Washington DC
Comparte esperanza con los que buscan una mejor vida
By JUNNO AROCHO ESTEVES, Catholic News Service | Published octubre 5, 2017 | Available In English
CIUDAD DEL VATICANO (CNS)—La misma esperanza que impulsa a la gente a buscar una vida mejor para sí y sus seres queridos, también impulsa a los corazones de hombres y mujeres a darles la bienvenida a migrantes y refugiados con los brazos abiertos, dijo el papa Francisco.
“Los que vienen a nuestra tierra, y nosotros que vamos hacia sus corazones, para entenderlos, para entender su cultura, su lengua “, nos embarcamos en un viaje compartido que “sin esperanza ese viaje no se puede hacer “, dijo el pontífice el 27 de septiembre en su audiencia general semanal.
“¡Hermanos y hermanas, no tengamos miedo de compartir el viaje! ¡No tengamos miedo! ¡No tengamos miedo de compartir la esperanza!”, dijo.
Durante la audiencia, el papa Francisco inauguró la campaña “Comparte el viaje”, una iniciativa auspiciada por Cáritas Internacional, la red global de agencias caritativas católicas. La campaña alienta a los católicos a comprender, conocer y darles la bienvenida a refugiados y migrantes.
Continuando su serie de audiencias-charlas sobre la esperanza cristiana, el papa reflexionó sobre los enemigos de la esperanza quienes, como el mito griego de la caja de Pandora, “desencadena tantas desgracias para la historia del mundo”.
Sin embargo, dijo, poca gente recuerda que al final de la historia, lo último que se libera desde la caja es la esperanza, la cual es la que “sostiene la vida, la protege, cuida de ella y la hace crecer”.
“Si los hombres no hubieran cultivado la esperanza, si no se hubieran sostenido en esta virtud, no habrían salido jamás de las cavernas y no habrían dejado rastros en la historia del mundo”, dijo el papa. La esperanza es lo más divino que puede existir en el corazón del hombre”.
Mientras los pobres tienden a ser “los portadores de esperanza”, dijo, hay otros, especialmente hombres y mujeres jóvenes, que lo han tenido todo, pero que no se les enseñó la “virtud de esperar y tener paciencia”.
A ellos “le ha sido destinada la peor condena: aquella de no desear más nada”, subrayó. “ Cerrar la puerta a los deseos, a los sueños. Parece un joven, en cambio está ya cayendo el otoño sobre su corazón. Son los jóvenes del otoño”.
Tener un alma vacía, agregó, es un obstáculo a la esperanza y lleva a los cristianos a caer en la tentación que los monjes de la antigüedad llamarían “demonio del mediodía”.
“Esta tentación nos sorprende cuando menos lo esperamos: las jornadas se hacen monótonas y aburridas” y nada parece digno de merecer la fatiga de uno, dijo. “Esta actitud se llama desidia; la misma corroe la vida desde dentro hasta dejarla como un caparazón vacío”.
El papa Francisco les pidió a los cristianos mantener viva la esperanza y luchar contra la desesperación por medio de Jesús, “quien puede abrir de par en par las puertas” y “mirar más allá del horizonte”.