College Park
La danza, el canto y las oraciones piadosas son las características distintivas de la Sesión en Español del congreso
By DANIELA MORENO, Especial para el boletín | Published junio 23, 2017 | Available In English
COLLEGE PARK—Miles de católicos de todo Georgia se reunieron una vez más en el Georgia International Convention Center el 17 de junio para celebrar el Congreso Eucarístico de 2017.
Al igual que cada año, el sábado por la mañana comenzó con una procesión alegre, colorida y devota, donde los participantes cantaron, bailaron y adoraron con devoción a Jesús presente en el Santísimo Sacramento. Los aviones del aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson Atlanta, ubicado a solo unos minutos de distancia, volaron tan bajo que su sonido se convirtió en parte de la procesión musical e incluso aquellos que la vieron en vivo, a través de las redes sociales, pudieron escucharlos rugir.
A las 10:30 a.m. el estacionamiento en el centro ya estaba lleno y la policía dirigía a los asistentes a parquear al otro lado de la calle. Una familia de cinco miembros de la Iglesia de St. Mark en Clarkesville caminó a través de Camp Creek Parkway tan rápido como pudo. “No queremos llegar tarde para la Sesión en Español,” dijo la madre. La sesión comenzaba a las 11:00 a.m.
En el interior de la gran edificación los paneles móviles comenzaban a desdoblarse para separar la Sesión en Español de la Sesión en Inglés. Un hombre de la Iglesia de Prince of Peace en Flowery Branch, quien vestía un colorido traje tradicional indígena, caminaba orgullosamente a través del salón con una sonrisa en su rostro. Arturo Enríquez ha estado viniendo al Congreso Eucarístico con su grupo parroquial y de danza durante los últimos cinco años. Ellos bailan y alaban al Señor durante la procesión y también durante los intermedios a lo largo del día.
“Continuaremos alabando al Señor con nuestra danza, y después nos cambiaremos de ropa por nuestra vestimenta habitual”, dijo.
Cuando los paneles móviles fueron colocados en su sitio, el escenario estuvo listo para los miembros de la vibrante banda “Sh3ma” de la Iglesia de St. John Neumann en Lilburn. David Silva, miembro fundador y padre de dos de los cantantes, dijo que este es el sexto año que han proporcionado el entretenimiento musical. Según Jairo Martínez, director de la Oficina de la Diversidad Intercultural y Étnica arquidiocesana, el salón de la Sesión en Español, casi lleno, estaba preparado para albergar alrededor de 10.000 personas este año.
La simbología explica el funcionamiento de la fe
Cuando Jairo Martínez dio la bienvenida a todos había un ambiente alegre. “¿Dónde está la gente de la Misión de Santa Elena?” preguntó. A mediad que las personas gritaban y aplaudían, el continuaba preguntando por otras parroquias y el público le respondía. Luego, Martinez presentó al maestro de ceremonia Cucho García, un nativo de Puerto Rico quien llegó a Atlanta en 1982. Este padre y abuelo, casado por más de 40 años, hizo énfasis en el tema del 22º congreso anual: “Mi Familia y Yo, Serviremos al Señor” de Josué 24:15.
El primer orador fue el Padre Jacques E. Fabre, un miembro de los Misioneros de San Carlos Scalabrinianos, quien nació en Haití en 1955 y se ordenó como sacerdote el 25 de octubre de 1986, en Brooklyn, New York. El Padre Fabre es el administrador de la misión de San Felipe de Jesús en Forest Park, en la cual ha servido desde 2008, y también es director espiritual del Movimiento de Renovación Carismática hispano en Atlanta. Antes de servir en la arquidiócesis de Atlanta, sirvió como párroco en República Dominicana, como capellán de los refugiados haitianos en Guantánamo, Cuba y en una parroquia en Florida.
“Mi primera actividad aquí en Georgia fue el Congreso Eucarístico”, dijo con un dulce acento en español dirigiéndose a la audiencia. También compartió con los asistentes que siempre utiliza símbolos para explicar su fe, ya que aunque las palabras son importantes los símbolos explican más fácilmente el funcionamiento de la fe.
“Los cocos, por ejemplo, son muy populares en el Caribe. Bueno, nosotros somos como los cocos, tenemos muchas capas para pelar antes de llegar al centro. La última capa es la más difícil de romper, pero una vez que esta se ha roto, el agua es deliciosa y la fruta es muy tierna, y ambas sirven para hacer muchas recetas”, dijo el padre.
“Una vez pelemos todas esas capas que representan nuestras debilidades, temores y rabia, podremos disfrutar de la maravillosa y verdadera versión de nosotros mismos, de nuestros corazones y almas. Entonces ustedes, los padres, como líderes de sus familias, podrán decir lo que dijo Josué: ‘Mi familia y yo, Serviremos al Señor'”.
También destacó la importancia de guiar a toda la familia por el camino de la fe y expresó lo difícil que es actualmente educar a los niños en su fe.
“No dejen que la televisión, los medios de comunicación o cualquier dispositivo electrónico eduque a sus hijos. Tómense el tiempo para enseñarles todas las cosas buenas que Dios ha creado para todos nosotros. No oculten los errores de sus hijos a los demás y asegúrense siempre de que ellos sapan lo que ustedes esperan de ellos”, añadió.
Durante el intermedio, mientras la música sonaba, algunos comenzaron a bailar y a cantar, mientras que otros decidieron visitar la zona de expositores o se detuvieron a comer. Estela Novoa se comía un emparedado mientras explicaba la razón por la cual asistía al congreso.
“He sido una feligrés de St. Joseph en Marietta por más de 12 años, y este congreso es una maravillosa oportunidad para unirnos como una gran familia y celebrar nuestra fe”, dijo mientras saboreaba su comida, interrumpiendo de repente su conversación para saltar de su silla y decir: “Ya va a comenzar a hablar el Padre Calixto, ¡vamos!”.
Sacerdote boliviano aconseja anteponer a Dios sobre todas las cosas, sin temor
Nacido en Bolivia, el Padre de la Orden Religiosa Franciscana Conventual Calixto Salvatierra, completó sus estudios en la Universidad Católica de San Pablo en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Hizo sus primeros votos religiosos en 2002 y se ordenó como sacerdote en 2004. Sirvió en la Iglesia de Holy Cross en Atlanta y actualmente se encuentra en la Iglesia Católica de Our Lady of Mercy en Winston-Salem, North Carolina.
El Padre Salvatierra está muy involucrado con el trabajo ecuménico y el diálogo interreligioso, y ha dirigido y hablado en foros y simposios sobre estos temas y servido como representante oficial en varios consejos pontificios para la promoción de la unidad cristiana.
Este orador comenzó su testimonio explicando cómo llegó a convertirse en un sacerdote, lo que sintió cuando escuchó el llamado a servir y el cambio que dio su vida desde entonces. Luego habló sobre la familia y comentó que la obediencia trae bendiciones a la humanidad y que la desobediencia, por el contrario, trae dolor y sufrimiento. Para el Padre Salvatierra, las personas son desobedientes cuando ansían cosas materiales que no necesitan; cuando quieren tener éxito sin hacer un esfuerzo; cuando creen que su manera de pensar y vivir es la mejor; cuando van a misa, pero no escuchan a nadie, ni siquiera a Dios.
“El enemigo, apoyado por toda la parafernalia que existe allá afuera, nos dice que es aburridor ir a misa, ya que hay muchas otras cosas importantes para hacer el domingo. Él sabe que si obedecemos la palabra de Dios, no hay espacio para el temor, las mentiras y las infidelidades. Él quiere que creamos que es ridículo llorar de felicidad y sentir que Dios nos ha hecho libres de la mundanidad de hoy”, dijo. Pero, de hecho, “lo ridículo es pensar que acumulando cosas materiales podremos ser felices”, y concluyó diciendo, “difundamos un tema popular que hable de aquellos valientes héroes que hacen la diferencia al poner a Dios primero, sin vacilación, sin temor al qué dirán. Obremos según la voluntad de Dios para el bienestar de nuestras comunidades”.
La siguiente oradora, Fernanda Gómez, subió a la tarima con su esposo, Evan Lemoine (también presentador) y sus dos hijos, lo cual hizo que el tema del congreso fuera aún más poderoso. Ella ofrece orientación a los jóvenes en el campo del amor y la sexualidad. Adicionalmente, tiene estudios en teología del cuerpo y planificación familiar natural y es instructora del método “Creighton Model Fertility Care”.
Su presentación fue a cerca del amor como un proceso, como un camino hacia la perfección y hacia la madurez de ese amor. Fernanda lo comparó con el proceso de aprendizaje de un bebé.
“Cuando nacemos necesitamos que nos sostengan, luego comenzamos a gatear, más adelante damos nuestros primeros pasos, nos caemos y nos levantamos de nuevo, después caminamos, corremos y algunos incluso saltan y hacen piruetas en el aire. Pero esto es un proceso que lleva tiempo y esfuerzo para evolucionar. ¿Ustedes quisieran ser sostenidos o preferirían saltar en el aire?”. Para Gómez, cada día es una oportunidad para incrementar nuestro amor, y la única manera de lograr esa perfección es “permanecer unidos a Dios, conectados con él, porque Dios es la fuente principal del amor”.
‘Somos una comunión de amor’
Fernanda compartió experiencias personales y situaciones en las que estuvo desconectada de Dios y explicó cómo esto afectó su matrimonio.
“Si nos desconectamos de nuestra fuente de amor, la cual es Dios, el miedo entra en nuestros corazones y la confianza se convierte en vergüenza. Pero si permanecemos unidos a él, cada vez que demos un nuevo paso, cada esfuerzo que hagamos para alcanzar la perfección en el amor, el temor desaparece y la confianza continúa siendo la misma”.
Evan Lemoine tiene una maestría en humanidades de la Universidad Anáhuac y una maestría en ciencias de la familia del Pontificio Instituto Juan Pablo II en la ciudad de México. También posee estudios en teología del cuerpo, amor y responsabilidad, filosofía y pensamiento de San Juan Pablo II. Junto a su esposa Fernanda, es cofundador del Instituto Amar al Máximo, además de ser un conferencista reconocido internacionalmente en temas de teología del cuerpo, sexualidad, noviazgo y matrimonio.
Lemoine mencionó a San Juan Pablo II varias veces durante su presentación, ya que la teología del cuerpo, un análisis de la sexualidad humana, constituye la principal enseñanza de su pontificado. Él le recordó a su audiencia que el sexo es un acto desinteresado, un acto de entrega y una manera de decirle al otro, “yo te pertenezco”.
“Somos una comunión de amor. “Fuimos creados para entregarnos a otra persona con el fin de crear otro ser y estar unidos para siempre, dijo. “Estamos llamados a vivir un amor íntimo con Jesucristo, y el Sacramento del matrimonio es vital para ello”.
Su español perfecto y su extrovertida personalidad hicieron que la audiencia se riera varias veces, especialmente los hombres.
“No sientan miedo de decir que Jesucristo es el único que realmente puede hacerlos felices”, dijo, “porque Jesús quiere ser nuestro verdadero amor y debemos ansiar esa comunión con Cristo a través de la Eucaristía”.
El Obispo Zarama comparte su mensaje personal de amor
El Obispo Luis R. Zarama, quien tenía la importante tarea de concluir la Sesión en Español, llegó al salón a las 4:00 p.m. con el Santísimo Sacramento y comenzó diciendo que la procesión de la mañana era un reflejo perfecto de la comunidad hispana en nuestra Iglesia.
“¿Por qué estamos aquí hoy?, tal vez sea una tradición, tal vez sea porque tu novia o tu novio te invitó y quieres aparentar ser una persona muy religiosa”, dijo, haciendo reír a la audiencia. “Pero cualquiera sea la razón, la verdad es que cuando venimos aquí, nos sentimos a salvo, nos sentimos seguros, no nos sentimos solos”. Él destacó lo que es obvio: que la Sesión en Español crece cada año más, y que el espacio no será lo suficientemente grande para albergar a toda la gente si continúa creciendo al mismo ritmo.
El obispo invitó a la gente a seguir dos de los consejos que había compartido el Cardenal Joseph W. Tobin esa mañana con los presentes, enfatizando que nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz, ya que Jesús nos dice que debemos ser como niños para entrar en su reino. “Nunca es demasiado tarde para volver a ser niños, de esta manera podremos sorprendernos con todas las cosas maravillosas que Dios nos ofrece”, dijo el Obispo Zarama. “Y nunca es tarde para amar otra vez. El amor es lo que le da sabor a la vida”.
El obispo continuó reconociendo la cantidad de obstáculos y dificultades que existen en el mundo de hoy, pero también recordó a la audiencia que estos obstáculos no pueden quitarles la esperanza, la dignidad, la capacidad de sorprenderse con todas las cosas buenas que suceden incluso en los tiempos difíciles.
En ese momento el Obispo Zarama estaba muy emocionado y su voz se quebrada a medida que pronunciaba sus palabras.
“Ustedes me han convertido en un Guadalupano”, dijo, “en un devoto a Nuestra Señora de Guadalupe”. “Nunca sientan vergüenza de su patrimonio, de sus raíces, de sus tradiciones y cultura. Siéntanse orgullosos de sí mismos, de su herencia latina. Mantengan la frente en alto”.
El público se puso de pie y aplaudió y lloró emocionado. Luego el obispo dijo, “Hombres, levanten la mano, ¿cuándo fue la última vez que lloraron? Dios no nos pide que seamos machos sino que compartamos nuestro amor. Nunca sientan miedo de llorar, abrazar, besar o decir te amo, ya que al hacerlo se sentirán bien porque serán ustedes mismos”.
“Mujeres, amen y escuchen. Permítanle hablar a otros y escúchenlos. Actúen como lo hizo María. Guarden esas palabras en sus corazones y medítenlas. Y luego, tendrán la sabiduría para decir o hacer algo que cambie los corazones de otros”.
“Jóvenes, utilicen su personalidad rebelde para hacer cosas buenas. Siéntanse orgullosos de ser bilingües, de tener sangre hispana. Nunca olviden quiénes son ni de dónde vienen, y siéntanse cómodos al respecto. Nunca inclinen su cabeza ante nadie y no se sientan mal porque los llaman hispanos. No se sientan menos que nadie. Estén orgullosos de sus tradiciones, de su idioma, de sus familias y nunca las oculten, porque si esconden sus raíces, se esconden a ustedes mismos”.
“El amor está presente con nosotros hoy porque nos acepta tal y como somos”, dijo el obispo. “Recuerden que nunca es demasiado tarde para ser niños. Nunca es demasiado tarde para amar de nuevo… ¡Que viva la Virgen de Guadalupe!”.