ATLANTA–El Senado de Georgia aprobó el 31 de marzo el Proyecto de Ley de la Cámara de Representantes 123, una medida que protege a las personas vulnerables de la pena de muerte. Previamente, la Cámara de Representantes de Georgia había aprovado el proyecto por unanimidad en la sesión legislativa, y ahora se encuentra a la espera de ser firmado por el gobernador para convertirse en ley. El Arzobispo de Atlanta Gregory J. Hartmayer, OFM Conv., y el Obispo Stephen D. Parkes de Savannah expresan su gratitud a los legisladores y partidarios por la aprobación del proyecto de ley en la sigueinte declaración, publicada el  2 de abril:

“Nos complace enormemente saber que el Proyecto de Ley 123 de la Cámara de Representantes ha sido enviado al despacho del Gobernador Brian Kemp para ser firmado. Esta futura ley protegerá a personas con discapacidad intelectual de la pena de muerte.

En 2002, la Corte Suprema de los Estados Unidos determinó que ejecutar a personas con discapacidad intelectual violaba los derechos, amparados por la Octava Enmienda contra castigos crueles e inusuales, de estos individuos. En ese entonces, la redacción de leyes que garantizaran la protección de dichos derechos fue dejada en manos de los estados. Si bien Georgia contaba con legislación destinada precisamente a ese fin, en la práctica, no cumplió con su cometido.

Tras muchos años de abogar por una modificación, el Proyecto de Ley 123 de la Cámara de Representantes ha sido aprobado por la Asamblea General de Georgia y enviado al Gobernador Brian Kemp para su firma. Esta legislación cambiará la ley de dos maneras importantes: En primer lugar, el estándar de prueba se ha reducido de “más allá de toda duda razonable” a “preponderancia de la evidencia”. En segundo lugar, la determinación de la discapacidad intelectual se realizará en una audiencia previa al juicio, en lugar de que el jurado la decida mientras se determina la culpabilidad.

Agradecemos  profundamente al patrocinador del proyecto de ley, el Presidente Bill Werkheiser, así como a las comunidades religiosas, las organizaciones y los defensores compasivos y decididos con los que hemos trabajado a lo largo de los años. La aprobación del HB 123 demuestra que, unidos, podemos lograr un cambio positivo. Como católicos, estamos comprometidos a proteger a las personas vulnerables y a promover una cultura de vida en nuestra sociedad.

El HB 123 trabaja para lograr ambos objetivos, y celebramos su aprobación y todo el bien que traerá.”