Georgia Bulletin

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El Arzobispo Gregory actualiza a los católicos sobre la asamblea de obispos de otoño y la crisis de abuso

By EQUIPO DE THE GEORGIA BULLETIN, editor@georgiabulletin.org | Published diciembre 11, 2018  | Available In English

ATLANTA—Muchos feligreses de diversas iglesias de la Arquidiócesis de Atlanta se han reunido recientemente en asambleas públicas para orar y compartir sus inquietudes sobre la crisis de abuso. Las parroquias han enviado las preguntas de estas sesiones al Arzobispo Wilton D. Gregory, quien las ha respondido en una serie de artículos. Las publicaciones anteriores de las preguntas y respuestas pueden encontrarse en el Internet en georgiabulletin.org.

Si las conversaciones de su parroquia han generado preguntas adicionales que no han sido respondidas aquí o en ediciones anteriores, por favor envíelas a la oficina de su parroquia y pídales que las manden a la oficina del Arzobispo Gregory en la Cancillería en Smyrna.

A continuación, el arzobispo discute la reunión de noviembre de los obispos estadounidenses en Maryland:

¿Qué sucedió en la reunión de la USCCB en Baltimore, y cuál es el siguiente paso?

Una esposa y madre de familia, a quien he llegado a conocer y amar durante los últimos catorce años, es una de las muchas personas que me han hecho esta pregunta. Ella no está sola al sentirse perpleja, decepcionada y enojada por el giro de los acontecimientos en la reunión de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos de noviembre en Baltimore. Varias cosas sucedieron en Baltimore mucho más allá del retraso en la votación que la Santa Sede exigió a los obispos de nuestra nación. Las expectativas de que los obispos tomaríamos medidas para comenzar a corregir y resolver el asunto de la rendición de cuentas del liderazgo episcopal y el comportamiento clandestino que ha sido en gran parte el catalizador de esta desgracia eran sumamente altas.

Tanto los católicos como los no católicos anticiparon que los obispos tomarían medidas drásticas para reconocer y abordar el dolor que las víctimas y los sobrevivientes del abuso sexual de menores continúan sufriendo. Como estadounidenses, esperábamos una respuesta decidida a la vergüenza que la Iglesia Católica continúa enfrentando.

La gente quería una acción clara y explicaciones creíbles. No estábamos esperando un nuevo retraso. La reunión de Baltimore reveló varias cosas más allá de esos votos retrasados. Baltimore nos recordó que somos una Iglesia universal. Una comunidad eclesiástica, incluso una tan bendecida como la nuestra en los Estados Unidos, no puede proponer una resolución a una preocupación tan crítica en forma aislada, sin la sabiduría ni la experiencia de otras comunidades locales.

Baltimore también reconoció que esto no es solamente “un problema estadounidense”. Durante los trece viajes que hice a Roma como presidente de la USCCB entre 2001 y 2004, escuché decir repetidamente a muchos funcionarios de la curia que el tema del abuso sexual de menores por parte del clero era algo exclusivo de los Estados Unidos. No creí eso entonces y ciertamente no lo creo ahora.

Baltimore reveló que el cuerpo de obispos en los Estados Unidos está dividido sobre la mejor manera de lograr la rendición de cuentas y la transparencia en el gobierno episcopal. Aunque no hubo una votación formal, las discusiones que siguieron hicieron evidente que no hubiéramos podido alcanzar la mayoría necesaria para promulgar una política formal, incluso si hubiésemos votado.

Finalmente, Baltimore sentó las bases de la participación de los Estados Unidos en la próxima cumbre de los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, programada por el Vaticano para febrero. El Papa Francisco ha designado a un equipo de primera categoría para organizar este encuentro de comienzos de año, incluyendo al Cardenal Blase Cupich de Chicago, al Arzobispo Charles Scicluna de Malta, al Cardenal Oswald Gracias de Mumbai y al Padre Hans Zollner, SJ, entre otros. La desilusión tras el resultado de la reunión en Baltimore ha aumentado las expectativas de este encuentro en febrero, incluso más que las de la asamblea de noviembre en Baltimore. Las personas de nuestra nación y de otros países quieren que este asunto se resuelva y se resuelva definitivamente. Se espera mucho de esta reunión de febrero.

He sido nombrado miembro de un comité consultivo integrado por los ex presidentes activos de la USCCB, el cual también incluye al Cardenal Timothy Dolan de Nueva York y al Arzobispo Joseph Kurtz de Louisville. Será precedido por el presidente actual de la conferencia, el Cardenal Daniel DiNardo de la Arquidiócesis de Galveston-Houston. Todavía estamos definiendo cómo podríamos monitorear juntos los asuntos que se abordarán en la reunión de febrero y ayudar después a implementar los resultados. Les garantizo que no hay un obispo en los Estados Unidos más comprometido con continuar y completar el importante trabajo que comenzamos en 2002 que yo, y les reitero mi fuerte determinación para restablecer la confianza en el liderazgo de nuestra querida Iglesia Católica.