Atlanta
Bendiciones Navideñas: ¡Emanuel, Dios con nosotros
By ARZOBISPO GREGORY J. HARTMAYER, OFM Conv. | Published diciembre 21, 2022 | Available In English
La imagen del pesebre en Navidad suscita asombro y contemplación. Asombro ante el misterio de Dios que se convierte en hombre en medio de la pobreza de un establo para salvarnos de nuestros pecados; y contemplación cuando nos arrodillamos para orar ante Emmanuel, Dios con nosotros.
En el pesebre vemos a Jesús, la esperanza de todos los tiempos, acostado en un pesebre con los brazos extendidos para abrazarnos con su amor. Vemos a María inclinada en adoración ante el Dios hecho hombre. Y a José montando guardia como un centinela velando por su familia. Hay animales presentes y una estrella iluminando la oscuridad y revelando a Jesús como la luz del mundo. Los ángeles cantan sus alabanzas y los pastores son los primeros en llegar a adorar al Rey de Reyes.
El primer pesebre fue realizado por San Francisco de Asís en 1223 en Greccio, Italia. San Francisco quería que la gente recordara que Jesús nació en un humilde establo en Belén. A la luz de las velas, se representó la primera historia de Navidad para motivar a la gente a recordar el regalo más grande de todos, el Hijo de Dios hecho hombre. En su Carta Apostólica Admirabile signum (Sobre el significado y el valor del Bélen), el Papa Francisco escribió: “La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”.
Cuando Jesús y María llegaron a Belén, era una familia necesitada. Alguien les demostró bondad en esa primera noche de Navidad para que Jesús naciera entre nosotros. Él es el significado de la Navidad. Oremos para que, al arrodillarnos ante él, podamos entregarle nuestras alegrías, tristezas, esperanzas y temores; para que, al mirar a la Sagrada Familia, podamos reconocerla en los pobres y en quienes sufren a nuestro alrededor; para que, podamos abrir nuestros corazones para recibir el amor ilimitado que Él continúa brindando.
En nombre del Obispo Ned Shlesinger, el Obispo Joel Konzen, el Obispo electo John Tran, y en el mío, les deseo a ustedes y a sus seres queridos una Navidad llena de bendiciones. Oro para que todos tengamos al niño Jesús en el centro de nuestras vidas y para que podamos llevar su luz a quienes encontremos en nuestro camino.