Hapeville
Iglesia St. John the Evangelist re-dedicada el 3 de junio
By ANDREW NELSON, Staff writer | Published junio 21, 2018 | Available In English
HAPEVILLE—La congregación celebró de pie la re-dedicación de la Iglesia St. John the Evangelist con un servicio lleno de simbolismo.
El Arzobispo Wilton D. Gregory ungió el altar de madera con el aceite del crisma, convirtiéndolo en un símbolo de Cristo, el Ungido. El humo dulce del incienso se elevó en el santuario como una representación de las plegarias de los asientes dirigiéndose hacia Dios. De rodillas, la comunidad cantó la Letanía de los Santos, pidiendo la intercesión de los mismos y la ayuda de Dios.
El domingo 3 de junio, habían pasado casi 25 años desde que la iglesia fuera renovada por última vez. El Arzobispo Gregory felicitó a los feligreses por su logro. Les recordó que la renovación de la iglesia debería impulsarlos a vivir más plenamente como cristianos en sus barrios, hogares y lugares de trabajo.
La comunidad de Hapeville solo puede ver los cambios de la parroquia si ve vidas transformadas y gente adorando allí y trabajando para servir a otros, mencionó.
“Este se convierte solo en un reciento a menos de que esté lleno de gente que celebra y vive la Eucaristía”, añadió el arzobispo.
La parroquia tiene ahora un hermoso espacio de adoración, señaló, pero no estará completa a menos de que los católicos salgan a transformar el mundo después de la misa.
St. John the Evangelist fue fundada en 1952. La primera misa celebrada en la iglesia fue en 1954. Es el hogar espiritual de muchas culturas, incluyendo familias africanas, vietnamitas, haitianas e hispanas. Celebra seis misas el fin de semana y posee una escuela de educación religiosa parroquial galardonada. Los católicos hispanos son el mayor grupo individual de miembros, con más de 1.000 creyentes que asisten a misa los fines de semana.
El santuario se está aproximando a sus 65 años de antigüedad y los líderes parroquiales pensaron que era tiempo de realizar algunas mejoras, dijo Nick Goodly, líder del Comité de la Campaña Capital. Los últimos cambios se hicieron en la década de 1980, añadió.
Hay varias generaciones de familias que asisten y muchos de los miembros pasan por el frente de otras iglesias para pertenecer a esta comunidad, mencionó Goodly.
Sheila Appling, líder del consejo parroquial y feligrés desde 1981, dijo que los visitantes le han dicho que la diversidad de los miembros de St. John la hacen un “verdadero cuerpo de Cristo. Tienen miembros de cada nación y cada cultura adorando unidos. Las personas se sientan juntas”.
Dirigiéndose a la congregación, el Padre Michael Onyekuru, párroco de St. John the Evangelist, agradeció el apoyo del arzobispo, además de los esfuerzos de las diferentes comunidades para ayudar al proyecto. “Tienen todo el derecho de estar felices hoy”, dijo el sacerdote.
El proyecto acercó a los miembros de la parroquia para trabajar hacia un mismo objetivo de una manera única.
El techo nuevo fue instalado en noviembre de 2017 por $125.000. Los cambios en el interior se completaron en marzo por $540.000, e incluyen un piso de baldosa y un techo nuevos, y luces actualizadas. Una nueva pared con un arco reemplazó el salón para las familias con niños pequeños, ampliando la capacidad del santuario. El trabajo para elevar el techo también volvió a exponer el vitral de la iglesia a la congregación.
La parroquia se centró en recaudar dinero para mejorar el área principal del santuario, dijo Goodly. Sin embargo, los miembros de la comunidad hispana quisieron contribuir con algo más que dinero mientras que el santuario estaba cerrado por las reformas, dijo. Ellos ofrecieron sus habilidades en el gremio de la construcción actualizando los baños, construyendo dos confesionales, transformando un closet en un área de reuniones y reemplazando la alfombra de la capilla con azulejos y pintura nuevos. Otro feligrés de Camerún utilizó los servicios de arquitectura de su firma para diseñar, planificar y obtener los permisos para la construcción.
Appling dijo que el compromiso de los miembros hispanos demuestra cómo las personas de St. John the Evangelist toman su fe seriamente.
“Ellos se adueñan. Es como si estuvieran devolviéndole al Señor algo de lo que han recibido, y sonríen al poderlo hacer. Y se sienten orgullosos”, dijo.