchos colaboradores 

El Diácono Dawson, quien fue ordenado para servir al diácono permanente en la Arquidiócesis de Atlanta en 2022, fundó la Experiencia Misionera Familiar de SOLT al año siguiente y dirige el día a día de la organización sin fines de lucro.

«Dejé mi trabajo para dedicarme a esto», afirmó, reconociendo la labor de Maggie Glemkowski, quien pertenece a la junta directiva, en el éxito del programa dirigido por laicos. 

«Ella ha estado involucrada desde el principio», indicó.

El diácono dijo, nuestro objetivo ahora es «atraer a más laicos a nuestras misiones».

En su propia vida familiar, una experiencia misionera generó un cambio. El Diácono Dawson comentó que su hija es un ejemplo de alguien que sigue sintiéndose conectado con las personas que conoció en la misión, incluso después de regresar a casa.

«Quiere rezar por ellos», explicó.

Otra ventaja para quienes realizan viajes misioneros es la oportunidad de pasar tiempo con sacerdotes o religiosos, algo particularmente importante para quienes tal vez no tengan una relación cercana o estrecha con el clero o las religiosas en su hogar.

«Realmente cambia su perspectiva sobre las vocaciones religiosas», dijo el Diácono Dawson.

Familias colaboran en la creación de un mural como parte de un proyecto de embellecimiento comunitario en Belice durante un viaje con la Experiencia Misionera Familiar de SOLT. A menudo se trata de un ministerio de presencia y práctica de pequeños actos de amor. El programa fue cofundado por el Diácono Ken Dawson de la Arquidiócesis de Atlanta. Foto cortesía de la Experiencia Misionera Familiar de SOLT.

El diácono ha dirigido seis viajes este año. Además de Belice, SOLT ofrece viajes misioneros a Colón, México, y a Turtle Mountain Reservation en Dakota del Norte. Las familias también pueden viajar por tierra al sur de Texas para participar en las iniciativas de SOLT en comunidades cercanas a la frontera.

El Diácono Dawson está disponible para hablar con grupos parroquiales y comenta que el programa cuenta con la infraestructura necesaria para ayudar con la recaudación de fondos para los viajes. La Experiencia Misionera Familiar de SOLT se compromete a ofrecer una experiencia asequible para que sea accesible. Las familias pagan el pasaje aéreo; el costo del viaje cubre la alimentación, el alojamiento y el transporte local.

El trabajo misionero se realiza en colaboración con las parroquias de SOLT, no como un proyecto independiente. Este enfoque fortalece los ministerios existentes de la parroquia en general.

«Estamos añadiendo muchos colaboradores a su labor social», dijo el Diácono Dawson.

En Belice, los voluntarios pueden realizar tareas en una escuela Montessori parroquial o ayudar a cubrir necesidades específicas, como enseñar a conducir a una mujer que recibe ayuda del centro para mujeres en situaciones críticas.  

Para Luca DiMarzio, la semana de trabajo misionero fue muy significativa. 

«Aprendí que la gente vive de manera muy diferente a como lo hacemos en los Estados Unidos», escribió. «He crecido al no dar nada por sentado».

Al reportar sus horas de servicio para un proyecto escolar, compartió un versículo bíblico de Gálatas que resumía las obras de misericordia realizadas en Belice: «Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo».