Atlanta
Atlanta recibe ocho nuevos diáconos “llenos de entusiasmo”
By ERIKA ANDERSON REDDING, Especial para el boletín | Published febrero 13, 2020 | Available In English
ATLANTA—”Soy el Diácono Jim”, dijo el Diácono James Grebe mientras saludaba a los asistentes en la Catedral de Cristo Rey. La presentación fue algo sencillo para el nuevo diácono, quien fue uno de los ocho hombres que fueron ordenados para el diaconado permanente el sábado, 1 de febrero. Para el Diácono Grebe, este fue un día que lo conecta de manera especial con su familia, incluyendo dos hermanos que también son diáconos y un hijo que es sacerdote.
El Padre James Grebe, sacerdote de la Diócesis de Pensacola-Tallahassee, posó para una foto con sus tíos y su padre recién ordenado.
“Estoy muy orgulloso de él y bastante sorprendido. Nunca pensé que vería algo así”, comentó el sacerdote. “Es un día especial”.
El nuevo diácono es mayor que sus dos hermanos, John y Andy, pero ha sido el último en ser ordenado. Apropiadamente, el Diácono Grebe servirá en la Iglesia de la Sagrada Familia en Marietta.
La catedral se llenó una hora antes de la misa de ordenación. Se respiraba un aire palpable de alegría y anticipación a medida que los amigos y familiares de los futuros ordenados se saludaban y hablaban de sus seres queridos.
El Obispo Joel M. Konzen, SM, fue quien celebró la misa, ordenando, junto con James Grebe, a los diáconos Bruce Goodwin, David Hernández, William Kester, Dev Lobo, Joseph W. Odom Jr., Igor Ponce y James Windon.
Estos hombres, entre 48 y 68 años de edad, son esposos, padres y abuelos de procedencias diversas y representan industrias que incluyen el cumplimiento de la ley, la tecnología, la contabilidad, la carpintería y la medicina veterinaria. Pero todos comparten un deseo común de servir a su iglesia y su rebaño.
Un recorrido santo
En su homilía, el Obispo Konzen dijo que a cada uno de nosotros se nos otorga el don de una vocación.
“Cómo aparece, cómo se desarrolla la vocación, es lo que el Señor diga, un llamado de Dios”, señaló. Debido a que Dios ama tanto a su Iglesia y a su pueblo, “nos envió su Espíritu Santo para hacernos siervos del amor de Jesucristo”.
El Obispo Konzen expresó su agradecimiento a las familias de los nuevos diáconos que apoyaron a los hombres durante su “rigurosa formación”.
“La Iglesia agradece a quienes les han brindado apoyo y aliento, porque han hecho un buen trabajo por el bien de estos hombres que aman y por el bien de aquellos a quienes servirán”, dijo.
Los nuevos diáconos estarán involucrados en ministerios tales como la preparación matrimonial, la capacitación de servidores del altar, los niños y niñas exploradores, justicia social y la Sociedad de San Vicente de Paul.
El Obispo Konzen se dirigió a los hombres para recordarles la “seriedad de su compromiso y sus nuevas responsabilidades”. Su trabajo como diáconos será como el del propio hijo de Dios, añadió.
“La labor que comienzan hoy… para ustedes, será un recorrido. De hecho, un recorrido misionero, no muy diferente a la labor de los primeros diáconos, elegidos para ayudar a los apóstoles mientras llevaban la palabra de Dios y la celebración eucarística a todo el mundo”, afirmó. “Este viaje sagrado los llevará a una variedad de parroquias, a muchas oficios y a muchos corazones listos para recibir la verdad que llevan”.
Mientras sirven, el Obispo Konzen animó a los hombres a buscar el ejemplo de los santos de la Iglesia como guía.
“Permitan entonces que la Iglesia los guíe, durante su predicación y su conducta en el altar, y en la práctica de la misericordia y el amor. El ejemplo, al igual que las oraciones de los apóstoles y los santos que siguen, es el depósito que actúa como dispensario de misericordia y amor, una fuente de caridad y bienestar espiritual que pueden y deben aprovechar diariamente”, dijo.
Promesas hechas
Después de la homilía, durante el rito sagrado de la ordenación, los hombres prometieron obediencia al arzobispo y se postraron boca abajo en el piso de mármol de la catedral mientras la congregación oraba por ellos.
El Obispo Konzen impuso sus manos sobre cada uno mientras oraba y los consagró como diáconos. Poco después, los hombres recibieron las vestimentas que usarán cuando ayuden con la misa.
Cuando concluyó la ceremonia, la congregación respondió con fuertes aplausos mientras los nuevos diáconos salían de la catedral.
Después de la ordenación, sus seres queridos se reunieron para una recepción en Kenny Hall. Joyce Guris, directora de educación religiosa en la Iglesia de la Transfiguración en Marietta, habló de su amigo, el Diácono Lobo, quien servirá en la parroquia.
“Cuando él y su esposa se mudaron a la parroquia, ambos se convirtieron rápidamente en catequistas”, dijo. “Él tiene una verdadera pasión por hacer el recorrido junto a los jóvenes y ayudarlos a conocer al Señor”.
El Padre Fernando Molina-Restrepo, párroco de La Transfiguración, se refirió al Diácono Lobo como “un alma gentil con el corazón de un siervo”.
“Siempre está listo para servir con una sonrisa”, dijo el sacerdote.
El Diácono Dennis Dorner Sr., canciller de la Arquidiócesis de Atlanta, dijo que todos los diáconos recién ordenados tienen corazón de siervos.
“Esta es una clase extraordinariamente buena”, dijo. “Realmente es algo que se pudo apreciar durante el retiro previo a la ordenación. Simplemente están llenos de entusiasmo y realmente saben lo que es ser líderes dispuestos a servir. Este fue un buen día”.