Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Vayan y enciendan la llama en el mundo

By OBISPO JOHN N. TRAN | Published junio 3, 2024  | Available In English

Mayo es un mes lleno de celebraciones. Además de las coronaciones de María, el Día de la Madre y las primeras comuniones, muchos también festejan graduaciones de secundaria y universidad. Se estima que, en 2024, en los Estados Unidos, habrá más de 3,4 millones de graduados de escuelas secundarias públicas y privadas, y 4 millones de egresados universitarios. 

Bishop John N. Tran

A todos nuestros graduados, nuestras más sentidas felicitaciones por sus logros. La culminación de todo el tiempo, la energía, el sacrificio y el trabajo invertidos merece ser celebrada con su familia, amigos y compañeros de clase. Espero que cada uno de ustedes festeje y aprecie los recuerdos no solo de los años que pasó con sus compañeros de clase, sino que también valore y atesore el momento presente con aquellos que los han acompañado en este recorrido. Podría ser triste escuchar que ¡pronto estarán ocupados con su educación, su trabajo y su vida! 

La graduación marca el final de un capítulo en sus vidas y un nuevo comienzo lleno de esperanza y emoción por el sueño que tienen frente a ustedes, pero también podría ser un momento de incertidumbre y ansiedad. Por diversas razones, no todos los que terminaron la escuela secundaria irán a la universidad. En 2023, la tasa de inscripción universitaria de los recién graduados de la escuela secundaria fue del 61,4 por ciento. Desafortunadamente, tampoco todos los que terminaron la universidad podrán encontrar el trabajo que desean. Entre los jóvenes de 20 a 29 años que obtuvieron una licenciatura en 2023, el 70,2 por ciento fueron contratados. 

Independientemente de dónde se encuentren respecto a su próxima etapa, sus logros les enseñaron al menos estas tres cosas sobre la vida: los sacrificios son necesarios para lograr su objetivo, es necesario que otros tengan éxito y Dios les otorgó ciertos talentos.  

El diploma que recibieron refleja el tiempo invertido, desde los desvelos o el tiempo con amigos y familiares hasta el dedicado al ejercicio y sus pasatiempos. Algunos tomaron clases en el verano; otros tuvieron que trabajar durante las vacaciones y el año escolar para pagar los gastos. Su logro vale los sacrificios. 

Su graduación ha sido posible debido a la ayuda de Dios y de sus padres, hermanos, amigos, compañeros de clase, profesores, benefactores y el personal de estas instituciones. Por eso, me uno a ustedes para agradecer a todos aquellos que hicieron posible su educación. De diversas maneras, ellos también han hecho los sacrificios necesarios para que ustedes logren su objetivo. De hecho, ellos son bendiciones para ustedes. Como alguien dijo una vez: “Un corazón agradecido es una expresión de humildad”. Graduarse o cualquier logro en la vida no se puede alcanzar sin el apoyo de otros.  

Su logro les recuerda que Dios les ha dado talentos. En los años venideros, continúen mejorando los dones que él les ha confiado, no sólo para su bien sino también para el de los demás.; y más importante aún, para mayor gloria y honra de Dios. Al hacerlo, su vida estará completamente realizada, independientemente de lo que hagan. 

Graduados, ¡enhorabuena! Mis oraciones por cada uno de ustedes son para que utilicen los talentos que Dios les ha dado y encarnen la fe, la esperanza y el amor para que, como dijo San Ignacio de Loyola, puedan ir y encender la llama de Dios en el mundo.