Oklahoma City
Cardenal: Beato Rother ‘una auténtica luz’ para la iglesia y el mundo
By CATHOLIC NEWS SERVICE | Published octubre 6, 2017 | Available In English
CIUDAD DE OKLAHOMA (CNS)—Aunque el martirio del beato Stanley Francis Rother “nos llena de tristeza”, también “nos brinda el gozo de admirar la bondad, generosidad y valentía de un gran hombre de fe”, expresó el cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el 23 de septiembre en la Ciudad de Oklahoma.
Los trece años que el beato Rother pasó como misionero en Guatemala “siempre serán recordados como la gloriosa epopeya de un mártir de Cristo, una auténtica antorcha iluminada de esperanza para la iglesia y el mundo”, afirmó el cardenal en su homilía durante la misa de beatificación del sacerdote estadounidense.
“Formado en la escuela del Evangelio, vio incluso a sus enemigos como a los demás seres humanos. No odió, sino amó. No destruyó, sino construyó”, según dijo el cardenal Amato.
“Esta es la invitación que el beato Stanley Francis Rother nos extiende hoy, a ser como él fue, un testigo y misionero del Evangelio. La sociedad necesita estos sembradores de bondad”, dijo. “¡Gracias, padre Rother! ¡Bendícenos desde el cielo!”
El cardenal fue el principal celebrante de la misa de beatificación, conjuntamente con el arzobispo Paul S. Coakley de la Ciudad de Oklahoma y su predecesor, el arzobispo Eusebius J. Beltrán (retirado), quien formalmente abrió la causa de santidad de Rother hace una década.
Una multitud de 20,000 personas llenó el Centro de Convenciones Cox en la Ciudad de Oklahoma para la beatificación del padre Rother, asesinado en 1981 cuando servía a la feligresía en una misión en Guatemala, bajo el auspicio de la Arquidiócesis de la Ciudad de Oklahoma.
El arzobispo Coakley le dio la bienvenida a los católicos “de cerca y de lejos”, quienes viajaron a Oklahoma “para celebrar la vida y el testimonio del padre Rother”. Agradeció a los líderes interreligiosos, ecuménicos y cívicos por hacerse presentes y a aquellos que se sumaron a la celebración siguiendo la cobertura en vivo a través de internet, televisión y radio.
Antes de que el cardenal Amato leyera la carta apostólica declarando al padre Rother “beato”, el arzobispo Beltrán pronunció unas palabras subrayando que el padre Rother nunca imaginó que los años de su niñez, en la granja de su familia cerca de Okarche, “lo moldearían en esa clase de hombre que haría grandes avances al irse de voluntario a Guatemala”.
Trabajó hombro a hombro con la gente “enseñándoles muchas de las técnicas agrícolas que había aprendido en Okarche”, dijo el arzobispo Beltrán.
“Era muy tranquilo y sencillo por naturaleza, pero con el tiempo empezó a recibir amenazas de muerte”, continuó explicando el arzobispo. “Hizo esporádicas visitas (de regreso a Oklahoma). En su último viaje (en 1981), él sintió la necesidad de regresar a su pueblo, sin importar las consecuencias”.
Los amigos recordaban que él decía: “El pastor no puede huir. Yo quiero estar con mi gente”. Tres días después de su regreso, tres hombres llegaron a la rectoría a la medianoche y lo asesinaron.
“Su vida de santidad se hizo muy conocida más allá de las fronteras de Oklahoma y Guatemala, y aquellos familiarizados con su vida fortalecieron enormemente su fe. ¡Cuán agradecidos estamos a Dios todopoderoso, en este día, por la beatificación del padre Rother!”, puntualizó el arzobispo Beltrán.