El Arzobispo Gregory J. Hartmayer, OFM Conv., es el séptimo arzobispo de Atlanta. En su columna “Paz y bien”, comparte homilías y reflexiones pastorales.La amistad con Cristo es la clave de la felicidad
By ARZOBISPO GREGORY J. HARTMAYER, OFM Conv. | Published septiembre 3, 2025 | Available In English
En los últimos meses, una de las cosas que he notado en nuestro Santo Padre, el Papa León XIV, es lo bien que se relaciona con personas de todas las edades y circunstancias. Su presencia contagia de energía y entusiasmo a cada persona con la que tiene contacto, tanto cuando bendice a las parejas de recién casados en las audiencias semanales como cuando sostiene a bebés en reuniones y en el papamóvil mientras recorre la Plaza de San Pedro.
Su carácter devoto, amable y compasivo puede apreciarse especialmente con los enfermos, como pudimos observar en su reciente visita a un hospital en Roma, en la cual estuvo con un joven peregrino español que se desmayó en un festival juvenil. Visitó al joven y a su familia, y oró con ellos. Luego, estuvo con todos los pacientes de la misma sala de oncología y los bendijo. También bendijo a sus seres queridos y a médicos, enfermeras y a quienes se topó en su camino.
En su residencia de verano en Castel Gandolfo, ofreció una cena para los pobres y procedió a atenderlos, recordándoles su valor a los ojos de Dios. Tras el trágico tiroteo en la Escuela Católica Annunciation de Minneapolis, que cobró la vida de dos jóvenes estudiantes y dejó heridos a varios más, expresó su dolor y cercanía espiritual a la comunidad, y especialmente a las familias que perdieron a sus seres queridos. Tras sus audiencias semanales de los miércoles, saluda a obispos y sacerdotes, religiosas consagradas y fieles laicos, dedicando a cada persona su atención completa e indivisa.
Todos nos hemos familiarizado con los cánticos de la multitud: «¡Papa Leone! ¡Que viva el papa!» «¡Papa León! ¡Larga vida al papa!» Es hermoso y edificante presenciar cómo el Santo Padre ha madurado en el papado, y la manera amable y modesta en la que camina en los «zapatos de un pescador», como sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo.
En cada homilía y discurso, hace fervientes llamados por la paz en el mundo, especialmente en Tierra Santa y Ucrania, así como en otras partes del mundo en conflicto. El Papa León se considera un constructor de puentes o «pontifex» (antiguo título para el papa) que une a las personas con Dios y entre sí.
A finales de julio, el Santo Padre organizó un evento juvenil en el Parque Tor Vergata, un campo abierto a las afueras de Roma. Más de un millón de jóvenes de unos 146 países viajaron a la Ciudad Eterna para estar con él.
A principios de esa semana, el festival comenzó con una misa de bienvenida en la Plaza de San Pedro, celebrada por el Arzobispo Rino Fisichella. Al final de la misa, el arzobispo anunció que un «visitante especial» quería saludar a los peregrinos. Para deleite de la multitud, el Papa León apareció en el papamóvil, recorriendo la Plaza de San Pedro y la Via della Concilliazone, saludando y bendiciendo a peregrinos de todo el mundo. Mientras el Santo Padre se abría paso entre la multitud, muchos derramaron lágrimas de alegría.
Más tarde esa semana, en la primera noche del festival juvenil en Tor Vergata, el pontífice procesó entre los jóvenes con el Santísimo Sacramento, y más de un millón de personas se arrodillaron en silencio en oración y adoración ante nuestro Señor eucarístico. Al llegar en helicóptero al campo ese mismo día, un video publicado por el Vaticano mostró a un papa visiblemente conmovido observando a la multitud mientras el helicóptero sobrevolaba el campo antes de aterrizar.
Acompañado por 200 jóvenes, llevó la Cruz del Jubileo. En la Vigilia de Oración, el papa animó a la multitud: «San Agustín dice: “Ninguna amistad es auténtica si no está en Cristo…” La amistad en Cristo no es solo ayudar a otros a construir el futuro, es nuestra estrella guía. Queridos jóvenes, ámense unos a otros en Cristo. Sepan ver a Jesús en los demás. La amistad realmente puede cambiar el mundo. La amistad es un camino hacia la paz».
Durante la Misa de clausura, el Santo Padre nos invitó a «abrir de par en par nuestros corazones a Cristo, a dejarlo entrar y luego a aventurarnos con él hacia los espacios eternos del infinito». Al escuchar estas palabras, recordé lo que San Juan Pablo II había dicho muchos años atrás:
«¡No tengan miedo! ¡Abran de par en par las puertas a Cristo! ¡No se conformen con la mediocridad! ¡Remen mar adentro!». Estas palabras fueron repetidas por el Papa Benedicto XVI, de bendita memoria: «El mundo les ofrece comodidad, pero no han sido hechos para el confort. ¡Han sido hechos para la grandeza!».
Estas palabras del Papa León y sus predecesores nos recuerdan a todos que lo esencial de la vida es la amistad con Cristo. Esto es lo que nos sostiene en esta vida y es la clave de la vida eterna.
Unidos en el amor por Cristo
El domingo 7 de septiembre, el Papa León canonizará a Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, dos santos, uno del siglo XX y el otro del siglo XXI. Estos jóvenes llevaron vidas completamente diferentes, pero estaban unidos por su amor a Cristo y por su capacidad de compartir ese amor con los demás. Ambos fueron verdaderos amigos de Jesucristo que nos inspiran hasta el día de hoy.
El Beato Carlo, fallecido a los 15 años, utilizó su amor por la tecnología y el Internet para difundir la belleza de la Eucaristía y las verdades de la fe católica. Carlo sentía una profunda devoción por San Francisco de Asís, a quien consideraba un modelo espiritual, y cuyo amor por la Eucaristía y los pobres buscaba emular.
El Beato Pier Giorgio, hombre de oración y profunda caridad, era conocido por su devoción a los pobres, su amor por la naturaleza y su espíritu alegre como laico dominico. Fue reconocido por su compromiso con la oración y el estudio, su devoción al Santísimo Sacramento y su tierno amor por la Santísima Madre.
Estos nuevos santos serán una luz brillante para la generación actual y las futuras. Los beatos Carlo y Pier Giorgio nos recuerdan que la santidad es posible en todas las épocas y que la mayor aventura de la vida no se encuentra en lo que el mundo ofrece, sino en seguir a Cristo con valentía y convicción.
Durante la clausura del festival de la juventud en Roma, el Papa León dejó esta petición: «Aspiren a hacer grandes cosas, a la santidad, dondequiera que estén. No se conformen con menos. Entonces verán crecer la luz del Evangelio cada día, dentro de ustedes y a su alrededor». Sin duda, el Santo Padre pensaba en estos dos jóvenes que serán elevados a los altares como santos el 7 de septiembre.